En agosto de 2018 la revista JAMA (Journal of the American Medical Association) publicó un artículo calculando cómo afecta la religiosidad de los padres a las tendencias suicidas en los hijos. 

El estudio longitudinal y multigeneracional incluye a 112 padres y 214 hijos, de tres generaciones. Lo realizó el Instituto Psiquiátrico de Nueva York y la Universidad Columbia del mismo estado. De los 214 descendientes, 112 (53%) eran niñas.

En él se valoró el riesgo de trastorno depresivo mayor y también la relación entre conductas suicidas (tanto pensamientos suicidas como intentos de suicidio) y la religiosidad de padres e hijos.

 

La religiosidad se midió por dos factores: la asistencia a servicios religiosos y la importancia que los entrevistados declaraban dar a la religión en su vida.

Resultados: las chicas religiosas, más protegidas

En el caso de las chicas, se demostró que las que declaraban que la religión es importante en su vida, tenían menos riesgo de comportamiento suicida. En los chicos no se pudo comprobar tal efecto.

En las chicas, también se comprobó que una mayor asistencia a servicios religiosos reducía el riesgo de comportamientos suicidas. De nuevo, en los chicos no se evidenció este efecto.

Padres que dan importancia a la fe, más protectores

Cuando los padres declaraban que la religión era importante en sus vidas, el riesgo de comportamiento suicida bajaba en sus hijos, independientemente de si los hijos consideraban importante la religión.

El estudio especifica que este efecto se comprueba independientemente del estatus matrimonial de los padres, de si los progenitores han tenido pensamientos suicidas o han sufrido depresión y de otros factores de control.