El Hollywood Reporter afirmó poco después que la audiencia nunca se había confirmado.
Ni que decir tiene que el encuentro habría dado un impulso marquetiniano mayor al filme.
El encuentro había sido acordado entre Paramount -productora de la película- y la institución eclesiástica para las 8.30, según se informó. En él iban a participar también el director de la cinta, Darren Aronofsky, y el vicepresidente de la compañía Rob Moore, que venían de Madrid de la premiére de la película en España.
La cita hubiera servido para conseguir una especie de «visto bueno» papal para Noé, una película controvertida en lo religioso, con una interpretación de las escrituras bíblicas un tanto abierta, aunque siempre respetuosa con la figura de Dios y de los creyentes. (Lea aquí: Noé, 5 elementos positivos y otros 5 que no gustarán tanto).
Algunos grupos cristianos protestantes han criticado aspectos de esta interpretación de la historia bíblica. Y varios países musulmanes del Golfo Pérsico han prohibido la exhibición de la película por representar a uno de los profetas del Corán, algo que el Islam prohíbe.
Quizá es el riesgo de conflicto en algún país musulmán, más que la heterodoxia doctrinal de la película, lo que ha llevado a la Santa Sede a mantener las distancias con el film de Darronofsky, un judío cultural.