Este lunes 7 de abril murió con 87 años el escultor barcelonés Josep Maria Subirachs, autor de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia, después de muchos años sufriendo una enfermedad neurodegenerativa.

En 1986 se trasladó a vivir en el recinto del templo, aceptando el encargo sólo cuando le dijeron que no tenía que seguir al pie de la letra las indicaciones del arquitecto, el siervo de Dios Antonio Gaudí, fallecido 60 años antes en un accidente. Subirachs trabajaría allí hasta 2005.

Subirachs estaba cautivado por la fuerza del tema de la Pasión, "los últimos días de un hombre que cambió el curso de la historia", decía.



Se criticó su libertad frente a algunas instrucciones que Gaudí había dejado, pero él decía que "imitarlo es ensuciar su obra y sería perjudicial para todos".

Gaudí había pedido que la fachada de la Pasión reflejase la desolación, el horror… debe "llegar a dar miedo", su efecto debe ser "tétrico".

Arquitectónicamente Gaudí pensaba en una estructura esquelética y anatómica de la fachada.



Algo de eso mantuvo Subirachs, pero incorporando los lenguajes abstractos posteriores al arquitecto. No quiso reflejar en esa fachada grupos que Gaudí pedía, como la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén o la crucifixión de los dos ladrones, buscando simplificar.

Homenajeó las chimeneas gaudinianas de La Pedrera en los cascos de los verdugos romanos. Como ya no podía usar piedra arenisca de las canteras cerradas de Montjuic, la original, buscó otra, lo más similar posible, en Lérida.



El cardenal Carles, que falleció hace pocos meses, como arzobispo de Barcelona de 1990 a 2004 fue el gran reimpulsor de las obras en la Sagrada Familia. El 6 de noviembre de 2010, en vísperas de la llegada de Benedicto XVI a Barcelona para dedicar el templo al culto, publicó un artículo en un especial de La Razón titulado "Gaudí, arte y santidad". Allí explicaba un momento muy especial y simbólico con el escultor Subirachs.

"Gaudí había afirmado que esta fachada no había de parecerse a la del Nacimiento, pues había de ser «una fachada dura». Lo es. Emociona la grandeza de la misma y la grandeza que transpira de la Pasión del Señor. El óptimo escultor, autor de ella, me hizo notar un día qué había hallado en la roca que tallaron para la impresionante flagelación, que está en primera línea y delante del resto de la obra. En la parte de la base no ocultada por la estatua del Señor, me enseñó un gran fósil, que forma unas hojas de palma. Acariciándolo con su mano, dijo: «Palmas. Símbolo del martirio». Me impresionó. Y me pregunté: «¿Casualidad o providencia?». Porque mi deporte favorito (montañismo y escalada) me condujo a descubrir bastantes fósiles. Y es sabido que es más fácil encontrar fósiles animales que de vegetales."



Subirachs trabajó 20 años en la Sagrada Familia, hasta que en 2005 lo dio por finalizado. Había esculpido más de 100 figuras en piedra y realizado cuatro puertas de bronce, ya simbólicas del templo, las que Benedicto XVI empujó, con las palabras inmortales del Evangelio de la Pasión esculpidas en muchos idiomas y alfabetos.