Human Life, ya en los cines de 20 ciudades de España, es una película hermosa, de unos 70 minutos, en la que una fotografía deslumbrante y luminosa alterna paisajes naturales con testimonios de personas que transmiten vida. Son historias de superación y de creatividad para el bien. (Lea aquí la reseña de ReL). Pero no es un reportaje periodístico, sino un trabajo artístico muy cuidado, de estudiada sensibilidad y estética. En la pantalla grande transmitirá más que en la pequeña.
Luiz Henrique Marques se ha centrado en la dirección de fotografía y Gustavo Brinholi es codirector, guionista y autor de la música. Gustavo Brinholi habla con ReL de la experiencia de vida y de fe detrás de esta película y de sus decisiones artísticas.
- ¿Qué impulsó esta obra?
- Tengo 40 años. Me casé en 2017. Ese año mi mujer tuvo dos abortos espontáneos y eso nos dejó muy sensibilizados. Al perder a nuestros bebés, yo entendí que no hay que pensar que la vida o la salud sean algo que dar por supuesto. Meses después, me invitaron a filmar un vídeo para la Marcha por la Vida en Italia. Yo no estaba muy implicado en la causa provida, pero sí me parecía interesante. Y eso me hizo pensar.
La bailarina embarazada, símbolo de la belleza de la vida, siempre expansiva y algo extraña
» Ese mismo año acudí a una convención sobre los 50 años de la encíclica Humanae Vitae. Me encantó su enfoque. Había médicos, teólogos, expertos de un amplio abanico de enfoques, con muchos detalles. Me dije: ¡tengo que mostrar esta belleza a la gente!
»Yo crecí en una familia católica. Luego, en la adolescencia, me alejé de la fe. Pero es que nunca me habían presentado bien la visión católica de la vida y el amor como en ese congreso. Había habido una laguna en mi formación, como en la de mucha gente. Yo quería mostrar esa explosión de belleza. Aunque al principio pensé en un hacer un documental sobre la encíclica, enseguida se convirtió en algo más grande.
- ¿Admitís alguna influencia artística? Esta película es "de autor", no es periodística...
- Yo soy músico, y Luis Marques es el que lleva la dirección visual, de fotografía. Los dos somos entusiastas del cine de Terrence Malick. Lo admitimos, nos gusta hacer cosas, digamos, como él. Pero Malick es más audaz, o más exagerado, más teatral, deja improvisar a los actores.
-Los paisajes naturales, como en Malick, son importantes en este filme...
-Empezamos Human Life casi sin dinero. Íbamos a lugares donde nos invitaban y explorábamos localizaciones. En Los Ángeles entrevistamos a Ana Paola Henkel, la jugadora olímpica de beisbol que habla con chicas tentadas de abortar. Allí vimos las playas, el mar... y lo incorporamos. Sabíamos que funcionaría bien. Eso hicimos en otras ocasiones.
La exvoleibolista olímpica Henkel mira las playas de Los Ángeles
- Hay muchas escenas de agua, playas, rocas en el mar, fuentes...
- Me encanta el sonido del agua. Y representa mil cosas: purificación, el vientre materno, el bautismo, poder empezar una vida nueva...
- La música es muy original, sorprende...
- Toda la música de la película es creación mía. Hice más temas que no llegaron a entrar pero quizá los recuperemos en otro formato, online por ejemplo. Estuvimos en Nashville y en Franklin, las mecas de la música folk y otras músicas en EEUU. Yo tengo familia allí. Y por eso se me fueron ocurriendo temas en inglés, con un estilo folk sencillo.
»Pero también hay opciones más arriesgadas. Leandro, el pintor tetrapléjico, no puede sentir pellizcos. Yo quise reforzar su testimonio con una especie de pellizcos con guitarra eléctrica, como pinchándole. En cualquier caso, no usamos una música invasiva, hemos querido dejar hablar a los protagonistas.
Leandro, tetrapléjico, pinta con la boca
-La película tiene narrativa, pero también contemplación...
-En cierto momento entendimos que ver película sería parecido a hacer un retiro espiritual, que sería como retirarse, recogerse, y dejarse transformar. Tonio, de la Comunidad Jesús Menino, nos dijo: "esta película será como una profecía, como entrar en una gruta y desde allí, durante una hora, contemplar la belleza".
- Pero en esta película llena de belleza hay muchos cuerpos deformes...
- Sí, pero a veces tardas en darte cuenta. Jonás, el surfista, no tiene brazos, pero recuerdo que cuando quedé con él primero me fijaba en su sonrisa, sus bromas, siempre estaba riendo... ¡tardé en fijarme en que no tenía brazos! La chica con síndrome de down, cuando me vio, vino, me abrazó, ¡y me enamoré de la niña! Yo ya amaba a mis hijos que no llegaron a nacer. Aunque nunca los vi, sigo amándoles.
» El amor es más grande que la forma estética exterior. Piensa también en los iconos de la tradición cristiana oriental: sus proporciones no son las del arte clásico, sus figuras están deformadas en cierto sentido, pero transmiten mucha belleza, belleza sagrada.
- Todo cineasta trabaja con imágenes, pero el Misterio, Dios, no es visible. ¿Cómo mostrarlo en imágenes?
- La Creación, que es obra de Dios, nos aporta esas imágenes. También las personas, a imagen y semejanza de Dios. Si muestras a alguien con amor y corazón, muestras algo de Dios. Creo que, cuando somos niños, Dios nos habla muy alto con la belleza, pero luego nos distraemos. Hemos de purificarnos para poderle escuchar de nuevo. La música también nos ayuda. En los dos últimos años he dedicado mucho más tiempo a enseñar música y trabajar con niños y eso me ha ayudado a ver mejor que la música nos conecta mejor con Dios.
- ¿Era consciente de una línea visual al planificar la película?
- Mmm, hay algo de operístico en la liturgia. O de liturgia en la ópera. Música y escenario. Monteverdi, el padre de la ópera moderna, acabó haciéndose sacerdote. Yo volví a la Iglesia cuando estaba en Alemania, en 2013. Iba mucho a la ópera de Múnich. Un día acudí a una misa novus ordo pero con canto gregoriano en latín, incienso, liturgia con movimientos bien medidos... Nunca había visto algo así, la perfección de movimientos y música. Algo de eso buscábamos en Human Life.
- El artista también tiene algo de sacerdote, toma cosas, las transforma...
- Esta película ha sido un sacrificio, en el sentido de que yo la entregaba a Dios para que la tomara y condujera. También en el sentido de que me ha costado, hemos arriesgado. Arriesgué dinero como ofrenda a Dios y se lo decía a mi mujer: "es un sacrificio para Él". Recé muchos rosarios con el jet lag.
(Lea aquí la reseña de ReL de Human Life; consulte los cines aquí para verla).