En un ensayo sobre su conversión publicado entre los de otros "conversos notables", la escritora noruega Sigrid Undset (1882-1949) ofreció las razones muy profundas que le llevaron a convertirse al catolicismo.
Las ha referido David Mills en un reciente artículo en el National Catholic Register.
Sigrid Undset vio la falsa esperanza del hombre moderno y se hizo católica
Es una historia de conversión del tipo "esto sí, esto no". Sigrid Undset ingresó en la Iglesia en 1924, tras hacerse famosa por la novela Cristina, hija de Lavrans, una historia profundamente católica ambientada en la Noruega medieval. Recibió el Premio Nobel de Literatura cuatro años después.
Contó la historia en un ensayo titulado Más allá de las limitaciones humanas, en el que dejaba devastadoramente claros los errores que rechazó en el camino hacia la Iglesia católica.
Apareció en 1939 en un libro titulado Through Hundred Gates [A través de cien puertas], escrito por "notables conversos de veintidós países". Los 41 relatos incluyen solo unas pocas personas que los lectores reconocerán: Chesterton, Undset, Paul Claudel... y Knute Rockne [célebre entrenador de fútbol americano], cuya historia se titula Cross the Goal Line [Cruza la línea de gol]. Los demás cuentan en su mayoría historias fascinantes, conversiones a partir de vidas muy diferentes a las nuestras.
La falsa esperanza del hombre moderno
Undset comienza su historia con la esperanza del hombre moderno "de que sea imposible para la humanidad encontrar la verdad absoluta". Los modernos esperan eso "porque imaginan que la vida perdería todo su encanto y se acabaría nuestra libertad si realmente existiera una verdad". Quieren vivir en un "país de los sueños" porque ofrece una "gloriosa libertad para trasladarnos a un mundo cuyos sistema y calidad decidimos nosotros mismos".
Grabaciones de imagen y sonido de Sigrid Undset para unas lecturas radiofónicas.
Eso significa que no quieren ninguna autoridad sobre ellos, especialmente la de la Iglesia católica. Entonces llega al punto central de su crítica. Queremos autoridad. Necesitamos autoridad. Y queremos que esa autoridad sea divina. "Surge la pregunta", dice: "¿Anhelamos la autoridad porque en realidad hemos sido creados para inclinarnos ante una autoridad como la que tiene el único derecho legítimo sobre nosotros: un derecho del Creador?"
Undset responde que sí.
Desde muy joven consideraba inapropiada la autoridad humana. Uno sospecha que era el tipo de estudiante cuyos profesores sienten alivio cuando pasa al curso siguiente. Su escuela era de izquierdas, y ella señala: "Las personas que se autodenominan progresistas o radicales o que están en sintonía con la nueva era suelen ser extremadamente intolerantes". Descubrió que los profesores que decían a sus alumnos que pensaran por sí mismos no lo decían en serio.
No hablaba mucho mejor de los conservadores. Su pastor luterano fue el primero en enseñarle la idea conservadora de la vida.
"Me la hizo intensamente repulsiva", dice, con "su desagradable idea de Dios". También se dio cuenta de que "casi todas las personas con inclinaciones religiosas tenían su propia convicción personal o su propia concepción independiente del cristianismo".
Sus profesores presentaban una idea de Dios más atractiva que la de su Iglesia. Pero para ella no era una idea convincente. Su Jesús era humano, pero no más que eso. No era "más humano que la humanidad más noble que he podido imaginar. Era sabio, pero no más allá del entendimiento humano". En el resto del ensayo reitera en diversas ocasiones que se habían inventado su propio Jesús: "Utilizaron el nombre divino para justificar su propio proceso de pensamiento e ideales".
¿Por qué el cristianismo?
¿Por qué molestarse con el cristianismo? Al principio, no lo hizo. "Realmente no veía la necesidad de ningún Dios si el único propósito de su existencia era estar de acuerdo con mis ideas sobre el bien y el mal, sobre el honor y el deshonor y aprobar mis ideales y mis condenas". Podía creer felizmente en lo que creía "sin construir un Dios que estuviera de acuerdo conmigo".
Pero entonces su argumento se dio la vuelta. No lo dice explícitamente, y no sé si lo vio, pero describe una búsqueda de autoridad que surgió de una búsqueda de perdón. "Sabía lo que era lamentar la crueldad hacia los demás, la cobardía secreta, la indolencia donde la indolencia era imperdonable. Puedo decir que la vida, según mi religión humanista y privada, no me había producido ninguna agradable satisfacción de mí misma".
También empezó a percibir otras verdades sobre la vida humana que apuntaban al cristianismo. Vio que cualquier liderazgo humano que pudiera conducir al bien requería la sumisión a Dios. La autoridad humana necesitaba la autoridad divina. Sin Dios, el liderazgo humano solo significaba que un hombre le dijera a otros lo que debían hacer, sin conocer la verdad que justificaba el decir a otras personas lo que debían hacer.
Vio que la vida misma apuntaba a la necesidad de una vida más allá de la muerte. Y llegó a comprender que la creencia en la hermandad humana depende de aceptar "que todos somos coherederos de un estado de quiebra tras la caída del hombre". Por tanto, "solo una intervención sobrenatural puede salvarnos de nosotros mismos. La Iglesia cristiana enseña que Cristo fue en sí mismo esta intervención".
Entonces hizo una estupenda admisión: "Por fin había progresado hasta el punto de ver que no tenía ninguna creencia en Dios. Pero aún creía menos en mi propia incredulidad... No me quedaba otra cosa que hacer que ver a un sacerdote y pedirle que me instruyera en todo lo que la Iglesia católica realmente enseña".
La Iglesia católica
Curiosamente, dice que siempre creyó "que la Iglesia católica es idéntica a la Iglesia fundada por Cristo". Esto puede explicar por qué pudo escribir una novela como Cristina, hija de Lavrans estando aún fuera de la Iglesia.
'Cristina, hija de Lavrans', novela, y 'Santa Catalina de Siena', ensayo histórico, son dos de las obras más célebres de Sigrid Undset.
En su "esto sí, esto no", añade, "nunca había entendido la historia de la Reforma como otra cosa que una historia de rebelión contra el cristianismo, aunque fuera una rebelión de cristianos creyentes -a menudo subjetivamente piadosos- que esperaban que el verdadero cristianismo fuera algo que armonizara mejor con sus ideales cristianos subjetivos que con la realidad".
"Como creo que Jesucristo es Dios mismo, mi Hacedor, creo también que ha construido su Iglesia como el hombre la necesita", cierra el ensayo. Él nos deja su paz, que ella compara con la paz de las profundidades del océano, que no se ve afectada por el clima de la superficie: "Nuestra experiencia práctica es que el Reino de Dios está dentro de nosotros, aunque nos encontremos rodeados por nuestro propio yo inquieto, medio preocupados por las realidades, medio preocupados por las ilusiones del mundo. Pero experimentamos que de una manera sobrenatural Dios está en nosotros y sostiene incesantemente su Reino dentro de nosotros contra nuestros ataques a Él".
Traducción de Verbum Caro.