«¿Democracia sin religión?»: un GPS para cristianos en Occidente, cada vez más acosados e insultados

Quizá a los cristianos occidentales no nos maten con linchamientos o bombas –aunque en la España de 2013 y 2014 se han colocado artefactos explosivos en La Almudena y El Pilar- pero vamos a ser cada vez más acosados con denuncias en los tribunales, insultos en los medios de comunicación, blasfemias en el arte y la ficción y discriminaciones en el trabajo y el mundo político y administrativo.

Para saber por qué nos acosan y nos acosarán más aún, cómo lo harán y pensar cómo reaccionar, Stella Maris publica ¿Democracia sin religión? una recopilación de 15 autores de 7 países occidentales que han estudiado las técnicas de la cristianofobia actual que ejercen grupos -ya detentadores del poder- de ideología relativista e ideología de género y que usan como arma principal lo “políticamente correcto”…

Su strategia consiste en decretar un “muro de Berlín” o “cuarentena” sobre esa “infección” que es el cristianismo, como señala David Quinn, uno de los autores. 

Diez autores nos llegan traducidos de una edición europea previa de esta obra; otros cinco son españoles que concretan la tendencia en la España, un país post-Zapatero que mantiene leyes zapateriles, subvenciona lobbies zapateriles y genera cultura zapateril, tanto con gobiernos del PSOE como del PP, de CiU, del PNV o Coalición Canaria.

Los enemigos occidentales del cristianismo no buscan ninguna coexistencia pacífica: necesitan eliminar a la Iglesia Católica, los valores bíblicos y el cristianismo ortodoxo.



El filósofo Francisco J. Contreras explica por qué no aceptarán un armisticio ni coexistencia acudiendo a Sabiduría 2, 1115: “El justo nos molesta, es un reproche contra nosotros, su sola presencia nos resulta insoportable, nos echa en cara las transgresiones de la Ley”.

Hay unos nuevos mandamientos que no está claro quién eligió ni con qué autoridad, pero aquellos que los cuestionen serán castigados. Son “vive y deja vivir, no juzgues mis actos”, con su variante 68 (“en mi entrepierna mando yo”, resume Contreras).

El caso es que esta forma de vivir lleva al desastre, y los mismos relativistas, hedonistas y jerarcas de género lo saben o intuyen. Como en la vieja Unión Soviética, el “chiringuito” tiende a hundirse “por sus propias contradicciones internas” (con innumerables vidas dañadas o destruidas como consecuencia colateral) pero la élite de género y sus aparatchiks (como antaño la comunista) no pueden permitir que esto se diga o cuestione: silenciar al disidente es necesario para alargar la vida del “chiringuito”.

No se puede permitir a nadie decir que el Traje Nuevo del Emperador no existe, así que el acoso contra los cristianos y sus aliados ha de pasar por el silenciamiento y limitar la libertad de expresión, de iniciativa, de organización…

La dictadura del relativismo usa las mismas fases de la del proletariado, pero con más sexo, algo más de pan y bastante más circo y más barato.



Unos cristianófobos aúllan y hacen gestos groseros
contra unas jóvenes peregrinas de la JMJ Madrid 2011

Precisamente porque la élite anticristiana busca silenciarnos, la resistencia cristiana y la de los que comparten los valores cristianos ha de consistir en no callar, no dejarse silenciar.

Los matones se crecen cuando nos ven asustados, pero buscan otra víctima cuando encuentran resistencia.

En el caso del lobby de género, transido de narcisismo, abunda la mentalidad “pasiva-agresiva”: victimismo gimoteante para pedir privilegios, y luego una agresividad insólita y radical, desproporcionada…

Es lícito acosar a los cristianos -creen- en nombre de la “antidiscriminación”, porque los cristianos son “discriminadores”, gravísimo pecado: todo vale contra ellos.

Mayor Oreja, el político del PP que asistió a una reacción furibunda y barriobajera de los eurodiputados abortistas cuando les pusieron la iniciativa provida One of Us con 1,7 millones de firmas sobre la mesa, lo comenta así en el libro: “Quien parezca tener fundamentos, será acusado de fundamentalismo”.

Los autores son diversos en su nacionalidad y visión de las cosas. Por ejemplo, ¿qué estrategia deben seguir los cristianos? ¿Las leyes deben ser muy estrictas en defensa del “derecho al honor” y la “protección de los sentimientos religiosos”? Pero eso tendería a limitar la libertad de expresión… y una batería de leyes que limiten la libertad de expresión se usaría para silenciar a los cristianos y su denuncia profética, su argumentación, su misma participación.

Unos autores prefieren más libertad de expresión, al precio de menos protección contra la blasfemia. Otros prefieren recortar la libertad de expresión: como recuerda el historiador Paul Johnson en “Historia de los Judíos”, el antisemitismo feroz y el crecimiento de los nazis en la Alemania de Weimar fue posible por su legislación de prensa sin límites.

Y el historiador Vicente Cárcel Ortí recuerda en sus libros que la matanza de curas en la España de los años 30 fue precedida por docenas revistas, boletines y periódicos que durante años pidieron matar curas. Antes de matar a judíos o curas o burgueses, la prensa ha de calentar el ambiente y deshumanizarlos presentándolos como “ virus” o “cucarachas” o “parásitos”.

Pero los 15 autores coinciden en que los cristianos –cada uno de ellos- necesitan prepararse y organizarse, dedicando tiempo, dinero, recursos, esfuerzo formativo, para evitar un mayor acoso que cada vez causará más víctimas colaterales (los niños, los enfermos y los pobres serán los primeros y más dañados, por supuesto).

Se trata de un libro imprescindible para la toma de conciencia. Se recomienda leer el libro por capítulos (cada uno dura menos de media hora), empezando por aquellos que atraigan más al lector con su título.

La primera defensa del cristiano, se concluye, es no dejar que “lo políticamente correcto” le silencie: generar respuestas y presencia y testimonio sincero y con coraje es la respuesta.

Los autores de “¿Democracia sin religión?” son Jaime Mayor Oreja, Rocco Buttiglione, Francisco J. Contreras, arzobispo Charles Chaput, Gudrun Kugler (del Observatorio de Discriminación Contra los Cristianos), Ignacio Sánchez Cámara, Michael Prüler, Joseph Weiler, Jakob Cornides, Marguerite Peeters, Francisca Pérez Madrid y Javier Borrego Borrego, entre otros.