Se trata de Editorial CSIC, de cuya fundación se cumplen ahora 80 años. Quien la puso en marcha fue el mismo que puso en marcha el CSIC, José Ibáñez-Martín, llamándola Servicio de Publicaciones del CSIC.
Estaba en el ánimo de los científicos católicos que pusieron en marcha el CSIC en 1939 dar a conocer a nivel internacional los resultados de la reactivación de la actividad científica española tras el desastre de la Guerra Civil, puesto que el Frente Popular transmitía al mundo la ya entonces incipiente leyenda que llega hasta nuestros días, esa que decía que la Iglesia Católica estaba destruyendo la ciencia.
Editorial CSIC potenció con gran fuerza la actividad editorial, entre otras cosas para dotar sus bibliotecas por el sistema de intercambio, procediendo además enseguida a un crecimiento continuado de sus efectivos humanos e instalaciones. Las publicaciones que empezaron a aparecer como fruto de los trabajos de investigación permiten ahora constatar el inicio de la actividad investigadora en el CSIC prácticamente desde su fundación. Editorial CSIC acrecentaba cada año los libros editados. En 1940-41 se publicaron 23 obras; en 1942, 113; en 1943, 211; en 1944, 290; en 1945, 408; en 1946-47, 805; en 1950, 928; y en 1953, 1.609…
Ibáñez Martín, fundador de Editorial CSIC, condecorando al Premio Nobel Dr. Fleming
En el caso de las revistas científicas, en 1939 se contaba con muchas solicitudes de Universidades norteamericanas y europeas pidiendo el envío de revistas como Filología, Arte, y otras publicadas con anterioridad. A finales de ese año el CSIC tenía ya preparadas para aparecer las revistas Estudios Hebraicos (semestral), Estudios Históricos (trimestral), Revista de Filosofía (trimestral), Estudios Económicos (semestral), Derecho Público, Anales del Instituto de la Edificación y Construcción (mensual), Revista de Estudios Agropecuarios (mensual), Anuario de Hispanismo, Boletín de Historia Natural (mensual), Monografías de Ciencias Naturales, Atlante (Actas de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria), Revista de Parasitología, etc. En 1941 se editaron otras como Al-Andalus, Sefarad, Hispania, Eos, Emérita, Revista de Filología Española, Archivo Español de Arqueología, Archivo Español de Arte, etc. En los años sucesivos se publicaron 27 revistas en 1941, 11 en 1942, 47 en 1944, 70 en 1947, 84 en 1949, 118 en 1951, 141 en 1953 y 178 en 1956.
A medida que se creaban nuevos Institutos de investigación, salían sus correspondientes revistas. En 1942 el “Luis Vives” inauguró la Revista de Filosofía y el “Jardín Botánico” publicó Anales. En 1943 salieron a la luz la Revista Internacional de Sociología, del Instituto “Sancho de Moncada”; la Revista de Ideas Estéticas del Instituto “Diego Velázquez” o la Bibliotheca Hispana, del Instituto “Nicolás Antonio”. Mención especial merecen los Anales de Ciencias Naturales, que acabarían llamándose de 1943 a 1955 Trabajos del Instituto de Ciencias Naturales José de Acosta, puesto que fueron además de una nueva revista de un nuevo instituto del CSIC, la recuperación de una tradición perdida.
Otras revistas publicadas por Editorial CSIC en 1944 fueron Missionalia Hispanica, Cuadernos de Estudios Gallegos, Estudios Geológicos, Trabajos de Antropología y Etnología, Estudios Pirenaicos, Museo Canario y Arbor. Durante 1945 y 1946 continuó aumentando el número de revistas científicas como el Anuario de Estudios Americanos, la Revista Española de Fisiología, los Anales de Biología Aplicada, Hispania Sacra, Revista Española de Derecho Internacional, Revista de Microbiología, Revista de Ciencia Aplicada, etc. Al final de la década aparecieron nuevas revistas: Estudios Americanos, Cuadernos Canarios de Investigación, Anales de Bromatología, Racionalización del Trabajo, Genética Ibérica, Informes de la Construcción y Revista de Derecho Penal y Ciencias Penales.
Según el entonces Servicio de Publicaciones el número de suscriptores en 1949 ascendió a 14.037, correspondiendo el mayor número a la revista Arbor, seguida por los de Filosofía, África, Cuadernos de Literatura, Pedagogía, Filología, Arte y Arqueología. Arbor fue sin duda alguna la más emblemática y representativa de todas, pues daba una “síntesis humana y doctrinal de los temas cultivados por todos los Institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas”. Arbor acaba de cumplir 75 años.
En cuanto a la actividad de intercambio bibliográfico de Editorial CSIC, en esta primera etapa se tuvo particular interés en que sus obras llegasen a las instituciones científicas más importantes del mundo. Por ello se dio a la difusión de sus publicaciones por Europa y América, de acuerdo con la política editorial y de distribución que le había caracterizado desde los comienzos, fomentada por Ibáñez Martín y Albareda, y bien dirigida por Rafael de Balbín Lucas.
Exposición de intercambio bibliográfico con los Estados Unidos
A pesar de las dificultades internacionales producidas por la II Guerra Mundial, se establecieron contactos con Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú, Guatemala, Colombia y Estados Unidos, y se gestionaron los siguientes intercambios de publicaciones: con Alemania, 171; con Bélgica, 6; con Francia, 5; con Hungría, 3; con Inglaterra, 96; con Italia, 61; con Portugal, 15; con Suecia, 8; con Suiza, 7. En 1948 los intercambios ascendieron a 507 y en 1949 fueron más del doble. Por medio de la Sección de Cambio Internacional el CSIC recibió en este último año 13.628 revistas. Durante este tiempo se iniciaron relaciones de intercambio con Japón y se incrementaron notablemente las que ya estaban establecidas con Francia, Alemania, Inglaterra, Austria, Portugal y Argentina. Mención aparte merece la actividad en Estados Unidos. Pero parémonos si quiera un instante en la figura del segundo director de Editorial CSIC: Rafael de Balbín Lucas.
Rafael de Balbín Lucas (1910-1978) fue uno de sus iniciales directores, sustituyendo a José Ibáñez-Martín –fundador del CSIC - en el cargo. Balbín formó parte de la Asociación Católica de Propagandistas y acabó siendo socio supernumerario del Opus Dei. Fue presidente de la Federación Regional de Estudiantes Católicos de Valencia el curso 1932-33 y presidente de la Confederación Nacional de Estudiantes Católicos de España el 1934-1935.
De padre jurista de profesión y poeta aficionado, se licenció en Derecho en 1931 en la Universidad de Valencia, y en Filosofía y Letras en 1935 en la Universidad de Zaragoza. Fue profesor auxiliar en el Instituto de San Isidro de Madrid en el curso 35/36. En 1939/40 fue encargado de curso de Lengua y Literatura españolas en el Instituto Miguel de Cervantes, de Madrid, y preparó sus oposiciones a cátedra y su tesis doctoral, que obtuvo en 1942 premio extraordinario de doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid.
Ganó en el verano de 1940 por oposición la· cátedra de Lengua y Literatura españolas del Instituto "Carrefio Miranda", de Avilés. Fué destinado después al Instituto ".Alfonso el Sabio", de Murcia, y al "Lope de Vega", de Madrid. En 1943 ganó la cátedra de Lengua y Literatura españolas de la Universidad de Oviedo y, desde 1948 fue catedrático de Gramática general y Crítica literaria en la antigua Universidad Central, y hoy Complutense, de Madrid. Dio también clases para extranjeros en la Universidad de Jaca (1942-43), Menéndez Pelayo de Santander (1945-46) y en la Universidad de Madrid (1937-62).
Desarrolló investigación científica en filología, siendo el director del Instituto ‘Miguel de Cervantes’ de Filología del CSIC. Su colaboración fue crucial para la publicación del ‘Atlas Lingüístico de la Península Ibérica’ o la ‘Enciclopedia Lingüística Hispánica’, de las que fue director. También se le debe su aportación a la publicación de las ‘Obras Completas de Menéndez Pelayo’. En su bibliografía figura también poesía espiritual. Fue especialista en la obra de Bécquer y las relaciones de ritmo y expresividad del español. Ganó el premio CSIC. Fue subdirector de la Revista de Filología Española. Si la Iglesia Católica fuese enemiga del a ciencia Rafael de Balbín Lucas nunca habría propagado el conocimiento a través de la editorial científica más importante de España.
Para dar a conocer su actividad, Editorial CSIC organizó también exposiciones que reunían sus mejores obras. Es de interés señalar que, llegado el momento, Editorial CSIC abrió una librería científica al público, para vender sus obras. Se le encargó en 1948 al arquitecto Miguel Fisac –católico practicante miembro del Opus Dei- para ubicarla en la sede del antiguo Instituto de Humanidades del organismo, sucesor del Centro de Estudios Históricos de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE).
Fisac, arquitecto ya consolidado en esta época y autor de varios edificios del CSIC, dio a la librería su original iluminación cenital, el recubrimiento de las columnas con pequeñas piezas de mármol, así como todo el mobiliario y de los elementos decorativos de interior, entre los que cabe destacar la construcción de los muebles en madera de pino “desalburizada”, tratamiento que se realiza a la madera con cal para resaltar la veta. Su ubicación en el madrileño Barrio de Las Letras ha sido icónica durante mucho tiempo. Se ha quitado de allí para abrirla en otro lado, esperemos que respetando el mobiliario histórico de Miguel Fisac.
En la actualidad Editorial CSIC publica más de 100 nuevos libros, manteniendo 37 revistas científicas de reconocido prestigio nacional e internacional en Acceso Abierto, sistema en el que fue pionera en España como editorial académica. Tiene un catálogo con 50 colecciones vivas y regido por un estricto sistema de evaluación externa por pares y una voluntad de bibliodiversidad académica, que en su conjunto ofrece más de 2.500 títulos disponibles y más de 1.000 también en versión electrónica. Sigue disfrutando de un gran reconocimiento, como lo avalan el logro de sellos de calidad, premios y distinciones académicas. Editorial CSIC fue la primera editorial académica española en ser incluida en el Book Citation Index (2014), y el catálogo en su totalidad fue premiado en 2008 por la UNE (Unión de Editoriales Universitarias Españolas) por su calidad, diversidad y excelencia.