Tatiana Kasatkina dirige la comisión de estudios sobre Dostoievsky de la Academia de la Ciencia Rusa, el mayor órgano cultural de este país.

"Mis padres estaban bautizados, pero no eran creyentes; mis abuelas eran creyentes, pero nunca me hablaron de Dios porque estaba prohibido. Pero yo a los cinco años ya creía que Dios existía y que era bueno, como una madre", explica. "No pude hablar con nadie de esto, ni leer sobre Dios, hasta que a los once años leí ´El idiota´, de Dostoievsky, y me confirmó lo que ya sospechaba, que la realidad habla de una realidad más profunda".


El genial autor de "Crimen y castigo" sufrió una cuarentena cultural bajo el dominio comunista. "Siempre lo mantuvieron fuera de las lecturas y estudios escolares. En los últimos años lo mencionaban algo, pero sólo por sus libros sobre pobres y miserables", explica Kasatkina.

"Si pedías un libro suyo en las bibliotecas, había orden de apuntar tu nombre en una lista especial. Se desaconsejaba activamente su lectura. Hasta 1956 no se volvió a reeditar nada suyo. Y tiene lógica. En 1972 empezaron a reeditarse sus obras completas, que se acabaron en 1990... justo cuando se hundió el comunismo. Creo que no fue una casualidad", señala la académica.

Según Kasatkina, "si desapareciera toda la cultura rusa, pero quedaran las obras de Pushkin y las de Dostoievsky, podríamos salvar todo el entramado de la Rusia cristiana".
Es conocida la provocadora frase del escritor: "La belleza salvará al mundo". Se refiere, dice Kasatkina, a que "la belleza, como la verdad, es expansiva, tiende a extenerse".

Así, añade, "cuando vemos algo bello, queremos compartirlo, anunciarlo a otros, extenderlo y difundirlo; además, Dios hizo el mundo, hay belleza en él, y esto debe decirse, porque es verdad. Por otra parte, la belleza busca unir a las personas para la contemplación. Incluso cuando está oculta. Dostoievsky nos enseña a buscar la belleza y la verdad en el enfermo, en el loco, el débil, el borracho, algo que es muy paradójico y muy cristiano. Enseña que toda persona es imagen de Dios, y que además es una boca por la que Dios nos habla".