Muestra indiscutible del saber renacentista madrileño, fundada por Gonzalo Giménez de Cisneros, más conocido por el Cardenal Cisneros, es la Complutensis Universitas, actualmente Universidad de Alcalá. Tuvo como estudiantes a insignes personajes de la historia de la Hispanidad como Ignacio de Loyola o Quevedo, profundos creyentes. Otros menos conocidos pero no menos creyentes impartieron en ella clase, como el médico Andrés Laguna, o se doctoraron en ella, como María Isidra de Guzmán y de la Cerda, conocida como la doctora de Alcalá. La Universidad de Alcalá fue modelo para la difusión del movimiento universitario en América, algo que se llevó a cabo de la mano de varias órdenes religiosas católicas.
Gonzalo Giménez de Cisneros (1436-1517) estudió en la Universidad de Salamanca, haciéndose un experto en lo que allí era la especialidad: leyes y cánones. Posteriormente vivió en Roma durante nueve años (1456-1465), ejerciendo como abogado y fue ordenado sacerdote. Volvió a España en 1466, y pasó de 1476 a 1484 en Sigüenza (Guadalajara), como canónigo capellán mayor de la catedral y provisor del obispado. Aquí experimentó Gonzalo su particular conversión hacia la radicalidad evangélica, concretamente en el convento franciscano de La Salceda, donde pasó a llamarse Fray Francisco Giménez de Cisneros.
Este hecho se conmemoró en su día con una bella exposición en la Catedral de Sigüenza: “De Gonzalo a Francisco”. El que fuera su mentor, el Cardenal Mendoza, le propuso para ser confesor de la reina Isabel la Católica, cargo que compaginó con sus crecientes responsabilidades en la Orden Franciscana, que reformó. Fue nombrado en 1506 Regente de Castilla. Murió en 1517 en Roa de Duero (Burgos).
El cardenal Cisneros, fundador e impulsor de la Universidad de Alcalá.
Antes de adentrarnos en la puesta en marcha de la Universidad de Alcalá, recordemos que en la Edad Media la enseñanza pública se impartía en las escuelas palatinas, monásticas y catedralicias que, a partir del siglo XII, comenzaron a obtener el reconocimiento académico y el apoyo económico de Papas, Emperadores y Reyes, recibiendo el título de Studia Generalia. Impartían los títulos de Magister y Doctor, nomenclatura existente hoy día y que proviene de entonces (máster y doctor). Muchos de los estudiantes eran pensionados, e iban a diversos puntos de Europa. Es aquí donde nacieron las pensiones que, p.ej.- en pleno siglo XX daría en España el fruto temprano del Regeneracionismo llamado Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), como se reconoce en su Real Decreto fundacional. Más tarde algunos de estos Studia llegarían a obtener el rango de universidad.
Fundación de la Universidad de Alcalá
Pues bien, sería Alcalá de Henares la ciudad elegida por el cardenal Pedro González de Mendoza –mentor de Cisneros- para poner en marcha el primer Studium Generale franciscano de Castilla, fundado en 1487 en el Monasterio de Franciscanos Observantes de Alcalá de Henares, con las cátedras de Artes Liberales, Ciencias Sagradas, Teología, Derecho Civil y Canónico, establecimiento en el que Cisneros estudió antes de hacerlo en Salamanca. Conciliación ciencia-fe católica pura y dura.
En 1499 el también franciscano y ya arzobispo de Toledo cardenal Cisneros creó a partir del Studium Generale la Complutensis Universitas - llamada así por la ciudad romana Complutum origen de Alcalá de Henares- cuyo núcleo fue el Colegio Mayor de San Ildefonso, siendo todavía hoy su fachada principal una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad.
Tras la fundación documental, Cisneros compró terrenos y puso la primera piedra en 1508, el 18 de octubre, fiesta de San Lucas médico, comenzando entonces la primera promoción de estudiantes, en la que se encontró Tomás de Villanueva entre otros. En el curso 1509-1510 funcionaban ya cinco facultades: Artes y Filosofía, Teología, Derecho Canónico, Letras y Medicina. La regulación de la incipiente vida universitaria se realizaría en base a las Constituciones del Colegio Mayor de San Ildefonso, publicadas el 22 de enero de 1510.
Impacto en el mundo académico y religioso
En la mente de Cisneros la Universidad de Alcalá tenía como finalidad principal la formación de eclesiásticos en primer término, tanto seculares como religiosos, con vistas a su renovación intelectual y espiritual en el marco de la reforma general de la Iglesia promovida por los Reyes Católicos. También lo era la preparación de las nuevas clases dirigentes –civiles y eclesiásticas– que habrían de gobernar la sociedad y la Iglesia. También podrían estudiar en ella miembros del pueblo llano.
Además, Cisneros buscaba la vuelta a sus orígenes del pensamiento cristiano con un mejor conocimiento de la cultura clásica, la Sagrada Escritura, la Tradición de los Padres de la Iglesia y los grandes autores medievales. La Teología era el eje central de los estudios, que incluían también la Gramática, la Retórica, la Filosofía, el Derecho Canónico y la Medicina, además de los estudios de lenguas bíblicas: latín, griego y hebreo. Teológicamente Alcalá daba espacio a las tres grandes escuelas del momento: escotismo, nominalismo y tomismo. Todo salía delante de la mano de la Iglesia Católica, fuera como institución o a través de sus miembros.
La Biblia Políglota complutense, hito del Humanismo cristiano
Cisneros acometió la fundación de la Complutensis Universitas tras ser nombrado Arzobispo de Toledo, en sustitución del que fuera su mentor, el Cardenal Mendoza en 1495. Sólo alguien cercano al poder estuvo capacitado para acometer tamaña empresa en una pequeña población a orillas del Henares con tan sólo cierta fama por su mercado.
Aquello supuso para la ciudad un cambio incluso urbanístico de primera magnitud, pasando a ser un lugar donde los arzobispos primados veraneaban a una ciudad universitaria. Que en sus primeras constituciones se suprimiese el derecho daba cuenta de la distancia que se quería tomar con Salamanca y tal vez la no dependencia de ella que Cisneros, en pro de cierta autonomía, deseaba imprimir a su obra. También se alejaba de Toledo y del mismísimo Madrid, donde se ubicaría definitivamente la Corte Imperial, con sus sedes en El Escorial o Aranjuez, donde también se cultivarían las actividades científicas. Lenguas, teología, cánones y medicina fueron las enseñanzas primeramente impartidas en la Complutensis Universitas, esta última para cumplir la máxima mens sana in corpore sano, dando así complemento a la teología y filosofía.
La Biblia Políglota, considerada la obra cumbre del humanismo cristiano.
La promoción de la vuelta a los textos bíblicos haciendo uso de lenguas originales con que fueron escritos que supuso la creación en 1532 de la cátedra de Sagradas Escrituras, cristalizó en una obra histórica, considerada cumbre del humanismo cristiano del siglo XVI y culminada por Elio Antonio de Nebrija, la Biblia Políglota Complutense, que pretendía mejorar las limitaciones de la conocida como Vulgata de san Jerónimo. Otro hito que la obra alcanzó aunque éste de carácter más técnico, fue el marcado por su impresor, Arnaldo Guillén de Brocar, de la calle Libreros, por la variedad de planchas y tipos empleados. La fama de la obra se extendió pronto por toda Europa, lo que sirvió para que se incrementasen los estudiantes de la universidad que, p.ej.- en 1549 alcanzaron los 2000, en una población de 10.000.
Legado y evolución de la Universidad de Alcalá
La universidad se construyó al este de la vieja ciudad medieval, planificada por el propio Cisneros y el arquitecto Gumiel en una zona pantanosa. Los actos académicos iban rodeados de no poco fasto, lo cual explica la belleza de algunas estancias, como el Teatro Escolástico o Paraninfo, con imponente artesonado hispanomusulmán, hoy sede de p.ej.- la entrega de los Premios Cervantes. Ejercicios semanales de disputaciones y conclusiones se llevaban a cabo en edificios donde lo gótico, mudéjar y renacentista se mezclaba en lo que ha sido llamado estilo cisneriano, lejos del abigarrado lujo de otras sedes universitarias como Valladolid.
Se sabe que el ingreso en Alcalá no era fácil, y que las “salidas” hacia la vida eclesiástica o civil estaban aseguradas. Para ingresar como alumno interno en San Ildefonso había que ser licenciado en Artes, tener menos 20 años, ser célibe, no ser alcalaíno, y acreditar pobreza si se quería obtener una beca por ocho años (¡el sistema de becas lo inventó la Iglesia Católica para ayudar a los pobres!).
En las aulas se leían textos o se escuchaban las lecciones magistrales de los maestros, mientras los alumnos tomaban apuntes. Estas clases, necesarias para obtener el bachillerato, se veían continuadas por la iniciación de los alumnos en el arte de disputar. Los distintos grados eran obtenidos mediante defensa pública de tesis tras haber realizado los estudios requeridos. Todo el sistema se sigue utilizando más o menos en las actuales universidades como estrategias de enseñanza y aprendizaje.
Tras la muerte de Cisneros se siguieron fundando muchos Colegios Menores, de órdenes religiosas , militares…incluso de fundación privada. La edad de oro de la Universidad de Alcalá transcurrió durante los siglos XVI y XVII, con presencia en sus aulas de importantes figuras de la vida cultural, religiosa y civil de España y de Europa, en las que ciencia y fe católica coincidieron. Entre otros, Nebrija, Tomás de Villanueva, Ginés de Sepúlveda, Ignacio de Loyola, Domingo de Soto, Ambrosio de Morales, Arias Montano, Juan de Mariana, Francisco Valles de Covarrubias, Juan de la Cruz, Lope de Vega, Quevedo, etc. Alcalá fue, además, modelo para las nuevas universidades que se iban fundando en América.
Francisco Valles de Covarrubias, Médico de Cámara de Felipe II y considerado el creador de la anatomía patológica moderna, fue uno de los muchos prestigiosos integrantes de la Universidad de Alcalá.
Médicos y Humanistas de la Universidad de Alcalá: Vallés y Laguna
Es de especial interés por lo probablemente menos conocido, lo relacionado con la medicina. Para disfrutar de su estudio era exigido ser Bachiller en Artes, y después cursar tres o cuatro años las enseñanzas establecidas, que incluían pasar por ejercicios prácticos dirigidos por algún licenciado o doctor. Avicena, Galeno y el Corpus Hipocraticum eran de obligada lectura.
La salud del alma no podía olvidar la salud del cuerpo. Se dispuso de un hospital de estudio, además de por supuesto beneficencia, donde eran curados los pobres. En esta Universidad de Alcalá se practicó y enseñó la disección anatómica de la mano de Francisco Vallés, el llamado Divino Vallés, discípulo de Pedro Jimeno, introductor en Alcalá de la anatomía de Andrés Vesalio, a quien sustituyó Vallés como médico de Felipe II. Sus últimos años los pasó trabajando en la Real Botica de El Escorial, importante centro científico del Renacimiento Madrileño del que ya nos hemos ocupado en Madrid Histórico. Se le considera padre de la anatomía patológica, y está enterrado en la capilla de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá.
La Universidad de Alcalá fue fundada por el Regente de España, el Cardenal Cisneros, en 1499 como un proyecto educativo marcado por su carácter pionero y novedoso.
Andrés Laguna (Segovia, ca. 1499-1560) fue una figura destacada del profesorado de la Universidad de Alcalá en materia de medicina. Médico humanista renacentista del siglo XVI. Formado en artes en Salamanca, viajó a París, en cuya universidad estudió medicina, lenguas clásicas, haciéndose con un importante bagaje de conocimientos, que le llevaron a ser elegido médico de Carlos V y Felipe II y profesor en Alcalá. Tras ello partió para Italia, siendo maestro también en Bolonia y Roma, donde le nombraron médico de los Papas Pablo III y Julio III.
Se considera que fue quien indujo a Felipe II para que creara el Jardín Botánico de Aranjuez anejo al palacio. Además modernizó la medicina, llevándola desde el galenismo arabizado al paracelsismo, en el incomparable marco de la Universidad de Alcalá. En su obra más conocida, su versión castellana comentada de la “Matería médica” de Dioscórides, impresa en Alcalá de Henares en 1518 bajo supervisión de Elio Antonio de Nebrija, escribió cosas tales como que la medicina la inventó Dios, y que las plantas las hizo para curarnos el Creador, y que también nos creó a nosotros.
“Gloria de su patria fue, en medicina y en fe” diría de él Juan Eugenio Hartzenbusch. Se dice que de este libro tomó Cervantes, coetáneo suyo, datos para los comentarios médicos incluidos en El Quijote. Hay un árbol, la lagunaria, vulgarmente "pica-pica", bautizado así en honor de Laguna, que se dice fue hijo de un judío converso, y que en la actualidad da nombre a un premio anual que la Universidad de Alcalá junto con la Fundación Lilly conceden: el de la Lección Magistral Andres Laguna.
Primera doctora de España: María Isidra de Guzmán y la Cerda
Tal vez una singularidad de la Universidad de Alcalá sea la de contar con la honra de haber sido la primera en conceder un título de doctor, doctora en este caso, a una mujer, la madrileña María Isidra de Guzmán y de la Cerda (1768-1803), conocida como la “Doctora de Alcalá”, que además fue la primera mujer miembro de la Real Academia Española.
María Isidra de Guzmán y la Cerda fue la primera doctora de España, en la Universidad de Alcalá.
Hay un instituto en esta ciudad que la recuerda, el Isidra de Guzmán, por tener también ese nombre tan castizo. Próxima a Carlos III, además del grado de doctora fue nombrada maestra en la Facultad de Artes y Letras humanas e investida con los títulos de Catedrática de Filosofía conciliadora y Examinadora. Con el apoyo de Jovellanos ingresó en 1786 en la Sociedad Económica Matritense. Habría de pasar un siglo para que fuese nombrada la segunda doctora en España, también en Madrid por cierto, Martina Castells Ballespí en esta ocasión en Medicina, en 1882.
La Universidad de Alcalá en la actualidad
Los cambios políticos y educativos del siglo XVIII afectaron a la universidad, que acabó trasladándose y convirtiéndose en la Universidad Central de Madrid en 1836, que luego cambiaría su nombre por el de Complutense de Madrid.
Los edificios de la que fuera de Alcalá quedaron vacíos y fueron subastados, pasando a manos de particulares a partir de 1845.Ante la posibilidad de pérdida del patrimonio arquitectónico, un grupo de alcalaínos constituyó, el 12 de enero de 1851, la Sociedad de Condueños de los Edificios que fueron Universidad, tras comprar un mes antes la manzana de la Universidad Cisneriana por 90.000 reales.
Con posterioridad, los edificios de la antigua universidad fueron sede de la Academia de Caballería, del Colegio de Escolapios y del Centro de Formación de Funcionarios. Se refundó en 1977, y en 1996 adoptó su actual nombre de Universidad de Alcalá, incluyendo la fachada de la antigua universidad, sus patios, el Paraninfo y la capilla de San Ildefonso, donde se encontraba el sepulcro del Cardenal, que ha sido solemnemente trasladado este 2017 a la Catedral.
El día 2 de diciembre de 1998, la UNESCO declaró a la Universidad y al recinto histórico de la Ciudad de Alcalá de Henares Patrimonio de la Humanidad.
En la actualidad tiene cerca de 30.000 alumnos, más de 1500 profesores e investigadores y cerca de 800 trabajadores en administración y de servicio, impartiendo casi 40 titulaciones oficiales de Grado, además de estudios de posgrado y formación continua. Nuevamente aparece aquí Madrid como lugar clave para el desarrollo científico español y universal.