Se estrena este viernes 9 de junio la película familiar Glassboy, la historia de una pandilla de chicos que empieza a tratarse con Pino, un niño de 11 años que ha vivido casi aislado en su casa debido a una enfermedad (hemofilia) que le hace muy frágil y vulnerable al sangrado. Llega el momento en que sus padres empiezan a abrirse a que su hijo, al crecer, salga y se relacione con otros niños, mientras que la abuela, rica, dominante y sobreprotectora hará de todo para controlar al niño, marcada por una herida: su marido ya tuvo esa enfermedad y murió por ella. Glassboy es una película apta para todos los públicos, aunque a los niños menores de 8 años puede aburrirles, y también a los adolescentes que solo quieran películas con explosiones. A los adultos les hará reflexionar sobre las relaciones entre las distintas generaciones, y el equilibrio educativo entre proteger y dejar crecer. En nuestra generación que ha vivido el confinamiento por coronavirus surge la pregunta: ¿a cuánto hay que renunciar -e imponer a los niños- por una seguridad que nunca puede ser total? Rodada en Calabria, Austria y Suiza, y estrenada en Italia en 2020, obtuvo varios premios como el de la Asociación Europea de Cine Infantil y el del Festival Internacional de Cine Infantil y Juvenil de Busan 2021.
Entre el costumbrismo y los toques de fantasía
La fotografía es cuidada, tanto en interiores como en exteriores, a veces con un realismo que nos lleva al costumbrismo (casi se siente el calor o la lluvia en las calles del pueblo italiano), otras veces con atrevimientos un poco más experimentales, como cuando Pino se encierra en su tienda de campaña de fantasía, o cuando imagina cielos. También se juega con la idea del cómic y escenas de viñetas, porque Pino es un buen dibujante.
Los otros chavales también tienen problemas
La banda de chavales no es icónica, pero sí suficientemente viva. Mavi es la líder, muy buena en bicicleta. Tiene problemas con su padre en casa. Lleva el pelo muy corto, porque su madre tuvo "una enfermedad". No puede decir en voz alta que murió. Pino se anima a hablar de su propia enfermedad cuando otros niños comentan las suyas (poco graves).
Ciccio es el típico gordito parlanchín, comilón y cobarde de las pandillas de cine. Domenico improvisa raps y lleva el pelo de color raro. A la mayor parte del público infantil la que les gustará más es Mai Ming, la niña lista y gafotas, medio china, que parece la más equilibrada de todos. Luego está la otra pandilla rival, de malotes, que en realidad no son tan malotes si se les necesita. El tema de estar confinado, encerrado en casa, no suena tan raro a esta generación de niños que han vivido los confinamientos del coronavirus. Entenderán los dos impulsos: la seguridad de estar encerrado y protegido, y el deseo de tratar con los demás y salir.La pandilla de amigos de Glassboy: de izquierda a derecha, Mavi, Ciccio, Pino y Mai Ming.
Cómo afrontar tensiones y tristezas
Un espacio mágico de intercambio es el comedor: ante las tensiones, la madre invita a merendar a todos. Con galletas y pastelitos se establecen relaciones más sanas.
La película ofrece al espectador joven varias ideas para afrontar sus preocupaciones y tristezas. Por un lado, se puede cantar y bailar, solo o con amigos. También se puede hablar con amigos en grupo, y con los padres. También puede tener intimidad con alguno, hablar de las heridas compartidas. Esta historia ofrece intimidad sin erotismo, y eso ya es contracultural. También es contracultural algo tan sencillo como que aparezcan un padre y una madre que se quieren y están juntos y no tienen mayores conflictos que la interferencia de la abuela o los problemas del niño enfermo. La película no parece dejar del todo en buen lugar al home schooling: el "malo" es el profesor particular, pero tampoco es tan malo. Pino se sentirá feliz cuando por fin consiga ir al colegio, aunque no nos mostrarán que tenga problemas allí, eso sí, sabiendo que le acompaña su nueva y protectora pandilla.Juntos sobrellevamos las pruebas
Al final, a la pregunta de Pino ("¿por qué no soy como los demás?") su madre le deja claro que "nadie es igual a otro. Cada uno tiene su forma de ser especial". Todos en la pandilla, incluso los adultos, como la abuela, cargan su cruz. Todos tienen en la vida sus dificultades, pero con amor, amistad, música y paciencia, se pueden sobrellevar. Al final, se trata de una apuesta por la esperanza y la apreciación de lo que sí se puede hacer.