Año del Señor 2020
30 de mayo
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
NUEVAS SENSACIONES
El otro día le escribía a un amigo lo extraño que se me hace mi oficio en el torno últimamente. Atiendo a quien llama a la puerta, pero, como todos vamos con mascarilla, ¡no le ves la cara!
No sabes si quien está enfrente está serio o no, si sonríe, a penas puedes notar sus expresiones... Y de pronto, ¡descubrí que a ellos les pasará lo mismo conmigo!
Desde que comencé este oficio, siempre trato de acoger con mucho cariño a quien llama, pues quiero que sepan que son bienvenidos en la casa del Señor. Y me gusta recibir con una gran sonrisa... que ahora queda completamente oculta tras la mascarilla.
Le decía al Señor que no me gustaba nada esta situación. Y entonces me hizo recordar un restaurante que se distinguía por... vendar los ojos a sus clientes. Tenían que comer sin ver nada. Aseguraban que así se apreciaban más los sabores, texturas, colores...
De pronto comprendí. En realidad, se trata de un reto: ya no llega una sonrisa que se queda en los labios; ahora hay que sonreír con todo el ser.
Los gestos, el tono de voz, la mirada... Creo que esta situación nos va a enseñar a estar mucho más pendientes de pequeños detalles, que ahora se van a volver muy importantes. El Señor nos invita a volvernos más sensibles para expresar y para percibir lo que los demás nos transmiten.
En el Evangelio no se nos dice nada de la sonrisa de Jesús (seguramente porque no hay palabras para describirla...); sin embargo, sí hay muchísimas referencias a su mirada: “puso sus ojos en él”, “le miró con cariño”...
A Jesús le encanta actuar con delicadeza, suavemente, casi sin ser notado... Él nos lleva a profundizar, para que, lo que hagamos, lo hagamos con todo nuestro ser: amar con palabras, con gestos, y hasta con silencios.
Él no se impone, no quiere impresionar con su grandeza; por ello es necesario entrenar la mirada para poder ver más allá, para descubrirLe. Para mí esta pandemia está siendo un auténtico entrenamiento: cuando pierdes lo llamativo (la sonrisa) encuentras todo un mundo de detalles (la mirada, los gestos) más sutiles, pero profundos y cargados de sentido.
Hoy el reto del amor es acoger a una persona, haciéndole sentir tu cariño y respeto. Cédele el paso a un desconocido en la calle o en el transporte, abre la puerta a quien veas cargado... Descubre oportunidades pequeñas de amar. Aunque no se vea tu sonrisa, ¡que tus ojos reflejen el Amor que Cristo pone en tu corazón! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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