“Tenemos mucho que aprender de nuestra propia historia, de la riqueza de la historia de la Iglesia y también de la calidad de los artistas que hicieron todo esto. Las obras son impresionantes”, dice el cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay.
Entre los tesoros expuestos, hay manuscritos religiosos, libros, crucifijos, cálices, altares, vestiduras, esculturas y pinturas.
El museo ofrece a los católicos indios una mirada hacia su rica historia, pero sobre todo, busca despertar su orgullo y curiosidad. El sacerdote Warner D ´Souza es el cerebro que está detrás del proyecto.
“Nos dimos cuenta de que estábamos perdiendo muchas piezas maravillosas que estaban casi tiradas y que no se habían restaurado. Cuando presentamos el proyecto al cardenal, se interesó mucho. En un principio, todos eran escépticos, pero, poco a poco, reunir estas piezas se convirtió en una necesidad, y luego, en una pasión”, asegura el representante del Comité del Patrimonio de la Iglesia Católica.
El museo cuenta con un anfiteatro que ofrece a los visitantes la oportunidad de ver películas y presentaciones, y que es un foro de debate sobre arte, cultura y religión.
En este muro se ha preparado una línea cronógica de la Iglesia, con paralelismos entre la llegada del Cristianismo a Bombay y lo que ocurre en el resto del mundo. El equipo también espera modernizarlo pronto.
El historiador David Cordoz señala que “queremos que sea un muro interactivo, donde se pueda ver el lugar y decir Nuestra Virgen del Remedio, Poinsur, y tocarla, entonces todas las cosas saldrían en un ordenador y se obtendría toda la información de la historia de esa iglesia”.
En una ciudad que ya se enorgullece por su bella arquitectura, sus cientos de iglesias y parroquias, este museo ya es visto como fuente de inspiración y educación para las generaciones futuras.