- Pues que el pronóstico de la ‘meteo’ tiene dos partes, y una es la de incertidumbre. El primero que sabe que a veces los del tiempo nos equivocamos es, precisamente, el hombre del tiempo. Es algo propio de la profesión, aunque implica una responsabilidad.
- Hombre, sí. Pero a pesar de eso cada día me miro al espejo y me digo a mí mismo “Molina, no hi tens dret” (Molina no tienes derecho). Porque claro, cuando tu cara sale cada día por la tele, la gente te conoce, en los bares te invitan al café… Y si no vas con cuidado, puedes acabar entrando en la dinámica y creer que esto ha de ser así, que tienes derecho a que te inviten. Por eso cada día me recuerdo que ‘no hi tinc dret’ (no tengo derecho).
- Una vez, un inglés me preguntó si yo hacía charity, caridad. Y realmente es bonito esto de la charity: yo lo entiendo como devolver a la sociedad lo que esta te ha dado. Es bonito ayudar a cambiar la sociedad.
-Al contrario, yo soy muy práctico. Siempre digo que soy triplemente escéptico. Primero, porque me llamo Tomás, como el apóstol que quiso meter el dedo en la llaga. Segundo, porque soy físico de carrera: en la facultad a mí me enseñaron que el profesor se podía equivocar y que cada alumno tiene el deber de corregirle. En tercer lugar, también soy escéptico porque soy periodista, y a pesar de todas estas cosas, cuando alguien me pregunta si creo en Dios, yo le digo que sí. Creer en Dios es como amar, si vives esta mentalidad del querer, de repente te lo cambia todo.
- Hace años, cuando era joven, el obispo de Solsona nos dijo “los cristianos tenéis que ser gente que os pongáis a hacer cosas y viváis este amor por dentro”. El papel de los cristianos en la sociedad ha de ser llevar este amor dentro y que nos haga brillar, tanto en el trato con los demás como en la oración. Al menos, es lo que yo intento. Lo veo como la parábola de los talentos, que todos tenemos algo dentro que hemos de dar, pero no esperemos que nos feliciten por ello.
- No, yo lo veo como una obligación de los que tenemos fe. Mira, yo de joven estaba en un movimiento católico llamado Zona 3 y nuestro lema era “Ver, juzgar y actuar”. Se trata de observar cómo está el mundo a mi alrededor y preguntarme ¿puedo hacer algo? Y, si la respuesta es “Sí”, hacerlo. Esto a nivel personal, como individuo en la sociedad yo defiendo un modelo laico.
- Yo soy periodista de informativos, y de los de la vieja escuela. Ahora el mundo del periodismo está cambiando, pero a los de nuestra generación nos enseñaron que delante de los focos uno no tiene opinión. Por eso considero que la política y los medios de comunicación no han de hacer bandera de una fe, aunque luego cada uno en privado tenga su vida. Ese es mi modelo de sociedad laica.
- Bueno, es un debate. En mi caso, ya te digo que soy de los de antes y no soy capaz de introducir opinión en mi trabajo como periodista. Aunque es cierto que ahora los medios han cambiado y el público ya no busca al medio que le informe mejor, sino al que esté de acuerdo ideológicamente con él. El usuario de la información quiere editoriales, quiere leer lo que le gusta oír.
- En cierta manera. Uno podría pensar “este es famoso y tiene poder”, lo cual es verdad en parte, pero también somos vulnerables, estamos más expuestos. Por ejemplo, el 12-O en TV3 dijeron que llovería y fuimos trending topic en España. El problema es que ahora cualquier cosa que digan de ti, sea o no verdad, te puede hacer caer.
- Bueno, ya te decía antes que yo soy práctico, nunca he sido muy profundo. Aun así, siempre he admirado a los que tienen una vivencia muy fuerte de la fe, pero yo soy más chup-chup… Así que no he tenido grandes crisis de fe, pero tampoco grandes euforias en este aspecto.
- Encuentro que faltan espacios para vivir la fe, faltan herramientas para trascender. Por ejemplo, es imprescindible dar herramientas de expresión, de verbalización, porque el entorno está cambiando a una gran velocidad.
- En la tele ahora hay que ser lo más entretenidos posible, porque todo es rápido, de treinta segundos. Fíjate que los chavales de hoy en día no escuchan las canciones hasta el final: a la que acaba el estribillo, la cambian. No sé si esto es bueno o malo, pero es diferente, y hemos de adaptarnos. En TV3 lo hemos de hacer, pero también se ha de adaptar la Iglesia. Ahora parece que el Papa Francisco está en ello, pero es un reto para nosotros como cristianos. La fe ha de llevarnos a trascender.
- La ciencia no nos ha de mostrar nada sobre Dios, no hace falta ni mezclar las dos cosas. Alguien podría descubrir el origen del universo, el Big-Bang… ¿y qué? La ciencia no puede demostrar la existencia de Dios, del mismo modo que tampoco puede demostrar que amo a mi mujer.
- No, pero es que aquí en Cataluña o en nuestro mundo occidental creo que nadie sufre persecución por ser cristiano, no como ocurre en otros lugares. Lo que sí que me ocurre es que tengo una sensación rara, porque la sociedad está cambiando muy rápido.
- Hay un problema previo, que es que las personas siempre nos concebimos en el centro. Existe la creencia de que cada vez hay más desastres naturales, pero esto es falso. Lo que ocurre es que ahora estamos más expuestos. Es una simple cuestión de números: si ahora hay más gente en el mundo, hay más probabilidades de que una catástrofe determinada afecte a los hombres.
- Que brillemos. Siempre digo que los cristianos hemos de ser capaces de cambiar nuestro entorno, de pasar por un lugar y que se note. Esto transforma la sociedad.
(Tomás Molina es uno de los numerosos testimonios que participan en el apasionante documental "Yo creo", de Vincenç Vila)