Los biblistas, teólogos e historiadores que han participado en el Congreso Internacional sobre «Los últimos años de la vida de Pablo» han concluido que hay muchas posibilidades de que el apóstol San Pablo viviera sus últimos días exiliado en Hispania, en la antigua ciudad romana de Tarraco, la Tarragona actual.
El congreso, organizado por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Fructuoso e impulsado por la Facultad de Teología de Cataluña (FTC) y clausurado el pasado fin de semana, publicó este miércoles 3 de julio de 2012 las conclusiones de sus debates y trabajos, en los que han participado una treintena de profesores de universidades y facultades de Teología de Europa y de EE.UU.
Los expertos que, según los organizadores, representaban una buena parte de los mejores especialistas de todo el mundo, tanto del ámbito anglosajón y germánico como del mundo latino, coincidieron en señalar que San Pablo es el personaje «más influyente y el más conocido» de los primeros tiempos del cristianismo.
Gracias al libro de los Hechos de los Apóstoles, y sobre todo a sus propias cartas, los historiadores religiosos han podido reconstruir parte sus principales actividades como anunciador del Evangelio en diversas regiones del Mediterráneo nororiental.
También han constatado a través de estos escritos «su profunda labor de reflexión pastoral y teológica, que lo convierten en el primer gran pensador cristiano», apunta el documento hecho público por la organización.
Aunque las informaciones sobre la última etapa de la vida de San Pablo son muy escasas, los Hechos de los Apóstoles cuentan que Pablo fue detenido en Jerusalén y, tras varias peripecias, llegó como prisionero a Roma, donde vivía en un régimen de libertad condicional a la espera de ser juzgado por el emperador. El relato se detiene aquí y, aparentemente, no hay más datos en todo el Nuevo Testamento sobre el final de la vida del apóstol.
La tradición posterior habla de su martirio en Roma en tiempos del emperador Nerón. «Todo ello hace que resulte atractivo observar esta etapa culminante y tan desconocida de la biografía de Pablo, para intentar averiguar algún dato más», ha explicado el biblista Agustí Borrell, profesor de la Facultad de Teología de Cataluña.
Para reconstruir los últimos años de la vida del apóstol Pablo, los expertos han hecho una aproximación multidisciplinar, han analizado datos bíblicos, evidencias arqueológicas, fuentes literarias de los primeros siglos —textos apócrifos y patrísticos, autores judíos y romanos—, e informaciones sobre derecho romano en el siglo I.
Según Borrell, tras los estudios ha tomado cuerpo la posibilidad de que San Pablo hubiera llegado a Tarragona.«Es evidente que esta era su voluntad: en la Carta a los Romanos, el apóstol explica su firme intención de llevar el Evangelio a Hispania, después de pasar por Roma. Sus planes se vieron trastocados cuando fue detenido en Jerusalén. Esto retrasó, pero no impidió, su llegada a Roma. El interrogante es qué sucedió después», según explica el documento de conclusiones.
Los expertos también han concluido que «una posibilidad que no debe descartarse es que fuera enviado al exilio y que su destino, quizás elegida por él mismo, fuera la ciudad romana de Tarraco».
El testimonio más antiguo que se conserva sobre el final de la vida de Pablo, la Primera carta de Clemente a los Corintios, escrita a finales del siglo I, dice que Pablo fue exiliado, y también que llegó «hasta el límite de Occidente», lo que los historiadores interpretan como «la realización efectiva de su proyectado viaje a Hispania».