La historia se desarrolla en plena guerra fría, y cuenta la relación entre los jóvenes Charles y Erik (futuros Profesor X y Magneto), dos mutantes que viven de forma distinta su condición y su relación con el resto de humanos. Años atrás, Erik fue objeto de estudios de laboratorio por el mutante nazi Sebastian Shaw, que asesinó a su familia. Ahora, Shaw planea provocar una guerra nuclear a escala mundial para que los mutantes gobiernen el planeta sin restricciones.
Resulta asimismo interesante descubrir a los personajes de las entregas anteriores en el momento de tomar las decisiones que les llevan a ser lo que son, con especial mención a Mística, que recorre el trayecto entre las posiciones de Xavier y Magneto de manera creíble y gradual. Y es que en las buenas películas de X-Men no hay buenos y malos sin matices: todos tienen su lucha interna y cada uno afronta su lugar en el mundo de forma distinta.
Después de las decepciones que supusieron “X-Men 3” y “Lobezno”, la saga vuelve al buen tono de los dos primeros episodios gracias a la recuperación de Bryan Singer, esta vez en las labores de guión y producción. Así, se recupera el afinado retrato de personajes, la importancia de sus conflictos internos, y el nivel metafórico de los mutantes como seres rechazados por la sociedad por su condición de diferentes (equiparándolos a los judíos en la época nazi, uno de los temas recurrentes en el cine de Singer).
El film acierta al hacer su centro emocional la relación entre los jóvenes Xavier y Magneto: James McAvoy y Michael Fassbender están espléndidos, logrando hacernos ver a los personajes de Patrick Stewart y Ian McKellen, y aportando un nivel de energía que no decae durante todo el metraje. Puesto que Magneto y Xavier van definiendo sus caminos (uno marcado por el odio y la tragedia, el otro abogando por la convivencia pacífica), el auténtico villano de la función es Sebastian Shaw (magnífico Kevin Bacon), en un rol similar al de Magneto en los tres X-Men anteriores.
Resulta asimismo interesante descubrir a los personajes de las entregas anteriores en el momento de tomar las decisiones que les llevan a ser lo que son, con especial mención a Mística, que recorre el trayecto entre las posiciones de Xavier y Magneto de manera creíble y gradual. Y es que en las buenas películas de X-Men no hay buenos y malos sin matices: todos tienen su lucha interna y cada uno afronta su lugar en el mundo de forma distinta.
Además, el hecho de que la historia se sitúe en los años de la guerra fría otorga la posibilidad de mezclar el tema super heroico con la trama de espías, muy al estilo James Bond, dando como resultado un film enormemente interesante y original. El hecho de introducir en la trama acontecimientos históricos como la crisis de los misiles cubanos dota de mayor interés la historia.
La fotografía remite a las películas de acción de los años 60, la ambientación, no del todo realista, a los comics Marvel de la época. En conjunto, un estilo visual vibrante y atractivo para cualquier espectador, conozca a los personajes o no.
La fotografía remite a las películas de acción de los años 60, la ambientación, no del todo realista, a los comics Marvel de la época. En conjunto, un estilo visual vibrante y atractivo para cualquier espectador, conozca a los personajes o no.
Como en los dos primeros X-Men, dirigidos por Bryan Singer, “X-Men: primera generación” reflexiona sobre lo que nos hace humanos y lo que nos deshumaniza, apuesta por la convivencia y la aceptación de toda la diversidad del hombre. Y lo hace a través de una estupenda historia, espectacular y entretenida. ¿Qué más se puede pedir? (Pantalla 90)
Película para todos.
Película para todos.
FICHA TÉCNICA | ||
Título: | X-Men: Primera Generación | |
Director: | Matthew Vaughn | |
Intérpretes: | January Jones, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Kevin Bacon, Rose Byrne, Nicholas Hoult, Jason Flemyng, Zoë Kravitz, Oliver Platt | |
Estreno: | 3 de junio de 2011 | |
Duración: | 125 minutos | |