El biólogo Francisco Ayala reivindicó el miércoles 10 de julio que la ciencia y la religión son dos "ventanas" que, aunque ofrezcan visiones distintas de un "mismo" mundo, no tienen que ser contradictorias y pueden complementarse en muchos sentidos.
Con esta defensa de la compatibilidad de ambas disciplinas, Ayala ha cerrado el discurso con el que ha ingresado este miércoles en el claustro de doctores Honoris Causa de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Desde su punto de vista, lo que se ve desde esas dos ventanas de ciencia y religión es diferente, pero "no tiene que haber contradicción, porque al fin y al cabo, es un mundo único" al que miran y se pueden complementar "en sentidos muy importantes".
El científico, que ha recibido los atributos de doctor de manos del rector de la UIMP, el también biólogo César Nombela, ha reconocido que el conflicto entre ciencia y religión, sobre todo en lo que respecta a la teoría de la evolución, existe en la mente de muchas personas.
Sin embargo, ha recalcado que la teoría de la evolución es algo "bien establecido", que la propia iglesia empezó a aceptar bajo el pontificado de Pío XII.
Y ha recordado que también, algunos de los "grandes padres de la iglesia", como San Agustín, ya decían que la Biblia "no es un libro de ciencia".
Pero del mismo modo, Ayala piensa que la ciencia "no tiene nada que afirmar ni negar sobre la existencia de Dios", porque es algo que la trasciende y que "está fuera de su competencia".
Al igual que el profesor Ayala, el rector de la UIMP ha rechazado que ciencia y religión tengan que ser contradictorias y, de hecho, ha opinado que "muchos de los conflictos históricos" entre ambas no son "propiamente tal", sino consecuencia del uso que "determinadas instancias de poder" han intentado hacer de ellas "en beneficio propio".
Nombela, que ha sido el encargado de pronunciar la laudatio y repasar la trayectoria de Ayala, ha opinado que la ciencia y la religión "pueden representar dos senderos de búsqueda para saciar las ansias de verdad" que están inscritas en la propia naturaleza humana, dos caminos, a su juicio, en los que se puede encontrar "una auténtica armonía", aunque algunos propongan su "mutua exclusión".
El rector de la UIMP ha ensalzado la capacidad de la ciencia para transformar la realidad, pero también ha incidido en la necesidad de "encauzar" ese poder dentro de "un marco de referencias éticas, porque su utilización correcta no está garantizada".
Se ha referido, en especial, al campo que se abre con el avance de la genética y ha apelado a la bioética y la necesidad de "valorar la moralidad de actuaciones intervencionistas sobre la vida humana".
En su opinión, la referencia tiene que ser la "dignidad" y se debe "seguir teniendo en cuenta cuando la ciencia actual trata de calibrar sus actuaciones futuras".
En este acto de investidura de Francisco Ayala como doctor Honoris Causa de la UIMP, el científico ha estado arropado también por el rector de la Universidad de Cantabria , José Carlos Gómez Sal; el delegado del Gobierno en la comunidad, Samuel Ruiz; el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, representantes de la sociedad cántabra, y familiares y amigos.
Gómez Sal ha puesto a Ayala como ejemplo de la capacidad de España para generar científicos importantes y ha animado a seguir trabajando para salir adelante pese a las dificultades que atraviesan en este momento la ciencia y las universidades.
Con la investidura como doctor Honoris Causa de la UIMP, Francisco Ayala (Madrid, 1934) suma un nuevo reconocimiento a una trayectoria en la que ha trabajado en diversas universidades, ha publicado 40 libros y más de 1.000 artículos científicos, y ha presidido entidades como la Sociedad para el Estudio de la Evolución o la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.
El biólogo, actualmente profesor en la Universidad de Irvine (California), ha recibido además numerosas distinciones, entre ellas, el Premio Templeton (2010), que reconoce a personas que hayan contribución a la afirmación de la dimensión espiritual de la vida.
Galería de fotos de la ceremonia en la UIMP