El escritor de origen francés Dominique Lapierre, autor de best-seller como La ciudad de la alegría, Oh, Jerusalén, Mil soles, Esta noche la libertad, Era medianoche en Bhopal o Más grandes que el amor, muchos de ellos en colaboración con el estadounidense Larry Collins, ha fallecido a los 91 años de edad.
Considerado uno de los autores que más libros ha vendido en el siglo XX, trabajó para la revista Paris Match y se convirtió gracias a sus reportajes en toda una estrella del periodismo. Establecido en Calcuta, publicó en 1985 su obra cumbre La ciudad de la alegría, que le uniría para siempre con la figura de la Madre Teresa de Calcuta.
Un choque brutal
Su posterior versión cinematográfica, protagonizada por el gran Patrick Swayze, fue también un éxito mundial. La mitad de las ganancias de su obra las donó al cuidado de enfermos de lepra. En el año 2003, cuando se celebraba en Roma la beatificación de la Madre Teresa, concedió una entrevista al diario ABC donde hablaba de aquel encuentro tan especial y que recogió en su obra más famosa.
"Fue en su cuartel general de Calcuta. Madre Teresa asistía a su misa cotidiana, a las 5.30 de la madrugada, rodeada por un centenar de sus hermanas. Era un momento extraordinario: en una pequeña capilla, con el ruido de la calle, en el centro de una ciudad inhumana. Fui a conocerla porque después de escribir Esta noche, la libertad, la historia de la independencia de la India, deseaba ayudar en lo posible a los niños leprosos de Calcuta. Había pasado dos largos años en la India enfrascado en la investigación de ese libro y quería destinar parte de mis derechos de autor a una obra humanitaria", relató el escritor en su día.
El exitoso autor francés recordó su primera conversación con la santa. "Lo primero que le dije fue: 'Madre, tengo cincuenta mil dólares en mi bolsillo; quiero entregar este dinero a una institución que se ocupe de los niños leprosos'. Aquel día me presentó a un inglés, James Stevens, una 'Madre Teresa' anónima, que dirigía una leprosería, pero que no tenía un céntimo más para continuar. Fue un choque brutal", reconoció.
Símbolo de esperanza
Tras visitar junto a Stevens y Madre Teresa "La ciudad de la alegría", uno de los barrios más pobres de Calcuta, el escritor comentó: "Era un lugar inhumano, el infierno sobre la Tierra. Allí encontré tanta fuerza, tanto valor, tanta fe, tanta capacidad de compartir... que le dije a mi esposa: quiero escribir la historia de supervivencia de esta gente", afirmó.
Para Dominique, aquel encuentro con la Madre Teresa le cambiaría para siempre. "Era una bomba de caridad, de amor. La impresión de caminar junto a ella por los barrios de Calcuta era extraordinaria. Cada vez que su pequeña silueta encorvada aparecía era un símbolo de esperanza en mitad de la desesperación. Casi no dormía, y con un plátano y un poco de arroz tiraba todo el día. Tenía una vitalidad enorme. Viajábamos a Nueva York y, tras veinte horas de avión, empezaba a visitar sus hogares, como si acabara de levantarse", aseguró.
El escritor afirmó durante la entrevista que le llamó la atención la claridad de ideas de la santa albanesa. "Le dije que podía hacer una huelga de hambre enfrente de la sede de Naciones Unidas para alertar a los poderosos. Entonces me dedicó una sonrisa, y me dijo: 'Me interesa la gente que no tiene un pedacito de pan para sobrevivir un día más. No puedo preocuparme por la multitud, sino por un individuo que está a punto de morir. Hay otras personas en el mundo que pueden luchar por los derechos humanos. Aquí nos enfrentamos a la miseria total'", relató.
Dominique afirmó que la Madre Teresa llegó a influir bastante en su carrera literaria. "Fue el detonante de muchas cosas. La fuente de inspiración la encontré en el valor de la gente para sobrevivir, para triunfar sobre todas las adversidades. Hay un poema de Tagore que dice: 'La adversidad es grande, pero el hombre es más grande que la adversidad'", expresó.
Veía a Cristo en cada leproso
"Conocerla fue un momento muy importante en mi vida. Descubrí que un autor de grandes éxitos literarios también podía cambiar la vida de los protagonistas de sus novelas. Un escritor puede ser, y lo digo con total humildad, Hemingway y Madre Teresa a la vez. Pensé que no era suficiente escribir. Había que actuar, tomar partido en el campo de batalla de la pobreza. Tenía cincuenta y dos años. Fue una revelación. Desde entonces, dedico la mitad de mi vida al trabajo humanitario", comentó sobre su encuentro con Madre Teresa.
Aunque no se consideraba creyente, el autor francés reconocía que la albanesa era una santa. "Lo pienso desde hace veinticinco años. No necesito una firma para saber que Madre Teresa era una santa. Y hay muchos otros santos anónimos que nos sorprenden en nuestra vida cotidiana", relató.
Aquí puedes ver el tráiler de la película inspirada en el libro de Dominique Lapierre.
En otras declaraciones por esas mismas fechas de 2003, el escritor francés apuntó cuál era la razón del éxito de Madre Teresa. "Tenía una fuerza extraordinaria porque veía a Cristo en cada leproso y niño abandonado, pero eso era gracias a su fe, tenía una fe tan grande, que podía verlos (...). Yo no veo a Cristo en cada hombre, en mi compromiso con los desfavorecidos no existe esa dimensión de santidad, pero queremos como ella dar la posibilidad a muchos de trabajar y de morir con dignidad", relató.