Para explicar el Protocolo de esta participación en la mañana del 27 de febrero ha sido presentado a los periodistas en la Sala de Prensa del Vaticano de manos del cardenal Gianfranco Ravasi, Comisario General de la Santa Sede para la Expo de Milán de 2015, y Giuseppe Sala, Comisario Delegado Único del Gobierno italiano para dicho evento.
Ambos han sido los encargados de firmar el Protocolo esa misma mañana en la Sala Regia del Palacio Apostólico Vaticano.
En la Exposición Universal, que se abrirá el 1 de mayo de 2015 y concluirá el 31 de octubre, participarán 140 países con sus respectivos pabellones.
El tema del Pabellón de la Santa Sede será: “Not by bread alone - No sólo de pan” cuyo objetivo es “evidenciar sobre todo la dimensión interior, religiosa y cultural que no sólo atañe a la persona, sino también a sus relaciones en todos los niveles”.
El purpurado ha destacado durante el briefing informativo de esta mañana que "la nutrición interior es tan necesaria como aquella que responde a las necesidades más inmediatas”.
Desde el valor universal de compartir y de la solidaridad, hasta la protección de los recursos de la Tierra que no se deben desperdiciar o saquear, el Pabellón de la Santa Sede promoverá una profunda reflexión sobre el concepto de “alimento”, analizada en 4 ámbitos.
Sobre la protección de la creación, con todos sus recursos, un don concedido por el Creador para toda la humanidad, un bien que no debe ser desperdiciado ni destruido.
Basado en el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes como imagen-guía de este marco, que hace hincapié en el valor universal de compartir y en la solidaridad, expresada en el ámbito cristiano por muchas instituciones que han utilizado este mandamiento del amor fraterno;
La importancia del campo educacional para la formación de las nuevas generaciones en una cultura de relación humana centrada en lo esencial y no en un despilfarro consumista (de las cosas como de las personas).
Aborda la dimensión específicamente religiosa y cristiana de la Eucaristía, la mesa de la Palabra y el Pan de la Vida, “fuente y cumbre” de toda la existencia cristiana.