era profesor de Arte de la Universidad de Kioto, en Japón, cuando decidió viajar por Europa. En 1978 llegó a Barcelona y se quedó impresionado ante la Sagrada Familia. Tanto que abandonó todos sus proyectos para trabajar como escultor en la obra de Antonio Gaudí (18521926). Desde entonces, se empeñó en conocer más de cerca al arquitecto catalán.
“Yo conozco todas las obras, todas las palabras, todas las maquetas que he tocado, pero un paso más no puedo. No puedo tocar a Gaudí. Decidí no mirar a Gaudí. ¿Dónde miro? Intentaba mirar donde miraba Gaudí. Yo soy escultor, intenté hacer lo que quería hacer Gaudí. Éste es el momento magnífico y el milagro”.
Etsuro procedía de una tradición cultural y religiosa muy diferente a la europea y le costaba conectar con el proyecto de un modo fiel al espíritu de Gaudí. Cuando conoció la verdadera intención del autor de la Sagrada Familia entendió su trabajo. Y cambió su vida: "Invito a todo el mundo que quiera conocer a Gaudí a que no se equivoque de puerta. Si verdaderamente quiere conocer a Gaudí, toque la puerta espiritual y la fe de Gaudí”.
Eturo Sotoo dice que su compromiso con la arquitectura fue el primer paso para que Gaudí le ayudase a replantearse sus valores. Tiempo después llegó su conversión al catolicismo: “¿Para qué construimos el templo de la Sagrada Familia? Una pregunta sencilla: ¿para qué construimos? No buscamos la belleza orgullosa del hombre. No. El templo de la Sagrada Familia es una herramienta para construirnos a nosotros. Gaudí dejó medio acabado el templo; el templo de la Sagrada Familia construyó perfectamente a Gaudí”.
Etsuro Sotoo sigue actualmente trabajando en las principales esculturas de la Sagrada Familia. Un trabajo y un encuentro que le han cambiado la vida.