Paracuellos: el camposanto con mayor concentración de mártires por metro cuadrado

«En Madrid hay más de mil fascistas presos entre curas, aristócratas, militares, plutócratas, empleados... ¿Cuándo se les fusila?»

Éste fue el reclamo que desde el periódico comunista Milicia Popular se hacía en 1936. Esta exigencia tuvo acogida muy poco tiempo después. Entre noviembre y diciembre de ese año, pocos meses después del estallido de la Guerra Civil, en Paracuellos del Jarama se cometió el mayor genocidio de toda la guerra. Unos 4.500 personas, entre civiles, militares, sacerdotes y religiosos (varios de ellos menores de edad) fueron fusilados siguiendo las directivas comunistas durante el gobierno del socialista Francisco Largo Caballero. Y ello por sostener unas ideas contrarias a las de los radicales socialistas, anarquistas y comunistas en temas de fe o política y sin importar la vinculación de las víctimas con el golpe militar.

Se equivoca el que crea (o quiera creer o, quizás también, quiera hacernos creer) que sobre estos nefastos acontecimientos ocurridos en la localidad madrileña de Paracuellos del Jarama todo estaba dicho. Pues no. Acaba de hacer su aparición una nueva investigación de los fusilamientos basada en material hasta ahora inédito. Se trata del libro «Cartas a Paracuellos» (De Buena Tinta), que lleva por subtítulo «Conde Duque: el otro cuartel mártir», de Jesús Romero Samper.

El 20 de julio de 1936 fue asaltado el Cuartel de La Montaña y se puso en marcha una espiral de terror que atenazaría Madrid durante el resto de la guerra.

Simultáneamente, en el cercano Cuartel de Conde Duque se iniciaba una escalada diferente de la represión frentepopulista. Fruto de ella, y sin sublevación alguna, fueron fusilados al menos cuarenta y tres militares.

En su obra, fruto de una exhaustiva investigación (y a veces, reconoce, dolorosa: «Escribir sobre lo sucedido hace tantos años no suele ser fácil por el esfuerzo investigador que supone encontrar la dispersa y escasa documentación, ni tarea grata cuando se aborda el dolor. Más aún cuando se recrea el cautiverio y la muerte. el suplicio, en fin.»), el autor ahonda en aspectos poco o nada estudiados de ese dramático episodio: la elección de Paracuellos para el genocidio, quiénes fueron las mentes ejecutoras, las sacas de presos y las fosas, cómo sucedieron las ejecuciones, qué armas se emplearon, las exhumaciones en Torrejón de Ardoz y, finalmente, la pamema judicial con la que los Tribunales Populares procuraron ocultar el crimen, dar un barniz legalista a las detenciones y mancillar el honor de los asesinados.

Una de las víctimas fue el teniente Carlos Samper Roure, abuelo del autor, cuyas cartas desde la cárcel rescata esta obra como testimonio de aquellos sentimientos de angustia, soledad y amor a su familia que precedieron a la inmolación suya y de sus compañeros.

El libro no puede tener mejor presentación: es José Manuel de Ezpeleta, el mayor especialista en estas matanzas, quien sobre el autor señala que «rescata y reconstruye documentalmente una nueva visión de los fusilamientos en Paracuellos de Jarama basada en material inédito y fruto de una exhaustiva labor de investigación».


El libro recoge las palabras de monseñor Juan Antonio Reig Plá, obispo de Alcalá de Henares, sobre el Camposanto de Paracuellos: «Ésta es la catedral más grande edificada jamás, pues ha sido levantada con la sangre de miles de mártires, de modo que es el santuario más grande del mundo, donde se concentran más mártires por metro cuadrado, muchos de ellos elevados ya a la gloria de los altares... Miles de sacerdotes, religiosos y fieles ofrendaron sus vidas para que podamos construir una España mejor».

 Como muestra de ello, el autor relata historias de militares, hombres de fe, que tras su paso por las checas del Cuartel de Conde Duque o de San Antón fueron asesinados por los milicianos. Se trata de dos castrenses de Transmisiones, Jesús María Pajares Lipuzcoa y Federico Mendicuti Serra, ambos pertenecientes a Adoración Nocturna Española.


Entre el abundante material gráfico (más de 80 imágenes entre cartas, fotografias de edificios, municiones y personajes, croquis, planos y mapas, muchas de ellas inéditas), destacan las fotos seleccionadas por Jesús Romero de algunos objetos religiosos encontrados en las fosas como rosarios, medallas, etc. que sirven de imborrable testimonio de la fe de muchísimas de las víctimas.


Jesús Romero Samper (Madrid, 1968) es Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y profesor adjunto en la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo.

Además de haber sido colaborador científico en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha participado en varios proyectos de investigación a cargo del C.S.I.C.; de la Universidad CEU San Pablo; de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Estudios Ceutíes.