La Monja, la última película de terror de Warner en la serie que empezó con Expediente Warren en 2013, ha resultado un negocio redondo: costó 22 millones de dólares, y 10 días después de su estreno el 7 de septiembre ya acumulaba 231 millones de recaudación, el 37% en EEUU.
Como sus predecesoras, La Monja da mucho miedo. Y como sus predecesoras presenta a los personajes católicos como luchadores firmes y sinceros contra el mal. Sin embargo, si las películas anteriores se basaban algo en casos y personajes reales (el matrimonio Warren, unos demonólogos católicos que existen de verdad), en este caso la historia es pura ficción. Una religiosa (la Hermana Irene, interpretada por Taissa Farmiga) y un sacerdote (el padre Burke, interpretado por Demian Bichir) acuden a un convento católico de Transilvania donde se ha suicidado una hermana. Detrás hay un demonio que ha poseído a una monja.
Farmiga, Bichir y el director de la película, Corin Hardy, hablaron de los elementos espirituales del film en Ciudad de México con periodistas religiosos, entre ellos Roxane B.Salonen, que explica el diálogo en su blog en CatholicMom.com.
La actriz Taissa Farmiga (Hermana Irene) y el director Corin Hardy, con su libro de bocetos
Sin consultor eclesial, faltó documentación
Todo el equipo admite que la película se preparó y rodó muy deprisa, que los cineastas y actores fueron enseguida enviados a rodar a Transilvania, en Rumanía, y que no hubo tiempo para mucha documentación. Por ejemplo, la película no tiene ningún consultor en temas clericales o espirituales.
El director, Corin Hardy, explica, eso sí, que hicieron llamar a un sacerdote rumano al empezar el rodaje en Transilvania. "Cubrió el lugar de agua bendita, lo que parece que funcionó bien", dice. Explica además que, como en las otras películas de la serie (que él no rodó, aunque las estudió para documentarse) "intentamos ser tan respetuosos como pudimos".
Hardy explica que más allá del terror "las historias que cuento tienen esperanza. Se ponen oscuras, pero puedes encontrar un camino a través de ellas y sales con la sensación de que puedes superar esa oscuridad". Al final, explica el director, es una película "positiva" que trata de la lucha entre el bien y el mal. Eso sí, el espectador ha de mentalizarse para muchos sustos, escenas desagradables y ataques al estómago.
El diálogo con la prensa religiosa en México (en el antiguo Convento Desierto de los Leones)
Inspirándose en Audrey Hepburn
La actriz Taissa Farmiga admitió que no pudo tratarse con ninguna monja real para preparar su papel de Hermana Irene. Lo que hizo fue leer documentos y testimonios por Internet, y estudiar cómo se preparó Audrey Hepburn en Historia de una monja, un película de 1959 (muy larga: 150 minutos). Lo que aprendió la actriz es que "tienes que estar siempre vigilándote", "esforzarte por ser tan perfecta como puedas", "caminar con humildad, ir cerca de las paredes", "cerrar puertas silenciosamente, evitar conversaciones inútiles..."
“Lo encontré fascinante, me di cuenta de la dedicación y fuerza emocional que requiere reconocer activamente tus fallos como ser humano y tratar de corregirte", explicó la actriz. No mencionó que todo eso se relacione con un trato amoroso cotidiano entre la religiosa y Dios.
Demian Bichir interpreta al atormentado padre Burke... el actor recuerda la fe católica de su abuela y dice que él rezó cada noche durante el rodaje
Servir a Dios, como un soldado
Bichir, para interpretar al sacerdote, pensó más bien en "cuando te haces soldado, sea de un ejército o de Dios, sabes que el sacrificio último será tu vida". Así, los personajes han de ser generosos para ser fuertes contra el mal. "Una vez se va tu miedo a perder la vida por un bien mayor, te haces fuerte, más poderoso, casi invencible. Y entonces puedes luchar contra cualquier demonio".
Bichir (que dice que no es muy fan del género de terror) cree que la película puede ayudarnos a recordar que la fe es importante, y que "si recuperamos eso, podemos levantarnos y enfrentar los demonios", refiriéndose a los retos de la vida. En la película el padre Burke ha de superar sus demonios internos antes de enfrentarse al demonio externo. "La hermana Irene teme al futuro y el padre Burke teme al pasado", dijo.
El director Corin Hardy confesó que otro gran tema de la película es la exploración de la muerte. Durante el rodaje de una película anterior murió la pareja de su hermana y eso le hizo preguntarse por la muerte y su significado. Todavía está explorando ese tema, dice. “Hay una fascinación", admite.
El pase de prensa para los periodistas religiosos en México
El actor rezaba cada noche
De los entrevistados, el que parece tener una fe algo más vertebrada es el actor, Bichir. Declaró que cree en curaciones inexplicables para la ciencia. También que durante el rodaje recordó el tiempo que su abuela le dedicó en sus "primeros encuentros con la religión; ella me enseñó a rezar". Confiesa que rezó cada noche durante el rodaje de la película. "Me sorprendió que recordaba todas las oraciones, incluso recordé algunas cosas en latín", explica.
A instancias del director, el actor explica que una vez tuvo un extraño sueño: soñó que el Papa Juan Pablo II y él luchaban contra el demonio, que hablaban de cómo combatirle, que se tomaban descansos, "como asaltos" y que el demonio le insultaba y amenazaba pero él no tenía miedo.
¿Por qué la gente ve películas de terror?
La religiosa y crítica de cine Rose Pacatte planteó a los cineastas la explicación del director Wes Craven ("Pesadilla en Elm Street" "Scream") de por qué la gente va a las películas de terror: "Ya están asustados y quieren comprobar que hay un inicio, una mitad y un final, quieren saber que pueden controlar el resultado".
La actriz, Taissa Farmiga, respondió que ella siente al menos la atracción de la idea del bien contra el mal, que surge de la necesidad de encontrar esperanza. "Pienso, o al menos espero, que la mayoría del mundo es bueno y que podemos vencer a lo negativo, al mal en el mundo". "Al final, el bien aún se hace presente y es algo que todos podemos elegir juntos".
Por su parte, la periodista, Roxane Salonen, comenta, habiendo visto la película, que se notan algunos fallos de cultura católica o eclesial, como, por ejemplo, que una novicia enseguida reciba sus votos finales, aunque los disculpa como licencias narrativas. Recomienda a las personas que hayan sufrido el suicidio de algún ser querido que no vayan a ver la película, porque puede reabrir heridas.
Finalmente, concluye la periodista católica, "yo encontré el final espiritualmente satisfactorio, pero los espectadores necesitarán prepararse para las imágenes perturbadoras y las escenas de posesión antes de llegar a eso".