El padre Francisco Javier Domínguez la ha entrevistado para el portal católico Adelante la Fe, donde comienza preguntándole sobre el estado actual de su alma. "Mi alma ha estado pasando por varias etapas (yo diría que muchas), desde ese 9 de mayo de 2000, día que escogió el Señor para irrumpir en mi vida de una forma tan fuerte", recuerda María: "Durante años mi corazón era puro fuego de amor hacia Él… Pero las cruces inmensas que a veces acompañan a un converso, los palos, los tropiezos, me han llevado a veces a sentir que el Señor se había alejado de mí… Son altos y bajos en el camino".
"Pero gracias a su amor y al imponente impacto que recibo en cada Adoración", añade, "la fe vuelve, me revuelca de nuevo… Y comienza de nuevo el camino. Seguir a Cristo no es fácil, pero si se intenta con mucha humildad, se nota una pronta respuesta por su parte".
Una respuesta que viene a través de la Madre de Dios, a quien consagra su libro: "Ella es quien me ha venido a rescatar de los momentos fríos, de dudas, de miedo… Ella es, a día de hoy, mi Madre . En todos los sentidos, en mi alma y en mi corazón, así la siento. Es mi Madre con mayúsculas. Lo es".
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Vallejo-Nágera explica que es una madre de familia y una esposa "normal, como todo el mundo", pero que tiene "un don, que es el de escribir": "Me gusta plasmar en papel todo lo que siento, lo que vivo, lo que experimento… Y resulta que el tema que más me tiene fascinada, el que más amo, el que más me enternece, es Jesús el Nazareno. Me parece que estoy un poco enamorada de nuestro Dios… Así que escribo sobre Él. Pero nunca olvido que quien me llevó hasta Él fue su Madre. La palpo, la siento en la oración del Rosario"…
Cuando el padre Domínguez le pregunta cuál de sus libros es su preferido, la autora de De María a María lo tiene claro: "Sin duda éste último es el que más me ha rodeado de paz, de amor… Ha sido durísimo escribirlo (dudas, enfermedades en el proceso, miedos, burlas…), pero es que no podía dejar de escribir… La presencia de mi Madre María Santísima estaba muy palpable en el proceso. Oraba antes de escribir cada capítulo, y simplemente… salían bajo la presión de mi tintero. Yo no me preparo nunca un guión, un esqueleto a la hora de escribir un libro. Simplemente oro… Entonces las cosas salen".
"Llevaba un amor tan grande hacia nuestra Madre del cielo dentro, que por algún lugar tenía que explotar. Y esa explosión comenzó hace justo un año y medio. Me puse delante del ordenador, recé… Y entonces mil ideas, mil anécdotas, mil recuerdos, me invadieron de golpe… Aquello era un huracán de sentimientos… Y los plasmé en un nuevo libro que hoy ya es realidad", añade.
Sobre el Rosario, María Vallejo-Nágera tiene un consejo para todos: "Que confíen en Ella. La Madre de Dios ama esa oración. Si una madre a la que amamos con toda el alma nos pide que le hagamos un recado (por ejemplo hacer una tarea), ¿acaso no debemos hacerlo si sabemos que eso le agrada mucho? Yo comencé rezando el rosario con gran tedio. No lo entendía, me aburría… Pero perseveré. Entonces, cuando llegaron los problemas a mi vida (que han sido inmensos en muchas ocasiones), me di cuenta que era precisamente la oración diaria del Santo Rosario lo que calmaba mi corazón… El poder del Rosario es sobrenatural… No hay palabras humanas capaces de explicarlo".
El descubrimiento de su fe en todos estos años le ha servido para descubrir otras muchas cosas, entre las cuales "que lo único que importa en esta vida es salvar nuestra alma... la vida es cortísima y que sólo debemos pensar en que algún día podremos estar en el cielo, para siempre, junto a Dios, un Dios que nos creó precisamente para vivir llenos de amor junto a Él".
Por eso ella reza el Rosario con una petición constante: sacar almas del purgatorio. E insta a hacer lo mismo: "Ellas agradecen infinitamente cada oración por ellas, ya que ellas, por sí mismas, no puede liberarse. Por eso es tan importante que recéis por ellas”.
Y también aconseja tener un director espiritual: "Hay que orar mucho para encontrar al director espiritual adecuado. No todos los sacerdotes son capaces de entender a cada alma. Somos cada uno un mundo, y en muchos casos encontrar a un buen director es una verdadera dificultad. Pero hay que luchar por encontrarlo".
"¿Qué es para ti la adoración al Santísimo y qué ha supuesto en tu vida?", le pregunta el padre Javier: "Todo. La Adoración para mí es simplemente todo. Es estar cara a cara con Jesucristo. No le puedo ver (sólo tengo delante de los ojos materiales un trozo de pan), pero mi alma sabe, misteriosamente, que ese trozo de pan es todo un Dios. Así que frente a una custodia, yo sé que estoy, cara a cara, con Cristo. Es rozar el cielo. Es saber que me mira, me observa, me ama… Es mi trozo de cielo en la tierra".
"La vida es preciosa, pero es dura… Pincha y muchas veces hiere… Pero hay un final: y ese final debe ser la eternidad junto a Dios", concluye María: "Vivir puede llegar a ser tarea muy ardua, pero si se vive con Cristo, la montaña se hace colina. Sólo hay que tener los ojos fijos en Él y todo se hace llevadero. Y al final… Bueno, al final, sólo estará Él".