Ha muerto con 76 años en Madrid el prestigioso catedrático de Microbiología César Nombela, que fue también presidente del CSIC de 1996 al 2000 y el encargado de poner en marcha el Consejo de Bioética de España.
Lo anunciaba su familia desde su cuenta de Twitter, en la que estaba muy activo: "Con muchísimo dolor os comunicamos que ha fallecido nuestro esposo y padre, César Nombela Cano, titular de esta cuenta". La familia recibe en el tanatorio de La Paz a partir de la 1 de la tarde del viernes 14 de octubre.
Era católico y desde su máxima autoridad como experto microbiólogo y personalidad de máxima relevancia en Bioética defendía desde la ciencia la humanidad y dignidad del individuo desde su concepción.
Valentía defendiendo buena ciencia y buena ética
Era valiente y no le importaba disentir cuando veía que la buena ciencia y la buena ética exigían contradecir a las ideologías.
Un caso muy claro fue cuando en 2009 el Comité de Bioética de España, con muchos miembros nombrados por el Gobierno de Zapatero, analizó de forma complaciente la nueva ley del aborto que iba a imponer ese Gobierno y sus aliados parlamentarios.
Así, Nombela en su voto particular discrepante, contundente y de lectura obligada (aquí), señalaba que el Comité admitía que con la concepción surge un nuevo ser humano: "No existe polémica alguna ni duda razonable acerca del comienzo y desarrollo de la vida de cualquier mamífero, incluidos los individuos de la especie humana. La alusión a una “entidad biológica nueva” que inicia su vida con capacidad para desarrollarse, dependiendo del entorno, pero con autonomía propia, no puede hacer referencia a otra cosa que al comienzo y la conformación de la vida de cada individuo de la especie humana", escribía.
Pero después el Comité aprobaba el aborto considerando que era una forma de buscar un equilibrio entre lo que Nombela señalaba que eran "dos bienes de naturaleza muy distinta, "por un lado, la protección de la vida del no nacido, cuya destrucción resultará irreversible, y, por otro, la autonomía de la mujer. De manera especial este vocal discrepa de la afirmación contenida en el documento del Comité, de que respetar la vida del feto puede “atentar contra la dignidad de la mujer”, como si pudiera ser un acto indigno para la mujer el gestar a un ser humano que ha concebido en su seno".
El Manifiesto de Madrid y lo que enseña la ciencia
Nombela fue uno de los primeros firmantes del llamado Manifiesto de Madrid de marzo de 2009, que salió a la luz con más de mil firmas de personalidades contra la ley de aborto que se preparaba.
Entrevistado en Análisis Digital en 2009 daba más datos sobre la realidad que él veía como experto microbiólogo en el siglo XXI. "Durante muchos siglos pudo ser legítimo especular sobre cómo surge el nuevo ser humano, porque nada se sabía sobre la célula, ni sobre el desarrollo embriológico. Hoy no, hoy nadie puede negar que del encuentro de los gametos surge un cigoto, materializando así el inicio de la etapa embrionaria del ser humano, que irá seguida de la fetal, neonatal, adulta, etc. Es innegable que lo único que marca un antes y un después es la concepción, si se decide cortar ese desarrollo natural se está cercenando el proceso. Igual sucede con el límite final de la existencia, algunos pretenden que se puede decidir esa terminación, alegando que no existe la muerte natural, porque el hombre es capaz de dominar en parte a la naturaleza. En el fondo lo que late es un afán de dominio sobre el ser humano y su vida, reeditando las imposiciones de las más atroces tiranías que han existido a lo largo de la historia", advertía.
Y concretaba sobre la ley de aborto española de 2009: "El refinamiento del mal que esta ley conlleva lo podemos ilustrar al ver que la norma que el Parlamento español ha aprobado (con el imprescindible y vergonzoso concurso de un partido como el PNV que se dice cristiano) supone desproveer del derecho a vivir a un feto de 14 semanas, que tiene sus órganos formados, que se mueve y percibe estímulos".
De las mayores autoridades en microbiología en España
Licenciado en Farmacia y Ciencias Químicas en la Universidad Complutense de Madrid, Nombela se doctoró en 1972 en la Universidad de Salamanca. En los siguientes tres años trabajó en la Universidad de Nueva York personalmente como discípulo del famoso Severo Ochoa (Nobel de Medicina en 1959) y en el Instituto Roche de Biología Molecular. Sería años después presidente de la Fundación Carmen y Severo Ochoa por designación testamentaria del Nobel.
El Nobel Severo Ochoa, sentado, con sus discípulos en Nueva Jersey en 1974... entre ellos vemos a César Nombela.
Tras su regreso a España, ingresó en el Instituto de Microbiología Bioquímica del CSIC, organismo del que sería presidente entre 1996 y 2000. Durante su mandato, tuvo que hacer frente a la crisis ecológica desencadenada en Aznalcóllar, tras un vertido de lodos tóxicos en el parque nacional y Natural de Doñana causado por la rotura de su balsa minera.
Dirigió desde 2001 la primera cátedra extraordinaria de Genómica y Proteómica de la universidad española. Fue autor de más de 140 trabajos de investigación original y director de más de 25 tesis doctorales.
Fue académico de número de la Real Academia Nacional de Farmacia, presidente del Consejo Nacional de Especialidades Farmacéuticas y de la Federación Europea de Sociedades de Microbiología, entre otros organismos. En España, fue presidente del Comité Asesor de Ética en la Investigación Científica y Tecnológica (2002-2005). En el año 2013 fue nombrado rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, cargo que dejó en 2017. Desde entonces, ya con 71 años, el microbiólogo se dedicó a una intensa labor de divulgación científica, atendiendo a la prensa y en actos relacionados con la ciencia y la bioética.
Nombela, microbiólogo, citando al físico Schroedinger...
Promesas venenosas: las células embrionarias y la eutanasia
Hacia 2007, cuando estaba de moda prometer todo tipo de supuestos avances usando células madre embrionarias -hoy, quince años después, se ve que aquello quedó en casi nada- él ya dudaba desde diversas publicaciones de toda esa propaganda y además indicaba la inmoralidad de destruir individuos humanos en sus primeras fases para obtener de ellos células y órganos (por ejemplo, en la Sección Ciencia de ‘Tribuna Complutense’ el 29 de mayo de 2007).
Nombela también criticaba los intentos de justificar la eutanasia, y en esa línea firmó en 2008 con otros científicos el ‘Manifiesto por la dignidad de la muerte natural’, que declaraba «ética y moralmente reprobables» la eutanasia y el suicidio asistido. El manifiesto pronto consiguió 5.000 firmantes. Criticaba también la «obstinación terapéutica (o encarnizamiento terapéutico) hasta extremos injustificables para la práctica médica» y defendía el desarrollo de los buenos cuidados paliativos.
‘El Estado debe proteger la vida incluso cuando su titular parezca no darle valor’ recogía el manifiesto, diciendo también sobre la vida humana que es "inviolable por su dignidad intrínseca, que no puede estar sujeta a gradaciones, ya que es universal, independiente de la situación de edad, salud o autonomía que se posea, y está radicalmente vinculada a los derechos humanos fundamentales".
No sólo mantenía firmes convicciones en temas de bioética, sino también en políticas educativas. Aún en abril de 2022 escribía en un digital sobre "las consecuencias nefastas del sistema autogestionario de gobierno de las universidades españolas. Me referiré sólo a la endogamia en la selección del profesorado. Las posibilidades de que las universidades incorporen nuevo talento académico, procedente de otras instituciones, es prácticamente nula".
Ciencia, fe... y la Resurrección
En 2010, consultado por el periódico El Mundo, explicaba: "La ciencia puede explicar muchas preguntas propias de su competencia, pero probar la existencia de Dios es otro terreno".
Como científico y creyente, Nombela decía "aplicar la ciencia en todas las situaciones racionales; pero no es irracional creer que existe un Creador que dio lugar a las mismas leyes de la naturaleza y que da respuesta a las preguntas de la existencia humana". Y añadía, según el diario: "El darwinismo describe la evolución, pero no excluye la existencia de un Creador inicial".
En esas fechas Nombela escribía así en ABC: "La Ciencia no nos traerá la respuesta para la pregunta fundamental sobre el sentido, porque el quehacer científico solo se puede centrar en el cómo es la realidad, no en el porqué ni el para qué. Sin embargo, el conocimiento racional de la realidad, para el que estamos dotados, es un impulso escrito en nuestra propia naturaleza. Hacer Ciencia no es jugar a Dios, sino responder a un imperativo que nos lleva a conocer, como base para obrar bien, en actitud de responsabilidad con la naturaleza, y respetando la dignidad de nuestros semejantes.
En 2018 escribió un artículo titulado "Ciencia y religión: dos senderos en busca de la verdad" (Fe y Libertad, Vol. 1, Nº 2).
Allí afirmaba: "Ciencia y religión, he aquí dos tareas, dos ámbitos para el ejercicio de algo que es profundamente humano, dos senderos de búsqueda para saciar las ansias por la verdad que están inscritas en nuestra propia naturaleza. También, ¿por qué no decirlo?, dos territorios en los que algunos creemos poder encontrar una auténtica armonía –la que se basa en la búsqueda honrada de la verdad– mientras que otros se empeñan en su mutua exclusión".
El 8 de abril de 2010 , en pleno Tiempo Pascual, en el semanario Alfa y Omega desvelaba de manera sencilla de dónde sentía que le venía la fuerza.
"La Resurrección de Cristo es lo que da sentido a mi vida…La mejor noticia. La única importante. Significa que mi vida tiene sentido, como lo tiene mi libertad; es un don que debo merecer. No estamos abocados ni al vacío ni al absurdo, sino a la esperanza. La justicia histórica se consumará para todos. Y no desde las estrechas categorías de un sentir meramente humano, sino desde la redención que brota del corazón de Dios, Padre Bueno que ha querido hacerse presente en la Historia del Hombre. Es proyecto, presencia e invitación que requiere una respuesta libre y comprometida, con toda una vida para hacerla realidad", proclamaba.
Esta es la esperanza confiada a la que muchos le entregan hoy en oración.
La verdad, la ciencia y la ética explicadas en 4 minutos y medio.