Ha aparecido recentemente en el Corriere della Sera una larga recensión de Paolo Mieli sobre el libro del sociólogo Rodney Stark, La vittoria dell’Occidente (La victoria de Occidente, ndt) (Lindau).
Los lectores de Tempi ya conocen a Stark, hoy profesor de Ciencias Sociales en la Baylor University en Texas. Este último libro, como los precedentes, demuestra que el cristianismo ha sido el motor, y no el lastre, del desarrollo de la humanidad en la historia.
No son las técnicas, sino las ideas
El razonamiento de Stark, resaltado por Mieli, es que son las ideas las que marcan la diferencia. Y que es el mundo occidental, basado en la cultura griega primero, y en la cristiana después, quien dio linfa al desarrollo.
¿Un ejemplo?
La pólvora. La inventaron los chinos y, sin embargo, durante siglos no la utilizaron para las armas de fuego. «Ya en la antigüedad, China estaba muy avanzada respecto a Europa en lo que atañe a muchas tecnologías cruciales».
Sin embargo, cuando los portugueses llegaron a China en 1517, escribe de manera provocadora Stark, “encontraron una sociedad retrasada en la que las clases privilegiadas consideraban más importante lisiar a las chiquillas vendándoles los pies, que desarrollar técnicas agrarias más productivas de las que tenían para poder hacer frente a las frecuentes carestías”».
Europa -y nadie más- descubrió que la ciencia era posible
¿Por qué la sociedad occidental se ha demostrado en el curso de los siglos siempre superior a las otras?
«¿Por qué la ciencia y la democracia han nacido en Occidente, junto al arte figurativo, a las carreteras, al jabón, a los tubos del órgano y a un sistema de notación musical? ¿Por qué durante varios siglos, a partir del siglo XIII, sólo los europeos tenían gafas y relojes mecánicos? ¿Y después telescopios, microscopios y periscopios?».
Por las ideas, dice Stark: “sólo los occidentales han pensado que la ciencia fuera posible, que el universo funcionaba según unas reglas racionales que podían ser descubiertas”».
Los cruzados de la película El Reino de los Cielos en Europa, que se muestra como un lugar oscuro, de luz escasa y colores grises
La Edad Media: capitalismo e innovación
Stark propone después una magnífica defensa de la Edad Media, cuyos siglos no fueron nunca «oscuros», más bien al contrario.
«La Edad Media ha sido una época de notable progreso e innovación, entre las cuales “la invención del capitalismo”.
La mayor parte de los europeos “empezaron a comer mejor de lo que habían comido nunca en el curso de la historia y, en consecuencia, se convirtieron en personas más grandes y fuertes de las que vivían en otros lugares”.
En el año 732, los invasores islámicos, cuando penetraron en la Galia, se encontraron frente a “un ejército de francos espléndidamente armados y adiestrados y fueron derrotados”».
Lo mismo pasa con las cruzadas, reinterpretadas por Stark huyendo de muchos estereotipos que aún hoy siguen imperando. «No es verdad que a continuación los cruzados “marcharan hacia oriente para conquistar tierras y botín”.
Al contrario. Se habían “endeudado hasta el cuello para financiar la propia participación en la que consideraban una misión religiosa”. La mayoría “consideraba improbable la posibilidad de sobrevivir y de volver a la patria (y de hecho no volvieron)”.
Como demuestran las cruzadas, “para los europeos la verdadera base de la unidad era el cristianismo, que se había transformado en una bien organizada burocracia internacional”. Hasta el punto de que “sería más correcto hablar de Cristiandad que de Europa, desde el momento en que en esa época esta última tenía muy poco significado social o cultural”».
Creer en la libertad, no en los hados
«Uno de los factores más importantes que favorecieron el ascenso de Occidente fue la fe en el libre arbitrio», escribe Stark. «Mientras la mayor parte de las antiguas sociedades (sino todas) creía en el destino, los occidentales llegaron a la convicción de que los seres humanos son relativamente libres de seguir lo que les dicta la propia conciencia y que, esencialmente, son artífices del propio destino».
Tras haber desmontado «la famosa tesis de Max Weber según la cual la ética protestante estaría en el origen del capitalismo», Stark demuestra que una especie de protocapitalismo nació «muchos siglos antes de que existieran los protestantes».
«A mediados del siglo XIV, después de la epidemia provocada por la Peste Negra, “la escasez de mano de obra”, como ha demostrado David Herlihy, “estimuló las invenciones y el desarrollo de tecnologías que permitieron ahorrar fuerza de trabajo. Por consiguiente, la Europa de la Edad Media “vio el ascenso del sistema bancario, de una elaborada red de manufactura, de rápidas innovaciones en el campo tecnológico y financiero, como también de una dinámica red de ciudades comerciales”. Hay que anticipar a esa época el inicio, o por lo menos los “primeros pasos”, de la que definiremos la “Revolución industrial”. Desde hace mucho tiempo Europa estaba más adelantada que el resto del mundo en el ámbito de la tecnología, “pero a finales del siglo XVI esa diferencia se había convertido en un abismo”».
Los cruzados embarcan hacia Tierra Santa en la película de Ridley Scott; la película sí acierta al admitir la motivación religiosa sincera de la mayoría de ellos
¿Por qué Alí Pashá llevaba su tesoro en Lepanto?
Mieli menciona también una observación que hace Stark a propósito de la batalla de Lepanto (octubre de 1571). «”Cuando saquearon las embarcaciones turcas aún no hundidas, los marineros cristianos vencedores descubrieron un auténtico tesoro en monedas de oro a bordo de la ‘Sultana’, el buque insignia de Ali Pasha, y riquezas similares se encontraron en las galeras de varios de los otros almirantes. El porqué lo ha explicado Victor Davis Hanson: “Alí Pasha se había llevado su inmensa riqueza a Lepanto por varios motivos: la inexistencia de un sistema bancario, el temor de que el sultán le confiscara los bienes en cualquier momento en que se sintiera descontento y la intención de mantener su tesoro apartado de los recaudadores de impuestos”.
Y sin embargo, observa Stark, Ali Pasha “no era un campesino que escondía el surplus de la colecta, sino un miembro de la élite dominante… si una persona como él no era capaz de encontrar inversiones seguras y no se fiaba de dejar su dinero en casa, ¿cómo se podía esperar que otro pudiera hacerlo?”.
El mito del Islam "más culto"
El concepto de que en la época medieval, la cultura islámica estuviera más avanzada que la europea “es una ilusión”. Y en estas páginas son transparentes las alusiones al deslumbramiento provocado recientemente por las denominadas primaveras árabes. Más que transparentes: explícitas».
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)