Los obispos argentinos convocaron, desde el pasado 8 de diciembre hasta la misma fecha de 2020, un Año Mariano Nacional “para resaltar el jubileo por los 400 años del hallazgo de la sagrada imagen de la Virgen del Valle en la provincia de Catamarca, venerada a lo largo y ancho de la Patria”.
Olga E. Fernández Latour de Botas, Doctora en Letras por la Universidad del Salvador (USAL), es una reconocida experta en la presencia e influjo de la Madre de Dios en el folklore nacional argentino. En 2014 publicó un gran estudio sobre la cuestión, ¡Achalay mi Virgen! María en el folklore argentino.
Ella misma resume así su tesis: “En las distintas áreas de cultura popular tradicional de la Argentina, la devoción mariana constituye el nexo fundamental entre todos los actos del ciclo vital y del ciclo anual del hombre y su más firme recurso individual y colectivo para la aproximación de la existencia cotidiana a los misterios de la Fe. La presencia mariana es una de las constantes con mayor frecuencia de aparición en las proyecciones literarias y artísticas del folklore argentino”.
-¿Cuáles son los orígenes de la devoción mariana en el folklore argentino?
-La evangelización ibérica, tanto española como lusitana, aportó a América, desde sus primeras fundaciones de ciudades y puertos, el signo cristiano de la Cruz, el culto de adoración a la Santísima Trinidad y a cada una de sus divinas personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Vino también el culto de veneración a numerosos santos (con su inseparable contenido de tradiciones regionales europeas resistentes aún al planificado “despojo” purificador posterior) y por fin, no en último término sino en el primero por el número de sus santuarios y lo entrañable de su presencia cotidiana en la vida de los fieles, el culto de hiperdulía a la Santísima Virgen en variadísimas advocaciones y títulos, tanto llegados desde lejanas comarcas como surgidos localmente desde las instancias iniciales de la evangelización.
-Usted suele referirse a dos principios que sustentan la dinámica cultural: la "tradición-innovación" y la "regionalidad-globalización"…
-En los hechos que reconocemos como folklóricos, frente a la tradición como condición fundamental para su existencia, surge la innovación, generada necesariamente en ellos por ser también vigentes, funcionales, de transmisión oral y empírica.
-¿Por ejemplo?
-Le pongo un ejemplo. El puerto que hoy es capital de la República Argentina, originariamente fundado por Pedro de Mendoza en 1536, se consagró a María y se llamó Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. Casi un siglo después, en 1630, la feligresía comenzó a venerar también a María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción y como Nuestra Señora de Luján por hechos milagrosos ubicados, en su origen, a 77 kilómetros de esta capital.
-¿Cuándo se considera que una tradición ha entrado a formar parte del folklore?
-Nada es folklore de nacimiento, pero cualquier elemento cultural puede convertirse en folklore si cumple los procesos de colectivización sincrónica y de tradicionalización diacrónica en el seno de determinada comunidad.
-¿Dónde entra entonces una “globalización”?
-Ahí está el caso de la fiesta de la Virgen de Andacollo, originaria de Chile. Fue captada por ciertas áreas de nuestra provincia de San Juan, donde se realiza con características locales y es ahora parte de la identidad de ese pueblo. Otro caso: el culto a la Virgen de Luján, inicialmente bonaerense (“porteño”, como hasta 1880 se decía) se extendió de tal manera que hoy la Virgen María, bajo esta advocación de Nuestra Señora de Luján, es considerada patrona no sólo de toda la Argentina sino también del Paraguay y el Uruguay. Aunque estos hechos pertenecen a la historia de la Iglesia y no estrictamente al folklore, en ellos intervienen muchos elementos legendarios, poéticos, artesanales, ceremoniales, que sí son aportaciones tradicionales, anónimas, funcionales y vigentes del pueblo: pertenecen a su folklore.
-Vayamos al folklore poético mariano. ¿Qué importancia tienen en él los antecedentes hispano-medievales?
-El verso octosílabo, derivado del de dieciséis sílabas del cantar de gesta español, es el que hallamos con mayor frecuencia, tanto en coplas como en “argumentos” o “compuestos” narrativos o en décimas, espinelas, y el pueblo ha extendido el significado de este vocablo (“décima”) a la noble composición con artificios llamada Glosa en los clásicos españoles (una estrofa temática y otras glosadoras, explicativas, cada una de las cuales finaliza con el correlativo verso del tema). No incluye ese patrimonio versos mayores de ocho sílabas aunque sí menores como los de la seguidilla apta para cantar Zambas y Cuecas, Gatos y Huellas, y la copla hexasilábica que se mantiene en las nanas o coplas de cuna (nuestro “Arrorró”) y en algunas adivinanzas y villancicos.
-¿Cómo se han transmitido?
-Todas las composiciones poéticas del folklore argentino, con las solas excepciones de las oraciones piadosas, de las adivinanzas más frecuentes y de las llamadas “Coplas de Sala” del folklore surero, están destinadas a ser cantadas. Vayan algunas muestras de composiciones breves de tema mariano:
Señora, dueña de casa,
¡adiós, será hasta otro día!
Cuando sepa que m’hi muerto
réceme un Ave María.
O esta otra:
Cuando me pongo a cantar
a Dios le pido la Gloria,
y la Virgen de Luján
explicación y memoria.
Y una más:
Adiós, Reina del Cielo,
Madre del Salvador,
dulce prenda adorada
de mi sincero amor.
A dejarte, María,
no acierta el corazón.
Te lo entrego, Señora,
dame tu bendición.
-La poesía gauchesca argentina expresa mucho y bueno de la devoción mariana argentina. ¿Martín Fierro podría considerarse un ejemplo de devoto de la Virgen?
-Sí, en varios de los más afamados “poetas gauchescos” de la primera hora la mención de la Virgen aparece con todas las características de la devoción popular-tradicional que esta manifestación de la poesía urbana, impresa y de autor firmante que ha adoptado la manera rústica, desea imprimirle. El Martín Fierro de José Hernández, en sus dos partes, El gaucho Martín Fierro de 1872 y La vuelta de Martín Fierro de 1879, contiene versos paradigmáticos para el aspecto que nos ocupa:
Gracias le doy a la Virgen,
gracias le doy al Señor,
porque entre tanto rigor
y habiendo perdido tanto,
no perdí mi amor al canto
ni mi voz como cantor.
-Es una incorporación en la vida cotidiana del amor a la Virgen…
-El papel de María, Madre de Jesús y mediadora ante el Padre y el Espíritu Santo, surge con toda fuerza y pureza, bien que también con cierta ingenuidad no carente de encanto, de esta particular cultura propia de los “analfabetos profundos”, que configuran buena parte de aquella “Argentina invisible” exaltada por Eduardo Mallea en 1938.
-¿Quiere terminar recordando algún verso popular que suscite esa devoción sencilla e inocente?
-Claro:
Madre del Rosario,
hermosa María,
consuelo de pobres,
mis caminos guía.