El miércoles 15 de marzo de 1871, durante el llamado Sexenio Democrático o Sexenio Revolucionario, se fundó la Real Sociedad Española de Historia Natural (RSEHN). Es la sociedad científica privada, aún activa, de mayor antigüedad en la historia de la ciencia en España.
La cruz que muestra su logotipo es más que justa, dada la fisonomía espiritual de muchos de sus fundadores.
Su objetivo fundamental desde sus inicios fue el fomento y el cultivo del estudio de las ciencias naturales. Nació en las estancias del Convento de la Trinidad de la calle Atocha de Madrid (fundado siglos antes por Felipe II) entonces dedicado a Instituto Industrial. Los personajes principales en dicha fundación eran científicos y también católicos profundamente convencidos, como sigue sucediendo entre muchos de sus socios hoy en día.
El primer anfitrión: el zoólogo Laureano Pérez Arcas
Todo empezó a base de reuniones en un domicilio particular de Madrid, el del prestigioso zoólogo Laureano Pérez Arcas (1824-1894). En el momento álgido de su carrera, era anfitrión de una tertulia con los más insignes naturalistas de la época, incluyendo sus alumnos. Naturalista y doctor en zoología, fue catedrático de Zoología de la Universidad Central, además de licenciado de Derecho. Fue impulsor y fundador de la RSEHN y uno de sus primeros presidentes.
Recibió religión en la escuela, en el Colegio de la Fundación García-Dávila, siendo su preceptor de gramática el eclesiástico D. Miguel Moya Ponce, último de los profesores de esta institución. Estudió con el también católico naturalista Mariano de la Paz Graells. (ReL ya habló de ellos al comentar su expedición científica al Pacífico).
Laureano Pérez Arcas, zoólogo, impulsor de la RSEHN
En la nota necrológica a Laureano Pérez escrita por Jesús Comín leemos: “Murió en su ciudad natal rodeado de su familia, confortado con los auxilios de la Religión que él mismo pidió y con la dulce paz del que muere cristianamente”. Su discípulo y también científico católico Francisco de Paula Martínez escribió : “Murió en su ciudad natal… habiendo pedido y recibido todos los sacramentos y la bendición de su Santidad, auxiliado con grande caridad por el señor arcipreste y en la santa paz que tiene el que, habiendo cumplido bien la misión que Dios le dio, pasa a otra vida mejor y eterna”.
Miguel Colmeiro: católico, conservador, director del Real Jardín Botánico
El primer presidente de la RSEHN, y uno de los contertulios de don Laureano, fue Miguel Colmeiro Penido (1816-1901). Era catedrático de la entonces Universidad Central.
El historiador Santos Casado de Otaola lo describe como "católico y conservador, pero alejado de posturas reaccionarias o inmovilistas; se desenvolvió con comodidad en el liberalismo reformista de su tiempo". Llegó a dirigir el Real Jardín Botánico (otra entidad científica impulsada por católicos) tras fundar el Jardín Botánico de Sevilla.
Martínez Sáez, el naturalista que viajó al Pacífico
Otro de los fundadores de la RSEHN fue el también científico católico Francisco de Paula Martínez y Sáez (Madrid 1835 – 1908), discípulo predilecto de Laureano Pérez Arcas, que cursó en la Universidad Central sus en la sección de Ciencias Naturales de la Facultad de Filosofía, siendo nombrado tras su doctorado ayudante de las clases de esa sección, de Mineralogía y Botánica, y trabajando además en el Museo de Ciencias Naturales (MNCN) – también fundado por católicos , Antonio Ulloa y Pedro Franco Dávila, que este 2021 cumple 250 años– donde se encargó del arreglo y clasificación de las colecciones de vertebrados.
Participó de la Comisión Científica del Pacífico, la más importante expedición científica española del siglo XIX, en la que llegó a recolectar unos 30.000 ejemplares de fauna americana durante su participación en el viaje. Nada de su elevado conocimiento académico ni el conjunto de personas con las que trabajó le llevaron a abjurar de sus firmes creencias católicas, no ocultadas en su vida y recogidas en el testamento que hizo en Madrid, el 28 de enero de 1867.
Juan Vilanova, prehistoriador, católico y evolucionista
Otro socio fundador fue Juan Vilanova Piera (1821-1893), que desarrolló su actividad en los ámbitos de la paleontología, geología y prehistoria, y fue Catedrático de Geología y Paleontología de la Universidad Central de Madrid (de quien hablamos aquí en ReL).
Fue maestro nada menos que de Telesforo Aranzadi, fundador de la Escuela de Antropología de Barcelona, que desarrolló su actividad por científicos católicos fundamentalmente.
Él separó la especialidad de geología de la Paleontología en la cátedra, quedándose en la segunda hasta que se jubiló. En 1878 fue presidente de la RSEHN y académico de la Real de Exactas, Físicas y Naturales desde 1874. Defendió contra viento y marea la autenticidad de las Cuevas de Altamira, contra los ataques de los miembros de la Institución Libre de Enseñanza y de algunos científicos ateos que negaban su autenticidad. (En ReL explicamos aquí el debate sobre Altamira y los errores de la película de Antonio Banderas al respecto) .
Juan Vilanova propagó las teorías evolucionistas, pero sin negar para nada la fe católica, con una clarividencia comprobable en frases como la siguiente: «Conviene tener presente que Moisés no se propuso dar en el Génesis un tratado de Geología ni de ninguna otra ciencia, sino más bien hacer comprender a los hebreos la grandeza y omnipotencia del Dios Creador, y evitar de esta manera que cayesen en la idolatría; lo cual era más fácil de conseguir, diciendo que a la sola palabra de Dios “Fiat lux”, “apareció la luz”, que si les hubiera dado un tratado de Óptica.»
La marquesa de Casa Loring: católica y madre de 9 hijos
También hubo tres piadosas mujeres en la fundación hace ahora 150 años de la RSEHN. Amalia Heredia Livermore (1830-1902), Marquesa de Casa-Loring, se casó con Jorge Loring y Oyarzábal, primer marqués de Casa-Loring, con quien tuvo 9 hijos. Díaz de Escovar la recogió en ‘Galería de Malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de las mujeres, hijas de esta provincia, o residentes en ella, que se han distinguido por su talento, piedad, valor e ilustración’ ( Málaga, La Equitativa, 1901). Una mujer católica, apostólica y romana, coleccionista, investigadora, promotora de las artes y la cultura en España, y mecenas, dice Wikipedia en su sucinta biografía.
Fue la pequeña de diez hermanos, y sus padres, Manuel Agustín Heredia Martínez e Isabel Livermore Salas, se esmeraron porque todos recibieran una formación católica, además de fomentar en ellos el amor a las bellas artes con numerosos viajes al extranjero. Cuando Amalia se casó, transformó su residencia de La Concepción, en Málaga, en jardín botánico, por lo que fue la creadora junto a su marido del Jardín Botánico La Concepción.
Financió además el Hospital de San Julián y el Hospital Civil de Málaga, y fundó el Colegio de La Asunción, para que muchas niñas tuvieran la suerte de criarse como ella en un ambiente católico y ser científicas el día de mañana. Adquirió junto con su marido las tablas romanas de la Lex Flavia Malacitana (del siglo I, unos chatarreros casi las destruyen) con el fin de iniciar una colección arqueológica, el Museo Loringiano.
Fue la bisabuela del popular sacerdote Jorge Loring Miró, fallecido en 2013.
La duquesa de San Sebastián y la condesa geóloga
Otra impulsora católica de la RSEHN fue una aristócrata de San Sebastián, María Cristina Fernanda Brunetti Gayoso de los Cobos ( 1831 - 1914). Era española de ascendencia italiana. Kristinaenea Park, en San Sebastián, lleva este nombre en su honor. Poseía el Ducado de Mandas y Villanueva. Se casó con un donostiarra, Fermín Lasala, en 1859, y su marido se convirtió en duque consorte de Mandas y Villanueva.
La duquesa Cristina Brunetti (1831 - 1914)
Hicieron donaciones a algunas iglesias donostiarras para financiar, por ejemplo, la construcción de la torre de la iglesia de San Ignacio (Gros), los ventanales de la iglesia de San Vicente (Parte Vieja) y el Gran Órgano de la catedral del Buen Pastor. En su palacio por supuesto tenían capilla privada.
De María Josefa de la Cerda y Palafox (1807-1883) escribiría la necrológica Vilanova Piera que fue su profesor de geología. Condesa de Oñate, piadosa e interesada por la ciencia, contribuyó económicamente al arranque de la RSEHN.
Vilanova Piera, que fue su profesor de Geología, habló a su muerte de "la modestia que ha llevado hasta más allá del sepulcro, mandando en sus últimas disposiciones testamentarias que no se hiciera la menor ostentación de aparato en el entierro, ni en las preces que por el eterno descanso de su alma quería se dirigieran al Altísimo".
«¡Ah, si yo tuviera 20 años menos, no dejaría de acompañar a usted en sus correrías geológicas!», decía ella a su profesor.
"Bastó la más leve insinuación acerca de la naciente Sociedad Española de Historia Natural, para mostrar vivos deseos de contribuir á su prosperidad, haciendo que la presentáramos en calidad de socia fundadora… Que Dios haya premiado tantas y tan excelentes dotes", escribió Vilanova, señalando además sus donaciones de cerámicas peruanas y mexicanas al Museo Arqueológico Nacional y sus esculturas de mármol de Carrara al Museo de Bellas Artes.
Bernardo Zapater, cura naturalista, impulsor de la ciencia en Aragón
Entre los socios fundadores de la RSEHN encontramos también a un sacerdote católico aragonés, Bernardo Zapater (1823-1907), que también fue fundador de la Sociedad Española de Historia Natural y de la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales. Nació en Albarracín y estudió allí con los escolapios, y luego en el seminario de Teruel. En Madrid fundó el Colegio de San Vicente de Paúl para preparación de carreras especiales, que más tarde transformaría en centro de segunda enseñanza. Después volvió a Aragón a seguir sus investigaciones.
Bernardo Zapater, naturalista, entomólogo, sacerdote
Fue matemático y, como naturalista, destacó estudiando y clasificando lepidópteros. Numerosas especies de insectos, moluscos y plantas llevan el nombre de Zapater como reconocimiento a su obra por parte de científicos de diversas nacionalidades. En 1883 y 1892 publicó con Korb las dos partes del Catálogo de lepidópteros de la provincia de Teruel, describiendo 2.849 especies, algunas de ellas nuevas para la ciencia. Colaboró con Loscos en algunos Suplementos del Catálogo de plantas de Aragón y en 1904 publicó la Flora albarracinense, que contenía 1.260 especies.
Su herbario se conserva en el Instituto de Teruel. La mayor parte de su obra fue publicada en las Memorias y Actas de la Sociedad Española de Historia Natural. Cuando murió en 1907 el Boletín de la RSEHN dijo de él: "Todo lo hacía para levantar la cultura científica en España, y siempre hacía lo posible por que se conociera fuera de nuestras fronteras".
La RSEHN, egregia institución, no habría echado a andar hace 150 años sin estos miembros de la Iglesia Católica, personas de fe sincera y amantes de la ciencia.