Buenas Letras ha publicado el libro Los papiros de la tumba de Jesús, una apasionante novela histórica que relata la aparición de una misteriosa caja de cedro en la reciente restauración del Santo Sepulcro, que contenía una serie de papiros escritos por personas que tuvieron relación directa con Jesús de Nazaret.
A raíz de este sorprendente hallazgo, la novela nos sumerge en una trama llena de intrigas y persecuciones, y nos revela el contenido de cada uno de estos papiros. El libro nos transporta a la época en la que vivió Jesucristo, ayudándonos a comprender con detalle el texto de los Evangelios.
ReL publica esta entrevista al autor, Carlos Pineda. Esta es, según sus instrucciones, la transcripción exacta "para intentar no tergiversar su mensaje ni poner su poner en peligro su integridad".
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—Creo entender que ha luchado mucho por la publicación de este libro.
—Así es. Desde que comenzaron las obras de reparación del Santo Sepulcro en 2016, estoy trabajando en ello. No se imagina por todas las dificultades que he tenido que pasar, porque ha habido muchas fuerzas oscuras empeñadas en que estos documentos no vieran la luz.
—¿Y por qué cree que ha sucedido eso?
—No lo sé, pero lo que sí le aseguro es que he encontrado mucha resistencia.
—Me dicen que aparecieron documentos de todo tipo.
—Imagínese que hay papiros hasta en ocho lenguas diferentes; lenguas muy antiguas.
—¿Y cómo ha logrado traducirlas?
—Pues he ido encontrando una serie de expertos lingüistas e historiadores que han prestado sus servicios para lograr expresar todo lo que dicen los manuscritos de la manera más fiel, y no cambiar ni su esencia ni su significado.
—¿Y por qué tantas precauciones?
—Porque hay mafias que trafican con este tipo de hallazgos y, además, me consta que este tipo de documentos son muy manipulados actualmente para hacer daño a nuestra fe.
—Don Carlos, cuéntenos cómo comenzó todo.
—Fui llamado en 2016 para representar al catolicismo en varias reuniones con las otras confesiones cristianas que tienen a su cargo el cuidado de la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén donde, según la tradición, estuvo enterrado Jesucristo. Todo lo que sucedió allí y los eventos que se desencadenaron, están descritos en el libro.
—¿Por qué citaron a esas reuniones?
—Porque el sitio donde enterraron a Jesús se estaba cayendo. Originalmente era una cantera, y fue usado incluso como aljibe, con rocas bastante porosas y, a pesar de no ser muy grande, no había sido construido con el cuidado necesario y por supuesto si ningún tipo de cálculos estructurales. Además, el constante devenir de los peregrinos y turistas, durante todos estos siglos, habían también desestabilizado la estructura. Entonces, las autoridades arqueológicas israelíes convocaron a las confesiones cristianas que custodian este lugar santo, católicos, ortodoxos, armenios, coptos y etíopes, para informarnos que si no se emprendían inmediatamente las obras, el edificio corría el riesgo de derrumbe, y tendrían que ordenar el cierre de la basílica. ¡Imagínese cerrar un templo donde acuden diariamente hasta 5.000 personas!
—Y tengo entendido que ha habido peleas entre esas mismas confesiones.
—Así es. En 2008 incluso llegaron a las manos los ortodoxos griegos y los ortodoxos armenios, y las autoridades israelíes tuvieron que intervenir. Está todo en Internet.
—Don Carlos, cuénteme un poco más, ¿qué es lo que más le ha impactado de esta historia?
—Sin duda, el contenido de los papiros.
—¿Y qué contienen?
—Son una multitud de testimonios en primera persona, de la gente que se cruzó en la vida de Jesús, desde Poncio Pilato hasta la cananea o los reyes magos.
—¿Usted me está diciendo que incluso hay papiros escritos por los reyes magos?
—Así es.
—Si me habla de los reyes magos, quiere decir que también hay papiros que se refieren a la infancia de Jesús.
—Sí, y a las bodas de José y María, y a Zacarías e Isabel. Está todo muy bien descrito.
—¿Y los papiros referentes a la vida pública cómo son?
—Están casi todos escritos en griego, que era la lengua culta de esa época.
—¿Y qué cuentan? ¿Cómo describen a Jesús?
—Describen al Jesús que debió ser: una persona que reía, que bromeaba, que era un verdadero amigo de sus amigos, al que seguían una multitud de personas a un descampado aunque tuvieran hambre. Sin lugar a dudas una persona atrayente, que hablaba con propiedad y transmitía un mensaje transgresor para la época, pero fascinante.
—¡No le puedo creer! ¿Entonces tenemos documentos de la época de Jesús, escritos por personas que vivieron con Él?
—Sí; y está toda su vida relatada en el libro. No se imagina la dificultad de organizarlo todo para que tuviera coherencia. He investigado a fondo las cronologías, el contexto geográfico, social, político y religioso para lograr entender cada papiro a qué episodio de los Evangelios correspondía.
—¿Y sí hay coherencia entre los papiros, el Evangelio y la arqueología?
—¡Absoluta! Hay multitud de ejemplos en el libro donde se ve claramente. Y no solo eso, sino que también da muchas pistas acerca de personajes que aparecen en el Evangelio y de los cuales sabíamos muy poco, como la viuda de Naím, la hemorroísa, el mayordomo de Herodes, o el centurión.
—¡Pues no puedo esperar a leerlo!
—Le cuento que hay personas que se lo han leído de un tirón.
—Don Carlos, volvamos al tema de que usted teme por su vida.
—Mi vida corre peligro, sí, pero no puedo contarle más.
—¡Pero dígame algo! ¿Quién puede corroborar su historia? ¿Dónde están los documentos originales?
—Están guardados en una caja de cedro, en el depósito de un banco, pero las otras dos personas que siempre supieron de su existencia están muertos.
—¿Es por eso que teme por su vida? ¿Quiénes son?
—Debo finalizar esta entrevista, pero todo lo encontrará en el libro.
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