La ideología de género y sus leyes establecen que no hay diferencias entre el hombre y la mujer y que con la mera voluntad de una persona, la cirugía y los medicamentos adecuados que modelen su cuerpo y un dictamen de políticos o funcionarios, se puede pasar de hombre a mujer o viceversa e incluso crear categorías intermedias.
El cristianismo se opone a esta visión, no sólo porque es contraria a la ciencia , la razón y a la evidencia, sino porque es totalmente incompatible con la enseñanza bíblica.
Lo que dice el Catecismo y la tradición bíblica
En el Catecismo de la Iglesia Católica (párrafos 369 a 373) se insiste en que la diferenciación y complementariedad entre hombres y mujeres son algo decidido y apreciado por Dios. "El hombre y la mujer son creados, es decir, son queridos por Dios: por una parte, en una perfecta igualdad en tanto que personas humanas, y por otra, en su ser respectivo de hombre y de mujer. "Ser hombre", "ser mujer" es una realidad buena y querida por Dios: el hombre y la mujer tienen una dignidad que nunca se pierde, que viene inmediatamente de Dios su creador (cf. Gn 2,7.22). El hombre y la mujer son, con la misma dignidad, "imagen de Dios". En su "ser-hombre" y su "ser-mujer" reflejan la sabiduría y la bondad del Creador. [...] Las "perfecciones" del hombre y de la mujer reflejan algo de la infinita perfección de Dios: las de una madre (cf. Is 49,14-15; 66,13; Sal 131,2-3) y las de un padre y esposo (cf. Os 11,1-4; Jr 3,4-19). Creados a la vez, el hombre y la mujer son queridos por Dios el uno para el otro. La Palabra de Dios nos lo hace entender mediante diversos acentos del texto sagrado. "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada" (Gn 2,18). Ninguno de los animales es "ayuda adecuada" para el hombre (Gn 2,19-20)".
"La mujer, que Dios "forma" de la costilla del hombre y presenta a éste, despierta en él un grito de admiración, una exclamación de amor y de comunión: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gn 2,23). El hombre descubre en la mujer como un otro "yo", de la misma humanidad. El hombre y la mujer están hechos "el uno para el otro": no que Dios los haya hecho "a medias" e "incompletos"; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser "ayuda" para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas ("hueso de mis huesos...") y complementarios en cuanto masculino y femenino (cf. Mulieris dignitatem, 7).
Lo que empezamos a saber ahora por la genética
En un artículo en la revista Hacer Familia, la doctora Maite J. Balda, psicóloga y doctora en Neurociencias Cognitivas, aclara un equívoco sobre lo que el genoma nos dice sobre la diferencia hombre-mujer, más grande de lo que popularmente se intuye.
"La cultura popular arma que hombres y mujeres somos idénticos [genéticamente] en un 99,99%. Pero esta visión no es correcta. Lo que nos dice la ciencia es que dos hombres, entre ellos, son 99,99% idénticos y dos mujeres, entre ellas, son 99,99% idénticas. ¡Pero entre un hombre y una mujer somos iguales solo en un 98,5%! Esta diferencia hace que un hombre y una mujer sean 15 veces más diferentes entre ellos que dos hombres o dos mujeres", escribe la autora.
Más aún, "sorprendentemente, un hombre y un chimpancé masculino comparten la misma cantidad de material genético que un hombre y una mujer. Datos como estos pueden resultarte relevantes la próxima vez que te parezca incomprensible que tu marido deje una toalla mojada encima de la cama; cuando tu esposa diga "nada" al preguntarle que si le sucede algo y sabes que hay algo; cuando tu hijo haga zapping por los canales de la televisión sin ver nada; o cuando tu hija llora sin razón aparente.
Diferentes en el tipo de enfermedades
"A pesar de tantos años de estudio genómico, no ha sido hasta hace unos años cuando los científicos han aceptado que nuestro cromosoma 23 influye en mucho más de lo que se pensaba, y no solo en nuestro sistema reproductivo. Un claro ejemplo de esto se puede apreciar en la incidencia de diversas enfermedades y el grado de severidad con que cursan. Se puede ver cómo el sexo influye en enfermedades que no están vinculadas con el sistema reproductivo y con independencia de los estereotipos sociales de género. Por ejemplo, por cada hombre que padece artritis reumatoide, hay 2,5 mujeres que sufren de esta enfermedad. El ratio de autismo es de cinco a uno entre hombres y mujeres. En los datos sobre el lupus se percibe que hay un hombre que padece esta enfermedad por cada seis mujeres que la sufren".
La diferencia en cada célula: ¡afecta al rechazo en trasplantes!
Independientemente de las hormonas con las que artificialmente una persona quiera bombardear su cuerpo, o las mutilaciones que haga a sus genitales, el sexo es real en cada una de las células. Afecta incluso al rechazo en casos de trasplantes de órganos.
La doctora Balda escribe: "Es un hecho que todas nuestras células tienen la información del cromosoma 23, todas las células saben que son XX o XY. La evolución ha buscado que todas las células contengan ésta información por un motivo específico. Una de las razones por las que ocurre esto es que las células XX y las XY sintetizan proteínas de manera diferente. Esta manera dispar de sintetizar proteínas se percibe en la donación y recepción de órganos. Un hombre tiene un 22% mayor riesgo de rechazar un trasplante de riñón si proviene de una mujer que si proviene de otro hombre; mientras que este riesgo de rechazo es del 13% cuando los hombres reciben un corazón femenino. Por el contrario, las mujeres no muestran una diferencia estadísticamente signicativa de rechazo según el sexo del donante. Esto se debe a que la respuesta inmune en las mujeres es mucho más fuerte que la de los hombres".
Más datos: "El cromosoma X tiene una mayor presencia de la enzima IRAK1 (interleukin-1 receptor-associated kinase 1), que está asociada a un sistema inmune que actúa de manera más rápida y eficaz ante infecciones y enfermedades. Los científicos están de acuerdo en que se puede deber a esta enzima la disparidad de mortalidad infantil entre varones y mujeres".
Las mujeres tienen más frío: su metabolismo es distinto
Escena cotidianas en muchos hogares muestran que incluso la temperatura corporal es distinta: "Más de un hombre se ha quejado de ser atacado por los pies fríos de una mujer mientras dormía y más de una mujer se ha exasperado al entrar a la ducha y congelarse al encontrar que su marido ha dejado la temperatura con agua fría. Más de un hombre protesta por las manos heladas de su mujer y más de una mujer tiene un jersey con ella siempre en la cocina. Y hay una serie de motivos por lo que esto suele ser verdad".
"Las hormonas, un metabolismo más lento y el tamaño corporal de las mujeres, por lo general más pequeño, son factores que contribuyen a que las mujeres pierdan más calor corporal. Poseen un ratio mayor de área de superficie respecto del volumen, por lo que pierden calor más rápido. Asimismo, tienen menos calor producido por su masa muscular", añade.
Más aún, la mujer cambia de temperatura a lo largo del ciclo. "Los hombres presentan una temperatura corporal bastante constante, mientras que las mujeres suelen tener un bajón de temperatura corporal cuando su nivel de progesterona cae".
Además, "si bien los hombres mantienen una temperatura corporal externa más cálida, las mujeres conservan mejor la temperatura interna del cuerpo. Esto se debe a la capacidad reproductora femenina donde, mantener los órganos calientes, es beneficioso para el desarrollo de un bebé. Para lograr esto, el sistema circulatorio de la mujer desvía a los órganos sangre que deberían estar destinados a su piel y extremidades. La consecuencia es que las mujeres tienen un par de grados menos que los hombres en manos y en pies".
El hombre se adapta antes al cambio de temperatura
"En cuanto al metabolismo, los hombres tienen una media de tasa metabólica basal 23% más alta que las mujeres. El metabolismo basal es responsable de la velocidad con la que el cuerpo quema comida y la convierte en combustible que, a su vez, calienta el cuerpo. Esto hace que los hombres no solo tengan mayor facilidad para mantener una temperatura corporal externa mayor, sino que también posean una mayor facilidad para subir su temperatura corporal frente a cambios climáticos", añade la autora.
¡Afecta incluso a los termostatos de edificios!
"La mayoría de edfiicios tienen sus termostatos regulados basándose en estudios realizados en 1960. Estos estudios tomaron como muestra diversas oficinas de la época, en su gran mayoría utilizadas por hombres. Objetivamente los estándares que definen los ambientes de oficina actuales están ajustados para el metabolismo masculino".
Cerebros distintos incluso en la etapa prenatal
Recientemente la revista Developmental Cognitive Neuroscience ha publicado un estudio dirigido por la profesora Moriah Thomason de la Universidad de Langone Nueva York a partir del escaneado de 118 bebés prenatales, en su segunda mitad de gestación.
"Hay muchas diferencias en la organización de los cerebros fetales de varón y hembra, es lo que cabía esperar", declaró a The Times la investigadora.
Las chicas, por ejemplo, producen más redes neuronales de larga distancia, que conectan zonas del cerebro más alejadas entre sí. Los chicos tienen conexiones que cambian más, "más susceptibles a las influencias ambientales que las de las bebés niña", dice la autora del estudio.
Queda mucho por investigar en este campo, pero si bien el ser humano siempre supo que el hombre y la mujer son distintos, ahora, con los nuevos instrumentos de la ciencia, lo constata de más y más maneras.
Y unas mutilaciones quirúrgicas, una moda ideológica o un decreto parlamentario o de funcionarios públicos no cambiarán esta realidad.
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