Su trabajo les hace mirar literalmente al cielo y allí además de ver el sol y las estrellas han percibido a Dios. Es el caso concreto de dos astronautas de la NASA que han participado en importantes misiones espaciales con el Atlantis y que se han encontrado con Dios viendo desde el espacio la maravilla de la Creación.

Estos dos astronautas son los norteamericanos Mike T. Good y Mike Massimino. Ambos católicos han llevado su fe hasta lo más alto: el espacio exterior. Los dos son auténticas estrellas mediáticas en EEUU, tienen miles de seguidores en las redes sociales y dan numerosas conferencias. Y siempre que pueden muestran a Dios a través de las cosas creadas por Él y de las que ellos han sido unos privilegiados observadores.

El coronel Mike Good asegura con convencimiento que “dicen que no hay ateos en las trincheras, pero probablemente tampoco los haya en los cohetes espaciales”. De hecho, la fe es algo muy común en la NASA y está muy vinculada a su historia.

Este astronauta que ha estado dos veces en el espacio con el Atlantis, una de ellas en la misión con el telescopio orbital Hubble, afirma que su fe se ha visto fuertemente fortificada por las vistas que ha podido observar desde la Estación Espacial.


Algo muy similar le ocurrió a su compañero Mike Massimino, con quien compartió misión espacial. En una entrevista le preguntaron que describiera lo que era estar en el espacio. Confesó que “yo soñaba con ser astronauta cuando era niño. Tenía seis años cuando Neil Armstrong caminó por primera vez en la luna. Pero la visión de la Tierra…es ¡tan impresionante ver la Tierra desde el espacio! Podemos ir a los simuladores pero no hay nada que te pueda preparar para lo que tus ojos verán realmente cuando se trata de la belleza del espacio y la belleza de la Tierra”.Intentando explicar lo que sintió afirmaba que “no puedo describirlo con palabras pero puedo decir cuáles eran mis pensamientos. Cuando en la caminata espacial pude mirar el primer pensamiento que vino a mi mente fue que ‘si estuviera en el Cielo, esto es lo que vería’. Y entonces la idea que la reemplazó fue ‘no, es más bello que eso. Esto debe ser similar al Cielo’”.

Massimino asegura que la oración es algo muy común entre los astronautas. “Recé mucho para que todo funcionara y realmente me hizo sentir más cerca de Dios”, dijo este fiel de la parroquia de Santa Clara de Asís, la más visitada por los católicos de la NASA. Como curiosidad, cabe recordar que en su viaje espacial llevó una bandera del Vaticano y una foto de Benedicto XVI, que luego le mostró al mismo Papa.


Ser católico también ha ayudado sobremanera al coronel Good, que cuenta orgulloso en una entrevista cómo fue criado en la fe, lo que le ha servido en su meteórica carrera. “Mi padre era católico y mi madre se hizo cuando se casaron. Yo era uno de sus seis hijos y todos íbamos a la iglesia y a las catequesis”.

Ya como astronauta le preguntaron cómo ve él el cielo y el infierno. “De niño –cuenta- yo creía que el cielo estaba arriba y el infierno abajo. A medida que nos hacemos mayores nos damos cuenta de que no se puede describir en términos terrenales. Nada de lo que tenemos aquí se irá con nosotros –ni nuestras posesiones, ni nuestras listas de tareas, nuestras preocupaciones o nuestros dolores. Es por eso que Mateo nos dice en el Evangelio que no hay que preocuparse por el mañana”.


La fe ha sido una fuerza de impulso en la historia de la NASA. Y es que los empleados de la agencia aeroespacial estadounidense llenan los bancos de las iglesias cercanas al Centro Espacial Johnson. La iglesia presbiteriana Webster es conocida como la “iglesia de los astronautas” mientras que en la parroquia católica de San Pablo aparecen imágenes del telescopio Hubble en sus vidrieras en honor a algunos de sus feligreses. Así, el cardenal Daniel DiNardo llegó a decir que “la Archidiócesis de Galveston-Houston tiene un aprecio muy especial por todas las personas que trabajan en el programa especial”.

Esta religiosidad es un hecho. El mismo portavoz del Centro Espacial Johnson, asegura que “la NASA no provee los recursos espirituales pero objetos religiosos como cruces, biblias, iconos, oraciones se encuentran entre los objetos personales más comunes llevados al espacio”. Es por ello por lo que “muchos compañeros astronautas llevan música cristiana, crucifijos, reliquias e iconos de los santos”, dice Mike Massimino.


Uno de los responsables de la iglesia de San Pablo afirma que la gente de la NASA “tiene una posición que los sacerdotes no tienen porque pueden hablar de la gloria de la creación de Dios vista desde el espacio”.

Del mismo modo, el padre Brendan Cahill, exrector del Seminario de Santa María en Houston avala esta postura y añade que “la Iglesia está muy abierta a los descubrimientos científicos, y la Biblia nos da una guía para interpretar lo que la ciencia descubre”. Por este motivo, agrega que “Dios ha creado al ser humano con  conocimiento y con la curiosidad de hacer esto, ir al espacio. Esto reafirma nuestra fe católica”, es decir, universal.