Richard Armitage, el actor que interpreta en El Hobbit a Thorin Escudo de Roble, heredero del Reino de los Enanos de la Montaña Solitaria, declaró en la reciente rueda de prensa de presentación de la película en Nueva York que "una de las cosas que encuentro cuando miro el libro es un sentido del catolicismo de Tolkien, de su cristianismo, no necesariamente de una forma denominacional, sino en términos de su visión caballerosa del mundo, su nobleza, que se expresa a través de la gentileza y la piedad. Está presente en la mayoría de sus personaje y lo encuentro inspirador".
El papel de Thorin Escudo de Roble, un enano noble y guerrero, descendiente de reyes y líder de una cuadrilla de entusiastas seguidores con los que pretende recuperar su reino, es la mayor aventura cinematográfica de Richard Armitage, actor inglés que en España hemos visto en anuncios del Banco Santander y en Inglaterra interpretando al malvado Guy de Gisburn en la moderna teleserie sobre Robin Hood.
Lealtad, honor, corazón...
Millones de personas han visto ya en cines y en Internet el trailer de "El Hobbit", la primera de tres películas de Peter Jackson basadas en la novela que el escritor católico inglés J.R.R. Tolkien publicó en 1937. La voz de Thorin resuena solemne en el anuncio: "Contaría con todos y cada uno de estos enanos para el mejor ejército: lealtad, honor, un corazón voluntarioso, ¿qué más se puede pedir?" La frase -como tantas otras en la película, parece- no es del libro, no es de Tolkien, sino de los guionistas, pero recoge esa "visión caballerosa" a la que se refiere el actor.
La idea de "caballerosidad" en Tolkien es real pero compleja. Como experto en literatura y lengua medieval, escribió tanto de las virtudes como de los defectos de la caballerosidad, con sus limitaciones y sus glorias.
Por ejemplo, en una carta a su hijo Michael, sobre la caballerosidad aplicada al amor romántico, escribió:
"Aún en nuestra cultura occidental, la tradición de la caballerosidad romántica es fuerte, aunque como producto de la cristiandad (que no es de ninguna manera lo mismo que la ética cristiana) los tiempos le son hostiles. Idealiza el “amor”... y esto hasta donde alcanza puede ser muy bueno, ya que toma en cuenta algo más que el placer físico y goza, si no de la pureza, al menos de la fidelidad, al igual que el autosacrificio, el “servicio”, la cortesía, el honor y el valor."
En esta enumeración de Tolkien de virtudes caballerosas que propone (sacrificio, fidelidad, servicio, cortesía, honor y valor) la frase de los guionistas del tráiler y del actor encuentran su eco.
No soy religioso, pero...
Cuando un periodista insistió a Armitage sobre esa sensibilidad católica, el actor inglés respondió: "Yo sólo sabía que tenía esa fe. C.S. Lewis escribió alegoría religiosa, sin duda, y eran amigos cercanos. Creo que leían uno el trabajo del otro y se influían mutuamente. Hay temas en su obra que los miras y piensas: ¿por qué esto resuena así? Yo no soy religioso, pero sientes que es un momento sagrado".
Luego, pone un ejemplo de "frase asombrosa", aunque no sabe si es de Tolkien o de la guionista, Phillippa Boyens (y, efectivamente, es de la guionista). Se pronuncia cuando el mago Gandalf entrega a Bilbo su primera espada, Dardo. "El verdadero coraje es aprender cuándo hay que conservar una vida más que en tomarla". Y Armitage afirma: "¿podría eso ser más católico, cristiano, de la fe que sea?"
Hacer los deberes: leer El Silmarillion
En la misma entrevista, el actor explica que antes del rodaje en Nueva Zelanda se dedicó a leer obras de Tolkien: los Apéndices de El Señor de los Anillos (unas doscientas páginas), El Silmarillion y El Libro de los Cuentos Perdidos. No releyó El Señor de los Anillos que había leído en la adolescencia.
"Miré muchas biografías sobre Tolkien porque quería entender por qué había escrito El Hobbit y qué le influyó. Escribió mucho sobre enanos y su aspecto nórdico y su fascinación por el lenguaje y las etimologías. Todas esas cosas me interesaron", afirma Armitage, que interpreta al tercer personaje más importante de la película, después del hobbit Bilbo Bolsón y el mago Gandalf.
Un personaje que aprende al final
Hay que decir que Thorin no es siempre un personaje positivo: su propia nobleza se oscurece en el libro con bastante de orgullo y mucho de avaricia.
Al final, lo que aprecia más de Bilbo, tiene que ver con otros dones: "Si muchos de nosotros dieran más valor a la comida, la alegría y las canciones que al oro atesorado, este sería un mundo más feliz", declarará el enano de estirpe real al hobbit.