Presentamos la lista del cine espiritual más interesante del último año. Se trata de aquellas películas estrenadas durante el 2010 en España que destacan por la mirada al ser humano en perspectiva trascendente. Lo que supone, un acercamiento al misterio de Dios desde grandes cuestiones humanas como la libertad, el perdón, la acogida del otro, la belleza, la irrupción de lo extraordinario, la conversión y la lucha contra el mal, el testimonio, el coraje de vivir y la búsqueda de la esperanza.
En tiempos difíciles para la esperanza (¿hay algún tiempo universalmente fácil para ella?) Invictus nos presenta un referente de resistencia en la figura de Nelson Mandela. Las primeras secuencias de las películas nos muestran casi sin palabras un pueblo roto y enfrentado por la dura experiencia de la segregación (apartheid) racial. Los blancos detentando el poder están encerrados en la autosuficiencia, los negros ilusionados con el cambio también están cerrados en la venganza. Y en medio un hombre que en su voluntad firme, a pesar de su debilidad, cansancio y soledad, les unirá recordándoles que el perdón es un arma poderosa que libera el alma.
Basada en el libro de John Carlin, Playing the Enemy cuenta cómo se desarrolló el Mundial de Rugby del año 1995. Mandela, con una sabiduría que fraguó en sus 27 años en prisión, entendía que el deporte concentraba las emociones de la gente con mucha más rotundidad que el discurso político. Cuando faltaba un año para el Mundial Mandela decidió que el rugby, el deporte de los blancos, era la apuesta de la reconciliación e inició la campaña “Un equipo en un solo país”. Para ello contó con la ayuda de Francois Pienaar, el capitán de la selección, al que pidió ayuda para lograr que los negros se identificaran con el equipo de rugby. Ya en la final, a la que a duras penas llegó Sudáfrica, se presentó Mandela vistiendo la camiseta de la reconciliación, como confesó uno de los jugadores: “En ese momento nos dimos cuenta que había un país entero detrás nuestro, y que este hombre tuviera puesta la camiseta de los Springbok era un signo, no sólo para nosotros, sino también para toda Sudáfrica, que tenemos que unirnos, y tenemos que unirnos hoy”. Y de aquella gesta que ayudó a construir un pueblo nos habla la película traspasada por el perdón y la reconciliación que nacen del alma.
Basada en una historia real, que comenzó siendo una artículo periodístico y terminó en un bestseller, es más una película televisiva que cinematográfica. La consecución del Oscar a la mejor interpretación femenina haya supuesto el empuje definitivo para su pase por las pantallas y las televisiones de todo el mundo. Lo que hemos de agradecer, ya que dentro del cine netamente comercial, nos ofrece una aproximación sincera a los valores cristianos y familiares.
Realizada en base a dibujos hechos a mano, tiene su inspiración en el colorido y las de los manuscritos iluminados del medioevo irlandés, aunque también aparecen las influencias de Matisse y de los dibujos de Hayao Miyazaki quedamos asombrados por la riqueza y el despliegue visual que nos ofrece. El cruce de la historia irlandesa, las leyendas y mitología celta, los temores infantiles, las metáforas de nuestro tiempo y una inominada referencia cristiana dan lugar a una mezcla cargada de significados y propueta de sentido.
La propuesta de Lourdes es especialmente interesante porque sin vanalizar la posibilidad de la sanación, entra en el tema del sufrimiento y sitúa tanto el dolor como la curación ante la opción del sentido y la confianza de la fe. Así la película respira autenticidad de fondo y se convierte en emocionante sin caer en lo espectacular. En ella la fe aparece como plausible a pesar de una cierta rigidez de las formulaciones. El sufrimiento del alma está ligado al cuerpo pero se concreta en la infelicidad marcada por la soledad y la ausencia de futuro. La única pregunta definitiva sería de qué necesitamos ser curados y quién nos puede curar.
Gran éxito de público la tercera entrega de las Crónicas de Narnia: La travesía del Viajero del Alba. En esta ocasión con más fidelidad al relato original y sin que el relato de aventuras desdibuje la profundidad del mensaje que C.S. Lewis quiso trasmitir en este relato fantástico para niños y para los que no lo son tanto.
Desde hace tiempo lleva este director creyente buscando un estilo provocador y directo que transparente lo esencial del misterio de la fe de forma actual y significativa, existencial y comunicativa. El carácter testimonial se expresa marcando el protagonismo del propio director-narrador que sale mirando al objetivo y provocando al espectador. Así como de tantas personas que conocieron al protagonista y desde las que reconstruimos su vida.
Lo acertado de este cineasta rumano es la combinación de amabilidad, denuncia, entretenimiento y profundidad antropológica. A través del género fronterizo de una comedia dramática realiza la denuncia de la violación de los derechos humanos en el comunismo soviético, planteada más como una desviación de lo humano que como una cuestión política. Porque en definitiva, el interés de sus personajes siempre se concentra en la posibilidad de girar el alma hacia la bondad.
Basada en el libro “Esto no es justo” de Sally Nichols nos cuenta una historia de enfermedad y muerte, en este caso una muerte anunciada en los primeros planos. No se trata de mirar al sufrimiento sino de buscar los resortes profundos de la persona para levantar el vuelo. Así el proceso de la enfermedad es mostrado como el tiempo oportuno donde el pequeño y, lo que es más nuevo argumentalmente, los que le rodean, hacen un proceso para mirar la dolor como posibilidad de ser traspasado, la despedida como ocasión de profundidad en los motivos para vivir. Película realizada para conmover que no cae en el sentimentalismo, sino que contiene los sentimientos dosificándolos para enmarcarlos en la apertura al sentido y a la esperanza. Película para pensar donde se plantean las preguntas impresentables sin anticipar didácticamente las respuestas.