El pasado 6 de agosto, Dale Ahlquist, presidente de la American Chesterton Society, anunció que el obispo de Northampton (Inglaterra), Peter Doyle, había autorizado la apertura de una investigación a nivel diocesano para determinar si procede iniciar el proceso de beatificación de Gilbert Keith Chesterton (18741936), uno de los más prolíficos y eficaces apologetas de la Fe católica en los últimos dos siglos.
Joseph Pearce, profesor de Literatura Inglesa en la Universidad Ave Maria de Florida, es uno de sus biógrafos, autor de la extraordinaria aproximación G.K. Chesterton. Sabiduría e Inocencia (Encuentro), y a las preguntas de ReL sobre la cuestión ha respondido con su respaldo absoluto a la posibilidad de ver un día en los altares al autor de Ortodoxia, La esfera y la cruz o El hombre eterno.
-Creo que hay muchas razones válidas y de bona fide para considerar la beatificación de Chesterton. La forma en que su vida y su obra encarnaron la indisoluble unidad entre la fe y la razón sería una razón válida. Otra sería su labor como incesante apologista de la Fe. En fin, otra sería la abundancia de frutos de su tarea como evangelizador, que se pusieron de manifiesto en las numerosas personas que trajo y continúa trayendo a la Fe.
-Yo soy sólo uno de los que pueden proclamar que Chesterton, después de la gracia, fue la mayor influencia para su conversión.
-Chesterton no escribió mucho sobre su propia vida espiritual porque veía su vocación como un compromiso con los disparates y las debilidades de la cultura secularista, como medio de llevar a la gente a la verdad del Cristianismo. En ese sentido, no sabemos mucho sobre la naturaleza de su piedad o de su vida de oración. Sin embargo, está implícito en sus escritos y en el testimonio de quienes le conocieron que tenía una relación vital y afectiva con Cristo y con su Madre.
-La mejor expresión de su piedad está en su poesía, especialmente en esos conmovedores himnos de alabanza y devoción a la Santísima Virgen y en su apego místico a la inocencia prístina de Cristo Niño.
-Su espiritualidad representa una poderosa unión de lo franciscano y lo dominico, especialmente en la forma en que su vida y su obra ejemplifican la delicadeza de lo primero y la racionalidad de lo segundo.
-Aunque no está claro que Chesterton experimentase momentos místicos en el sentido de unos momentos particulares de revelación sobrenatural, es evidente que era un verdadero místico por la forma en la que percibía la presencia milagrosa de Dios en Su Creación.
-Chesterton experimentaba la realidad con el asombro que sólo puede experimentarse por la humildad de corazón. Su mixtura de la sabiduría del docto con la inocencia del niño es un ejemplo de la forma en que él personifica la unidad entre cordura y santidad.
-Yo no veo a Chesterton como un polemista duro en el sentido de que sus polémicas fuesen agrias. Él escribió, sobre su relación con su hermano, que siempre estaban discutiendo pero jamás se habían peleado. Esto es verdad también respecto a su relación con cualquiera con quien cruzase sus espadas dialécticamente. Discutió con muchos, pero no se peleó con ninguno. De hecho, uno de los mejores argumentos de que Chesterton merece la beatificación es la forma en que luchó contra los enemigos de la Iglesia sin convertirlos en sus enemigos. Su vida demuestra que logró obedecer el más duro de los mandamientos de Cristo, amar a nuestros enemigos.
-Chesterton amó tanto a sus enemigos que sus enemigos no podían dejar de amarle. Dos de sus mayores adversarios, George Bernard Shaw y H.G. Wells, amaron tiernamente a Chesterton, aunque él atacaba las ideas que ellos defendían destempladamente. Es un verdadero signo de la santidad de Chesterton.
-Muchos santos han sido polemistas. Muchos de los grandes santos de la Contrarreforma utilizaban la retórica para refutar los errores de la Reforma. Entre los santos y venerables ingleses, pensemos en Santo Tomás Moro, en San Emundo Campion y en el Beato John Henry Newman como ejemplo de hombres santos que empleaban sus dotes polémicas para defender la Fe.
-Quiero recordar que incluso los santos eran pecadores. Sólo la Santísima Virgen carece de pecado. Todos los santos tuvieron que luchar contra sus debilidades. Hubo un breve periodo tras la muerte de su hermano en el que Chesterton sí puede decirse que faltó a la caridad en sus expresiones de amargura hacia quienes consideraba responsables de la persecución contra su hermano. Fue, sin embargo, en los años anteriores a su recepción en la Iglesia y no anula el cuadro general de su vida como vivida en caridad.
Chesterton jugó un papel importante en la conversión de Joseph Pearce, que antes era un fanático violento de un partido ultranacionalista y racista: su apasionante testimonio de conversión puede leerse en el libro Mi carrera con el diablo (Editorial Palabra)
Joseph Pearce ha escrito la biografía de diversos escritores católicos o conversos; en España, su última biografía es la historia apasionante del poeta Roy Campbell, que se convirtió al catolicismo conviviendo con los campesinos de Altea, Alicante y participó en la Guerra Civil como corresponsal. Lo explica en su libro Roy Campbell. España salvó mi alma