Pero eso cambió de la noche a la mañana gracias a una única investigación publicada en 1975 por el investigador de la Universidad de California en San Diego Veerabhadran Ramanathan. El metano, el ozono, los clorofluorocarbonos... el CO2 no es el único causante del cambio climático y, además, estos gases tienen una capacidad de calentamiento mucho mayor que el dióxido de carbono -son entre 25 y 4.000 veces más potentes-, aunque son emitidos en cantidades mucho menores que éste.
Precisamente, ese descubrimiento, junto con muchas otras importantes aportaciones realizadas hasta hace pocos meses le han valido al científico nacido en Mandurai (La India) la concesión del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático.
Después de ese hallazgo, Ramanathan, de 71 años, no ha parado de hacer aportaciones clave al estudio del cambio climático.
"En 1985, cuantificó el efecto real de estos otros gases sobre el clima y demostró que son tan importantes como el CO2", ha explicado Carlos Duarte, oceanógrafo y catedrático Tarek Ahmed Juffali de la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología (Arabia Saudí), durante la presentación del premiado en la sede madrileña de la Fundación BBVA. Además, en 1995 dirigió el proyecto que descubrió las nubes de contaminación (conocidas en el campo como black clouds) que se generan en Asia como consecuencia de la emisión de hollín procedente de las obsoletas cocinas de carbón y reveló que provocan el enfriamiento de la superficie terrestre y que a su vez absorben calor en altura, lo que acelera el cambio climático y provoca el deshielo de los glaciares del Himalaya.
El científico, junto a una foto con el Papa Francisco
Para realizar ese descubrimiento Ramanathan diseñó junto con su hijo una flota de vehículos no tripulados -estaban sin saberlo marcando el camino para la actual industria de los drones, pero hace 20 años- que siguieron en el Pacífico a una de las nubes gigantes de contaminación que se generan en Asia.
De hecho, uno de sus trabajos más recientes, publicado en 2015, revela que actuar sobre este hollín y sobre el metano y el ozono -procedentes de vehículos, calefacciones y cocinas en zonas rurales de países en desarrollo- es mucho más sencillo que sobre el CO2 y se podría lograr frenar el cambio climático en gran medida y además se mejoraría la calidad del aire y la salud de la población en estas áreas.
"Tenemos la tecnología para reducir estos gases al menos en un 50%", ha asegurado el premiado en una teleconferencia con medios de comunicación celebrada tras el anuncio del premio.
La carrera del investigador indio ha acompañado los descubrimientos y las grandes aportaciones a la ciencia del clima con importantes trabajos de concienciación, sensibilización y divulgación. Tras analizar los datos procedentes de sus drones -aún no se llamaban así- y de darse cuenta de que estas nubes de contaminación estaban detrás de la fusión de los grandes glaciares del Himalaya, Ramanathan pasó una época de gran preocupación debido a la falta de concienciación de la población y de los líderes mundiales sobre el problema del cambio climático.
"Cuando realicé mi primer gran descubrimiento pensé que la sociedad se daría cuenta del problema real que teníamos y que actuaría con rapidez, pero casi 40 años después aún no habíamos hecho casi nada y mucha parte de la opinión pública no era consciente del problema", ha reconocido el investigador.
Pero poco después de regresar de su estudio con los drones en Asia, un correo electrónico cambió el curso de su vida y de algún modo también la de todo el planeta.
El Papa Juan Pablo II le invitó a unirse a la prestigiosa Academia Pontificia de Ciencias. "Necesitamos un cambio fundamental en nuestra actitud y ese mensaje no hay mejor manera de difundirlo que con la ayuda de líderes espirituales como el Papa", ha contado.
Ramanathan con Juan Pablo II, que lo incluyó en la
Academia Pontificia para las Ciencias
Desde allí tendría la oportunidad de influir para que alguna encíclica del Pontífice incluyera alguna frase sobre la protección del planeta. No obstante, ni en sus más ambiciosos deseos se alcanzaba a soñar con lo que ocurrió en la realidad años después.
El propio Papa Francisco le citó para que le informara sobre el problema.
Tenía dos minutos para hacerle al Pontífice su propuesta.
Y sólo le dijo dos cosas:
-que el cambio climático es algo que concierne a toda la población
-y que son los 3.000 millones de pobres de todo el mundo quienes sufrirán en mayor medida las consecuencias del cambio climático.
Apenas transcurrieron unos pocos meses entre esta conversación y la última encíclica del Papa, Laudato Si´, en la que instaba a la población mundial, no en una única frase -como soñaba Ramanathan-, sino en la encíclica entera, a cuidar de nuestro planeta.
El mensaje ha ido calando en las sociedades mundiales y prueba de ello es el Acuerdo de París alcanzado por 195 países de todo el mundo para limitar el calentamiento de la temperatura media terrestre.
Pero, en su opinión, este documento, a pesar de que es el "pedazo de papel más importante que se haya acordado en los últimos tiempos", es insuficiente por sí solo para frenar el calentamiento.
"Tenemos que ir más allá si queremos evitar los peores desastres", ha asegurado. Para Ramanathan, no se logrará el objetivo del Acuerdo del Clima de París sólo reduciendo el CO2.
"Debemos reducir las emisiones de metano en un 50%, las de hollín en un 90% y debemos dejar de usar los HFCs en 2030 para reducir un 50% el cambio climático previsto para los próximos 35 años", según Ramanathan.