Este jueves se ha inaugurado en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid el Congreso Internacional “50 años de Mayo del 68” en el que desde hoy y hasta el sábado se analizarán las causas y también el impacto que ha tenido en la sociedad occidental.
En el acto inaugural han participado el rector de la universidad, Daniel Sada, así como María Lacalle, directora del Centro de Estudios de la Familia y directora de este congreso. El primer ponente ha sido el prestigioso historiador y ensayista de Le Figaro, Jean Sévillia.
Daniel Sada, rector de la Universidad Francisco de Vitoria, ha explicado que "la universidad existe para buscar la verdad, entender el pasado para vivir con plenitud el presente y poder ofrecernos al futuro. Una mirada inteligente no debe centrarse solo en lo que se hizo mal y quién lo hizo mal. Si algo explotó en mayo del 68 hemos de ver por qué y entender qué papel nos toca ahora jugar a cada uno. La UFV quiere ser una comunidad de buscadores de la verdad".
"Cuestionemos aquellas promesas"
Por su parte, María Lacalle, ha afirmado que "de mayo del 68 se hacen muchas lecturas. Sarkozy en su campaña del 87 decía que era la fuente de todos los males. Gabriel Albiac dice que fue una revolución fallida, la imaginación no llegó al poder, pero el mundo ya no ha sido igual. ¿Con qué nos quedamos y qué rechazamos? Hay cosas sobre las que se ha impuesto un silencio en cierta manera totalitario. Hombre y mujer y sus diferencias, el deseo, el sexo, el amor... Quizá la sociedad actual es mejor que la de los 60, pero hay sombras en el legado recibido. Cuestionemos aquellas promesas que se nos hacían en el 68”.
“¿Son mejores las relaciones hombre-mujer, las relaciones sexuales se viven de manera más plena, hay más igualdad? Sin barricadas y sin violencia hay que hablar y ser críticos. Los planteamientos del 68 que ha asumido la sociedad actual, ¿nos hacen más felices? ¿Tenemos una alternativa, algo mejor al pensamiento dominante? ¿Algo que ayude a un entorno más libre, más justo, más verdadero?”, se preguntó. Por ello, llamó a analizar este fenómeno para ver qué rechazar y con qué poder quedarse.
La caída en el relativismo
En su ponencia, Jean Sévillia ha hecho un resumen histórico de los eventos de Mayo del 68 en Francia y de su contexto cultural en Europa Occidental. Tras esto analizó su efecto antropológico asegurando que “después de mayo del 68 cada individuo piensa que es libre o no de aceptar la tradición, las enseñanzas previas, y cae en el relativismo, algo sobre lo que han escrito mucho Juan Pablo II y Benedicto XVI. Y si todo es verdad o nada es verdad, si todas las verdades de cada uno valen igual entonces todo vale igual, todo debe ser aceptado. Y eso se combina con la transgresión: el derecho a contestar la verdad de los demás, el derecho a blasfemar. El derecho a transgredir pasa a ser algo absoluto. Ser ‘conservador" es el peor crimen”.
En su opinión, “como católico creo que todo va ligado a la falta de creencia. Como historiador digo que ha habido épocas de alta y baja intensidad religiosa. En conjunto, España, como Alemania, etc, está en baja intensidad religiosa hoy. Juan Pablo II dice: ‘el hombre moderno vive como si Dios no existiera’, frase sencilla pero profunda. Este hiperindividualismo es reflejo de todo eso”.
Los europeos están en un momento clave
Sévillia agregó que “una de las grandes leyes de la historia es que no puedes hacer cambios grandes repentinos: no vencerás al individualismo de un día para otro, aunque prediques por las calles, ‘hermanos, os amo, no sois solo individuos’, hacer eso tiene una eficacia muy limitada”.
El historiador francés consideró también que “el hombre europeo está en un momento clave. Desde hace 30 o 40 años hay una novedad: una religión no judeocristiana con otra antropología muy distinta, que no cree en la libertad del individuo. La libertad sexual, la homosexualidad, etc, no la aceptará. Es el islam. El Islam crece en importancia demográfica. A los europeos les aconsejo como cristiano y como historiador que despierten, porque si no otros lo harán en nuestro lugar y en nuestro detrimento. ¿Cómo reconstruir? En Francia hemos visto movimientos que despertaban fuerzas que parecían dormidas, con la ayuda de Dios todo será posible una vez más”.
Preguntado por la revolución sexual y la Doctrina Social de la Iglesia, el ensayista de Le Figaro explicó que “vivimos en una economía globalizada con sus desequilibrios, y la Iglesia debería establecer una doctrina social adaptada a la economía globalizada; sin respuesta católica a la globalización, la gente busca respuestas en internacionalismos y pensamientos no católicos, soluciones a corto plazo. La Iglesia necesita una Doctrina Social adaptada, y es un desafío”.