El nuevo libro de Michel Houellebecq ha desatado la polémica sobre su contenido, en particular por su escenario-presagio de la toma del poder por un partido islámico en Francia, que algunos interpretan como un capote intelectual a la extrema derecha del Frente Nacional, primer partido en los sondeos.
"Soumission" (Sumisión) no estará en las librerías hasta el próximo miércoles, pero el pirateo por internet de alguno de los ejemplares que han salido de las imprentas de la editorial Flammarion -que ya ha advertido que perseguirá a los responsables- ha adelantado un debate al que hoy se suma "Libération".
El diario de izquierdas dedica siete páginas, incluida la portada, a "Soumission", al que considera como un "panfleto político tanto como una obra literaria", y del que no escatima alabanzas por su calidad, que contribuyen a su capacidad sugestiva.
Precisamente, por la conjunción del alto nivel literario y de las evocaciones de la trama de la novela en el actual escenario político francés, el director de "Libération", Laurent Joffrin, predice que el nuevo Houellebecq va a pesar en el debate público porque "respalda las ideas del Frente Nacional" o de polemistas de su órbita, como Eric Zemmour, omnipresente en los medios.
"En resumen -dice Joffrin- permite calentar el asiento a Marine Le Pen (presidenta del FN) en el café de Flore", que fue durante décadas el punto de encuentro de los intelectuales parisinos.
Es decir, que para el director del periódico, la fábula del que es tal vez el más iconoclasta de los escritores franceses contemporáneos da una dimensión intelectual a las ideas de Le Pen sobre la amenaza que supone para Francia la supuesta creciente influencia de la inmigración árabe-musulmana.
Los que han leído "Soumission" se refieren a una trama ambientada en la Francia de 2022, en la que el protagonista es François, un profesor de la universidad de la Sorbona, especialista en el escritor decadente del siglo XIX Joris Karl Huysmans, soltero, alcohólico y nostálgico de las mujeres sumisas a la antigua.
El contexto político presenta en una situación de todavía mayor debilidad que la actual a los que han sido los dos grandes partidos de gobierno del país: el socialista (PS), del actual presidente, François Hollande, y el conservador UMP del anterior jefe del Estado, Nicolas Sarkozy.
Ante esa fragilidad propia y ante el riesgo de que el FN -primera formación de Francia- se haga con el poder, el PS y la UMP deciden -en nombre de la defensa de la construcción europea- apoyar al que es el segundo partido del país, la Fraternidad Musulmana, cuyo líder, Mohamed Ben Abbes, se convierte gracias a ellos en presidente de la República.
Ben Abbes y la Fraternidad Musulmana, que quieren una Europa cuyo centro sea el Mediterráneo, privilegian su proyecto educativo, con una privatización que pone la religión en el centro de la formación, pero también la salida de las mujeres del mundo del trabajo y del espacio público, y su consagración únicamente a labores domésticas y familiares.
François renuncia a la propuesta que le hace Myriam, una antigua pareja -judía- que le sugiere que haga como ella y se vaya de la nueva realidad francesa a Israel, y en su lugar se convierte al Islam, lo que entre otras cosas le permite -aparte de tener solucionado su futuro económico- disponer de varias mujeres sumisas.
El filósofo Alain Finkielkraut, conocido por sus alertas sobre cómo la creciente presencia del Islam en el espacio público mina el laicismo en Francia y cómo una parte de la izquierda ha derivado en la islamofilia al calor del conflicto entre árabes e israelíes, ha sido uno de los primeros defensores de Houellebecq y de su novela.
En una entrevista publicada por "Le Journal du Dimanche", Finkelkraut estima que la historia sobre una Francia del futuro que cuenta el escritor, aunque "no es seguro" que se realice, "es plausible".
"No por ser extremadamente grotesco -subraya el filósofo judío- hay que dejar de tomar lo que escribe como dinero contante y sonante. En 'Soumission' ve aliarse a los llamados partidos 'republicanos' para afrontar a la extrema derecha. E imagina que esta islamización suave se hará a costa de los judíos (franceses) que, como su heroína Myriam, irán a buscar su salvación a la inseguridad de Israel".
Para Finkelkraut, la fuerza de Houellebecq es que "la literatura es un instrumento de conocimiento" y que como un extranjero, consigue no tanto revelar lo absurdo del mundo, como lo hacía Albert Camus, sino "la significación olvidada por los que están sumergidos".
A su juicio, no es un conservador porque no mira el pasado con nostalgia, pero tampoco la izquierda puede apropiarse de su obra porque "no se deja intimidar por lo políticamente correcto" y "su partido es el neutro".