en la Universidad Católica Eichstaett-Ingolstadt (Alemania)de Antoñanzas, discípula del padre carmelita Tomás Álvarez, es autora de diversos libros sobre Santa Teresa de Ávila. Esta especialista señaló algunas similitudes entre el escritor de Praga Franz Kafka y la santa de Ávila, en el Simposio Internacional sobre "Las Moradas: Santa Teresa de Jesús, maestra del camino interior" (programa en www.ku.de/teresa) organizado en la Universidad Católica Eichstaett-Ingolstadt (Alemania). [La ponencia puede leerse aquí en un documento Word].

Ambos escritores hablan de "un Castillo", de unas estructuras con espacios y estancias,  reflejando su búsqueda interna, pero si Teresa enseña a navegar por esas estancias, Kafka desespera y refleja su desubicación.

ReL ha querido saber más sobre las semejanzas y diferencias entre estas dos figuras literarias y ha preguntado a la autora. 

-Ambos personajes se vuelcan en la escritura, aunque con muy distintas intenciones. Kafka es un escritor profesional de principios del siglo XX, de la literatura contemporánea. Es un original novelista, y si bien va a ser un escritor de éxito, no lo es para el gran público sino para intelectuales, dado el doloroso mensaje que transmite su escritura.

»Teresa es una “escritora de raza”. Escribe por impulso interior. Necesita comunicar el estado de su alma y su experiencia de Dios. Con su pluma de mujer del siglo XVI escribe sus experiencias sin intención de publicarlas. Habla con la pluma para su entorno más íntimo y cercano.

- Teresa escribió numerosísimas cartas, normalmente durante la noche. Las alternaba con su vida de caminante y sus trabajos conventuales, y todo ello con poca salud. Sus cartas son el exponente de sus dotes de comunicación. Sin simbolismos, con su alma en la pluma y con muy distintos asuntos e interlocutores. Usará los temas “cifrados” y los “apodos” cuando su Orden peligre en el espionaje hacia sus misivas. Las cartas representan su rica personalidad y sus dotes extraordinarias de comunicación.

-A Teresa nunca le influyó la idea de ser descendiente de judíos, ni habló de ello. Sus padres y sus tíos se trasladaron a Avila y casaron con damas “de sangre vieja”. Educaron a sus hijos en profunda piedad cristiana. En su formación hacia la mística influyeron la Biblia y los autores cristianos.


- De San Agustín, Teresa leyó Las Confesiones, aunque es posible que hojeara la Ciudad de Dios, pero no habla de ello. Sus símbolos son producto de su propia experiencia.

- Sí, hay estudios comparativos pero yo no los conozco. En el Diccionario Grande de Santa Teresa hay dos buenos estudios, uno sobre los símbolos y otro sobre la tipología bíblica.

-Para un joven de hoy, el pensamiento de Kafka es racionalista y se organiza en torno a su necesidad de buscar a Dios, pero a un Dios lejano. Kafka le busca con angustia, pero su alma no llegó nunca a encontrar el camino hacia él, ya que no tenía religión ni vía directa para encontrarse con El. Vive encerrado en sí mismo.

»En cambio, Teresa se abre a los demás mostrándonos su alma llena de la presencia plena de Dios en las tres personas de la Santísima Trinidad. Necesita compartir este don con nosotros y mostrarnos el camino directo que conduce a Dios. Siempre vivirá abierta a los demás.


- La razón del interés que despierta Kafka, en las mayorías por su fama y en las minorías, es su profunda inserción en el tiempo y el carácter de revelación en cierto modo profético de su doloroso mensaje del estado de las cosas en el interior de la vida y la cultura europea del siglo XX.

»Hoy en día, en pleno V Centenario del nacimiento de Teresa, su persona está más cerca de nosotros que nunca, y su mensaje se lee con más interés y por eso mismo llega a calar en el corazón de los que se acerquen a ella.



En el congreso sobre "Las Moradas" en la Universidad Católica Eichstaett-Ingolstadt (Alemania) del pasado septiembre

- No me parece que Kafka, todo un hijo de su tiempo, irremediablemente racionalista y que se complacía dolorosamente en el desierto que lo rodeaba y en el que llevaba dentro, sea un ejemplo para los jóvenes de hoy. Ellos necesitan encontrar un ideal de vida y no sentirse víctimas, como Kafka, de su encierro destructivo personal.

-Todos los que buscan su mensaje o los que simplemente disfrutan de la trascendencia de su inspiración y también los que la leen como recreo de buena literatura, como Azorín, Victor de la Concha, etc..

-Vale la pena aunque fuera tan solo por este comentario que hizo: “Soy un camino entre la nada y Dios y, por ese camino que soy, avanzo retrocediendo”. Un cristiano puede hallar en Kafka al hombre víctima encarcelado y deshumanizado en una sociedad vaciada de sentido, de vida fraterna y de esperanza. Por contraste, para un cristiano la base de su fe es la Esperanza.