Por mucho que se quejen, nada parece convenir más a un hombre que el matrimonio. Diferentes estudios ya han comprobado que los varones que han pasado por el altar tienen mejor salud y mejor calidad de vida. Pero no solo eso. Además, se ha comprobado que se meten menos en problemas y llevan a cabo menos conductas agresivas o ilegales. No quedaba claro, sin embargo, si esta asociación era una consecuencia de mantener una relación estable o si, por el contrario, los hombres menos «peligrosos» y más integrados tienen, simplemente, más probabilidades de casarse. Una nueva investigación realizada con pares de gemelos por una científica de la Universidad Estatal de Michigan en EE.UU. -sí, la autora del estudio es una mujer-, cree que las dos respuestas son válidas. Todas las claves aparecen publicadas en la revista Archives of General Psychiatry.
La genetista Alexandra Burt y sus colegas han descubierto que los hombres más integrados y con menos tendencia a incumplir las leyes son más proclives a terminar con un anillo en el dedo. Por si fuera poco, una vez que ya han dado el sí, su buen comportamiento se refuerza, y el matrimonio parece inhibir aún más las malas ideas. «Generalmente, el matrimonio es bueno para los hombres, al menos en la medida en que reduce el comportamiento antisocial, pero los datos también indican que quien se casa no lo hace por azar», señala Burt.
Para descartar los efectos de los genes en estas asociaciones, los investigadores examinaron 289 pares de gemelos varones. Los gemelos fueron evaluados en cuatro ocasiones: a las edades de 17, 20, 24 y 29 años. El estudio encontró que los hombres con niveles más bajos de conducta antisocial a los 17 y 20 años tenían más probabilidades de haberse casado a los 29 años (los investigadores se refieren al acto de contraer matrimonio como un proceso de selección). Nunca antes se había realizado una investigación así y nunca se había llegado a una conclusión semejante.
Además, una vez que los hombres están casados, las tasas de comportamiento antisocial se reducen aún más. Al comparar a un hombre casado con su gemelo idéntico que no lo había hecho, el casado, por lo general, mostraba una mejor conducta que el soltero.
Burt explica que es poco probable que el matrimonio inhiba el comportamiento antisocial de los hombres directamente, sino que el matrimonio es un marcador de otros factores tales como la vinculación social o el pasar menos tiempo con malas compañías. Otro factor que parece importante es la calidad de la unión. Cuando más estrechos son los vínculos entre los dos cónyuges, más fuerte es el efecto contra el comportamiento antisocial del varón. Una vez más, se demuestra que las mujeres son una buena influencia. Lo dice la ciencia.