El milagro fue ampliamente constatado científicamente. ZENIT pudo hablar en Roma con el médico encargado por los obispos de Costa Rica, Mariano Ramírez Carbajal, encargado de certificar el milago, que explicó qué vieron los médicos antes y después del milagro.
-Me eligieron por ser el médico de mayor experiencia, por ser el más viejo. En el caso de esta señora, los aneurismas cerebrales que le habían sido diagnosticados en el hospital Calderón Guardia de Costa Rica desaparecieron espontáneamente.
-Después de ver los exámenes a los parientes le dijeron: “Llévenla a su casa porque no hay nada que hacer”. Además en Estados Unidos, México y Costa Rica dijeron “es inoperable” y si procedían terminaba en estado vegetativo.
-El margen de duda es cero, en mi experiencia nunca he visto una curación espontánea de aneurisma, sí muchas muertes por aneurismas. Existen curaciones con una cirugía aunque en este caso por encontrarse el problema en la base del cerebro no era posible.
-No, y por esto estamos aquí. Y por ello la Iglesia lo ha aceptado.
-El neurocirujano Alejandro Vargas, del hospital Calderón Guardia, el día de la entrevista con la comisión del proceso, de la cual yo hacía de ´abogado del diablo´, nos explicó la fisiología y la etiopatogenia y nos enseñó las imágenes y exámenes, los positivos con la patología y los negativos cuando se ve todo normal. Y el neurocirujano indicó que no existe explicación ante este hecho.
-Se moría la paciente, no se sabe cuando pero sí que antes o después se moría. Tengo una paciente con un aneurisma de la yugular desde hace varios años y aún está viva.
-Se puso a llorar, pero ella tuvo confianza en Juan Pablo II porque el primero de mayo había sido la beatificación y escuchó su voz, ¿pero quién le iba a creer eso?
-No, absolutamente no la hay. Las imágenes de la artereografía señalan el trayecto de todas las arterias cerebrales, porque sea el Tac que la resonancia magnética no enseñan los trayectos arteriales. Después le hicieron otra arteriografía aquí en el Gemelli. Y no hay ninguna evidencia que se haya vuelto a formar nada ni los rastros de la misma.
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