La Fundación Cultural Ángel Herrera Oria organiza el 15 de febrero a las 19 horas en el salón de grados de la Universidad San Pablo CEU (C/Julián Romea, 23) un coloquio con el tema "La espiritualidad en los caminos de peregrinación", que explorará la importancia de peregrinar en la tradición cristiana, la judía y la musulmana.
Los participantes son:
- Ahmed Kaddour, de la Comisión Islámica de España;
- Pinhas Punturello, de la Federación de Comunidades Judías en España;
- y Juan Caamaño Aramburu, marino, Licenciado en Ciencias Religiosas y veterano peregrino en el Camino de Santiago.
El moderador del coloquio es Andrés Ramos Castro, delegado episcopal para las Relaciones con las Instituciones. , quien moderará el coloquio.
El Islam tiene como uno de sus 5 preceptos básicos la obligación de que el creyente acuda al menos una vez en su vida a La Meca. El judaísmo clásico en la época de Jesús pedía tres peregrinaciones a Jerusalén (la de Pascua, la de Pentecostés y la de los Tabernáculos, que era toda ella un recuerdo del Éxodo y del pueblo que vivió 40 años peregrinando en el desierto en tiendas).
Para el cristianismo no hay obligación de peregrinar, pero los cristianos lo han hecho siempre, acudiendo a lugares sagrados (santuarios) y para relacionarse a menudo con santos, en sus tumbas o lugares que custodiaban sus reliquias.
Juan Caamaño, uno de los participantes del encuentro, explica a ReL que recibió la devoción por el Apóstol Santiago de sus padres, de niño, y que su primera peregrinación caminando la hizo con cinco amigos, con 18 años, en 1970, porque un amigo había ganado unas oposiciones a la escuela naval militar. "Desde entonces he hecho el Camino de Santiago unas 30 veces", explica.
Salir de la comodidad, sufrir, crecer...
"Peregrinar es parte de la dimensión religiosa del ser humano. Implica salir de la zona de confort y echarse a la aventura hacia un santuario. A veces va ligado a un jubileo o una perdonanza: se busca el perdón de Dios. Peregrinar significa sufrir, vivir con austeridad, reconocer que uno es parte de la Creación, de la naturaleza y vivir un camino interior, introspectivo", detalla a ReL.
Ya en la Edad Media los cristianos hablaban del hombre como "homo viator", hombre en que hace camino. Todo el Antiguo Testamento se construye sobre un pueblo que camina y el cristianismo hereda toda su espiritualidad del caminar.
España, que es a la vez un país de tradición religiosa y turística, ve que ambas cosas se entrelazan. "Los que llevamos muchos años recordamos que en 1993 Fraga Iribarne se inventó el Xacobeo como promoción turística. Pero si se estudia el Camino de Santiago desde el s.IX vemos que también en la Edad Media había viajeros que iban más allá del componente religioso. Había cofradías, nobles y reyes que construían puentes y caminos. En esa época todo se vivía con fe y devoción, pero también entonces, como hoy, había falsos hosteleros, timadores, etc...", detalla Caamaño.
La meta ha de ser Santiago, no Finisterre
Además de un peligro de banalización consumista, hoy hay un peligro de desnaturalización del Camino por la Nueva Era, el sincretismo y el esoterismo. "Las asociaciones del Camino de Santiago suelen ser aconfesionales pero todas tienen claro que la dimensión espiritual implica que la meta es la catedral de Compostela, y no Finisterre, como hacen algunos llevados por la Nueva Era, que llegan al mar, queman su ropa, etc... Eso sí que es una tendencia nueva que vemos que crece".
Caamaño detecta enseguida cualquier libro del Camino de Santiago que no vale la pena: "son los libros que hablan de templarios, el juego de la oca o esoterismo; si hablan de eso, malo".
Pero su experiencia peregrinando y hablando con viajeros es que "en la peregrinación larga muchos descubren cosas espirituales". Es algo que está en el interior del hombre, y en la raíz de Israel, la Biblia y la Iglesia.