Las personas que sufren cáncer pero declaran altos niveles de espiritualidad o religiosidad tienden a padecer menos síntomas físicos de esta enfermedad y la afrontan además con una mejor conexión social, según una revisión de varios estudios publicados sobre el tema que implican a decenas de miles de pacientes oncológicos analizados.
La religión y la espiritualidad aparecen una y otra vez asociadas con una mejor calidad de la salud de estos pacientes.
La autora principal de esta revisión es Heather Jim, del Centro de Oncología Moffitt, en Tampa, Florida y comenta que es algo bien documentado en los estudios previos.
Eso sí, avisa de que "los pacientes no deberían sentirse presionados a adoptar una religión".
"Aunque nuestros datos sugieren que los pacientes con más espiritualidad tienden a tener una mejor salud, estos son datos colectivos. Los pacientes que no son religiosos también pueden obtener buenos resultados", añadió.
Los estudios incluyeron a más de 32.000 pacientes adultos con distintos tipos y estadios tumorales. A mayor religiosidad o espiritualidad, mejor salud general.
La sensación de conexión con un ser superior se asocia en estos resultados con una mejor funcionalidad física y menos síntomas o más leves de la enfermedad o el tratamiento.
Las creencias religiosas intrínsecas también estuvieron asociadas con una mejor función física.
Sin embargo, la revisión de los distintos estudios no da un resultado claro sobre los efectos de prácticas concretas como ir a la iglesia, rezar o meditar.
Una explicación materialista que se suele dar a estos resultados es que las personas religiosas tienden a vivir de forma más saludable: evitan el abuso del alcohol o las drogas, y sus comunidades religiosas tienden a aportarles contención en sus aficiones y hábitos.