Mientras los españoles esperamos que aparezcan Fernando Torres como en 2008 o Iniesta de mi vida como en 2010, y mientras los italianos tienen en Mario Balotelli su nuevo héroe nacional, el peligro real está en la habitación de Antonio Nocerino, y en la imagen de San Pío de Pietrelcina a la que confía todos sus partidos y toda su vida.

Y en esta Eurocopa, por ahora, ha cumplido. Metió su penalty en la resolución de los cuartos de final contra Inglaterra, y cuando Cesare Prandelli (quien, también católico practicante, sigue haciendo una peregrinación a una iglesia a cada victoria de los azzurri) le ha sacado, ha estado bien. Aunque no haya jugado más que 41 minutos.

Desde que Nocerino está en el Milan, además, ha incrementado su faceta goleadora como centrocampista atacante. Y todo, bajo la batuta del Padre Pío, que guía su vida. De hecho, el número de su camiseta es el 23 porque en esa fecha de septiembre de 1968 murió el santo fraile.

Sí, es cierto que en el Milan juega con el número 22, pero todo tiene su explicación. Cuando eligió camiseta al llegar al equipo rossonero al inicio de esta temporada, lo hizo, confesó en una entrevista en octubre pasado, porque el 23 estaba ocupado: "Yo quería el 23, que es un número que me vincula al Padre Pío, así que cogí un número menos".

En centrocampista italiano, de 27 años, dio su gran salto a la Primera División en 2007, cuando fue fichado por la Juventus de Turín. "Estoy viviendo un sueño, casi no me lo creo", admitió entonces a Il Giornale. Estaba a punto de fichar por la Fiorentina, cuando de repente sonó el teléfono y llamaban de la Vecchia Signora, uno de los grandes del Calcio. "¿Dónde estabas en ese momento?", le pregunta el periodista. "En San Giovanni Rotondo, con mi familia. Somos muy devotos del Padre Pío, que nos ha ayudado mucho con ocasión de un problema familiar. Casualidad o no, aquel día acabábamos de estar rezándole".

A eso nos enfrentamos, nada menos. Por fortuna, Prandelli no está contando demasiado con Nocerino en esta Eurocopa. Que siga así, porque con el Padre Pío en contra es difícil ganar. Aunque la Roja siempre podría alegar que el gran impulso a su devoción en los últimos años ha venido de un autor español. A ver si eso cuela...