La historia de Lourdes no es un relato piadoso, ni un ejercicio devoto. El periodista italiano Vittorio Messori se ha adentrado en las raíces documentales de las apariciones, en su libro Bernadette no nos engañó (editado en LibrosLibres, con traducción de Mar Velasco). «Si Lourdes es verdad, toda nuestra fe es verdad», afirma.
-En su libro dice que «Lourdes no es Blancanieves», que no es una mera devoción piadosa.
-Aun siendo un devoto de Lourdes, mi profesión de historiador me ha llevado a hacer un estudio histórico. He examinado todos los documentos sobre Lourdes, para responder a todas las objeciones que se han hecho a estas apariciones: que si todo lo organizaron los padres, o los curas, que si Bernadette era una niña fantasiosa que quería salir del anonimato y de la pobreza, que si todo fue un engaño del diablo... Mi libro es un estudio histórico que responde a estas objeciones, y he llegado a la conclusión de que Bernadette no nos ha engañado, ni se ha engañado a sí misma. Llego a la conclusión de que Lourdes es verdad.
-Como historiador, hace una afirmación sorprendente: que en cada giro difícil y dramático de la Historia, la Virgen aparece para despertar y consolar a los creyentes.
-En otro de mis libros, he elaborado un calendario mariano de las apariciones reconocidas por la Iglesia, y muestro que María hace la labor de una madre: cuando la fe de sus hijos está en peligro, María aparece para confortarlos y consolarlos. Aparece en Fátima, en 1917, en la Primera Guerra Mundial; también en enero de 1933, en Banneux, los días en los que Hitler asciende al poder en Alemania. La Virgen aparece como una madre que quiere dar seguridad a sus hijos. La principal preocupación de mis libros es la búsqueda de la verdad. Con este trabajo, llego a la síntesis de que Si Lourdes es verdad, todo es verdad, en el sentido de que, si la Historia nos puede documentar que lo de Bernadette no es un engaño, entonces existe la consecuencia lógica de que Dios existe, que Dios ha entrado en la Historia con Jesucristo; y que este Dios es, por decirlo de alguna manera, un Dios católico: con la confirmación de un dogma papal pronunciado cuatro años antes, y su petición a los sacerdotes de construir una capilla para ir en procesión, María remite a la Iglesia, a la jerarquía; además, en todas las apariciones lleva en la mano un rosario. Si, en base a la Historia, se puede decir que Lourdes es verdad, entonces es también verdad todo lo que cree el pueblo católico.
-Hay un elemento sorprendente en Lourdes: la Virgen se muestra sonriendo, incluso riendo junto a Bernadette.
-En otras apariciones reconocidas, la Virgen llora, o se muestra seria, o se percibe triste. Lo extraordinario del relato de Bernadette es que la Virgen se muestra seria al hablar de los pecadores, pero sonríe la mayor parte del tiempo. Y que, en tres ocasiones, se echa a reír abiertamente. Es algo extraordinario. Bernadette no pudo inventarse esto. En la espiritualidad de ese tiempo, era impensable; a los curas de aquel tiempo les parecía incluso ofensivo, pero Bernadette decía que ellas «se reían como dos niñas».
-¿Quién es María para usted?
-Tengo la relación que tiene cualquier católico, la de un hijo con su Madre, una Madre a quien acogerme, sobre todo en momentos de necesidad. Yo soy amigo de Benedicto XVI, quien, cuando era cardenal, me confesó que, para él, la devoción mariana había sido progresiva a lo largo de su vida, pues de joven dudaba si se estaba exagerando con esta devoción. Con los años, ha ido descubriendo la importancia de la Madre de Jesús, y que Ella es una garantía de la verdad de su Hijo. Me explicaba que los cuatro dogmas sobre María, en realidad, son dogmas sobre Jesús. Este ir poco a poco ha sido también mi camino, ¡y ya llevo escritos cuatro libros sobre María! Ratzinger me ha enseñado que, tal como sea tu fe en María, así de sólida y segura será tu fe en Cristo. María no es un accesorio; la presencia de María es esencial para creer en Cristo.
-Ya que me habla del Papa Benedicto XVI, le quería preguntar por el Papa Francisco. ¿Cómo percibe usted el inicio de su pontificado?
-No me toca a mí juzgar al Papa, pero ciertamente ha habido mucha sorpresa, y yo personalmente estoy muy contento con este pontificado. El temperamento de Ratzinger es muy diferente al de Bergoglio, pero lo que cuenta es que el Papa es el maestro de la fe, maestro de la pastoral, y en esto el Papa Francisco está siendo muy valiente. Muchos han manifestado su perplejidad por el estilo del Papa, pero yo veo la Plaza de San Pedro llena de gente; hay muchos creyentes muy contentos; y personas antes hostiles han sido conquistadas por el Santo Padre. Aun así, debemos recordar que lo que cuenta no es el carácter del Papa, que sea simpático o no. Lo que cuenta es la figura del Papa, que es un regalo que Cristo mismo nos ha hecho, y que nos da una garantía de la ortodoxia y una ayuda para nuestra vida cotidiana.
-En su libro dice que «Lourdes no es Blancanieves», que no es una mera devoción piadosa.
-Aun siendo un devoto de Lourdes, mi profesión de historiador me ha llevado a hacer un estudio histórico. He examinado todos los documentos sobre Lourdes, para responder a todas las objeciones que se han hecho a estas apariciones: que si todo lo organizaron los padres, o los curas, que si Bernadette era una niña fantasiosa que quería salir del anonimato y de la pobreza, que si todo fue un engaño del diablo... Mi libro es un estudio histórico que responde a estas objeciones, y he llegado a la conclusión de que Bernadette no nos ha engañado, ni se ha engañado a sí misma. Llego a la conclusión de que Lourdes es verdad.
-Como historiador, hace una afirmación sorprendente: que en cada giro difícil y dramático de la Historia, la Virgen aparece para despertar y consolar a los creyentes.
-En otro de mis libros, he elaborado un calendario mariano de las apariciones reconocidas por la Iglesia, y muestro que María hace la labor de una madre: cuando la fe de sus hijos está en peligro, María aparece para confortarlos y consolarlos. Aparece en Fátima, en 1917, en la Primera Guerra Mundial; también en enero de 1933, en Banneux, los días en los que Hitler asciende al poder en Alemania. La Virgen aparece como una madre que quiere dar seguridad a sus hijos. La principal preocupación de mis libros es la búsqueda de la verdad. Con este trabajo, llego a la síntesis de que Si Lourdes es verdad, todo es verdad, en el sentido de que, si la Historia nos puede documentar que lo de Bernadette no es un engaño, entonces existe la consecuencia lógica de que Dios existe, que Dios ha entrado en la Historia con Jesucristo; y que este Dios es, por decirlo de alguna manera, un Dios católico: con la confirmación de un dogma papal pronunciado cuatro años antes, y su petición a los sacerdotes de construir una capilla para ir en procesión, María remite a la Iglesia, a la jerarquía; además, en todas las apariciones lleva en la mano un rosario. Si, en base a la Historia, se puede decir que Lourdes es verdad, entonces es también verdad todo lo que cree el pueblo católico.
-Hay un elemento sorprendente en Lourdes: la Virgen se muestra sonriendo, incluso riendo junto a Bernadette.
-En otras apariciones reconocidas, la Virgen llora, o se muestra seria, o se percibe triste. Lo extraordinario del relato de Bernadette es que la Virgen se muestra seria al hablar de los pecadores, pero sonríe la mayor parte del tiempo. Y que, en tres ocasiones, se echa a reír abiertamente. Es algo extraordinario. Bernadette no pudo inventarse esto. En la espiritualidad de ese tiempo, era impensable; a los curas de aquel tiempo les parecía incluso ofensivo, pero Bernadette decía que ellas «se reían como dos niñas».
-¿Quién es María para usted?
-Tengo la relación que tiene cualquier católico, la de un hijo con su Madre, una Madre a quien acogerme, sobre todo en momentos de necesidad. Yo soy amigo de Benedicto XVI, quien, cuando era cardenal, me confesó que, para él, la devoción mariana había sido progresiva a lo largo de su vida, pues de joven dudaba si se estaba exagerando con esta devoción. Con los años, ha ido descubriendo la importancia de la Madre de Jesús, y que Ella es una garantía de la verdad de su Hijo. Me explicaba que los cuatro dogmas sobre María, en realidad, son dogmas sobre Jesús. Este ir poco a poco ha sido también mi camino, ¡y ya llevo escritos cuatro libros sobre María! Ratzinger me ha enseñado que, tal como sea tu fe en María, así de sólida y segura será tu fe en Cristo. María no es un accesorio; la presencia de María es esencial para creer en Cristo.
-Ya que me habla del Papa Benedicto XVI, le quería preguntar por el Papa Francisco. ¿Cómo percibe usted el inicio de su pontificado?
-No me toca a mí juzgar al Papa, pero ciertamente ha habido mucha sorpresa, y yo personalmente estoy muy contento con este pontificado. El temperamento de Ratzinger es muy diferente al de Bergoglio, pero lo que cuenta es que el Papa es el maestro de la fe, maestro de la pastoral, y en esto el Papa Francisco está siendo muy valiente. Muchos han manifestado su perplejidad por el estilo del Papa, pero yo veo la Plaza de San Pedro llena de gente; hay muchos creyentes muy contentos; y personas antes hostiles han sido conquistadas por el Santo Padre. Aun así, debemos recordar que lo que cuenta no es el carácter del Papa, que sea simpático o no. Lo que cuenta es la figura del Papa, que es un regalo que Cristo mismo nos ha hecho, y que nos da una garantía de la ortodoxia y una ayuda para nuestra vida cotidiana.