Acaba de estrenarse en el Teatro María Guerrero de Madrid, y gracias al dinero público, la producción teatral «Gólgota Picnic», del hispanoargentino Rodrigo García. En su primera representación, numerosos espectadores abandonaron sus butacas. El primero lo hizo a los diez segundos, ante una obra de dos horas y media de duración sin intermedios, que algunos críticos han calificado de "panfleto anticristiano" o "tópicos de agnósticos de salón".
El Ministerio de Cultura que dirige Ángeles González-Sinde, a través del Centro Drámatico Nacional, ha financiado con dinero público esta obra de teatro que califica provocativamente a Cristo como «Loco», «primer demagogo», «que se sepa que no trabajó nunca», «era un puto demonio», «acabó en la cruz y se lo merecía», «era pirómano» y «fue el mesías del sida».
Miguel Ayanz, crítico del diario La Razón considera que «Rodrigo García parece querer demoler la figura de Cristo, convertido en paracaidista en caída libre en un interminable vídeo».
Ayanz señala que «estaría bien ver alguna transgresión sobre el islam, Mahoma o el Corán, ¿alguien se atreve?».
Para, Javier Silgado, de La Gaceta, «García traza una obra anticristiana y anticapitalista, en la que abundan los desnudos frontales totales de hombres y mujeres, los primeros planos en directo (y maximizados en una pantalla de cine) de los genitales de actrices y actores, blasfemias, remedos de crucifixiones que buscan poner en burla la tradición iconográfica cristiana (citando expresamente al Giotto, Mantegna y Rubens) y escenas de fuerte contenido sexual, del travestismo al sadomasoquismo, sin olvidar un lenguaje constantemente soez».
«Ponemos en conocimiento del público que algunos conceptos religiosos o imágenes pueden herir su sensibilidad», de esta manera alerta el Ministerio de Cultura, a través de la web del Centro Dramático Nacional, del contenido provocativo de «Gólgota Picnic».
Esa advertencia tan poco habitual en las producciones teatrales del María Guerrero, querían evitar que los espectadores no se sintieran molestos con escenas como la de la imitación de la crucifixión, brazos en alto, o bien otra en la que uno de los actores se mete un fajo de billetes en la herida del costado de Cristo.