Año del Señor 2020
11 de enero
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
PURA APARIENCIA
Los Reyes Magos me han traído un regalo muy especial: ¡calcetines! Siempre tengo los pies fríos, así que en mi carta se lo hice saber a Sus Majestades, que apuntaron el encargo.
Y, cuando abrí aquella caja... vale, no te lo voy a negar. Me llevé un susto impresionante. Los calcetines en cuestión eran suaves, pero tan finitos que parecían para verano.
Al compararlos con las medias que uso (unas medias gordísimas, que me merecen el apelativo de “pastorcita”) los calcetines eran de risa. Si no fuese porque en la caja ponía que eran térmicos, los habría guardado hasta primavera.
Pero, como no se puede juzgar lo que no se conoce, decidí hacer la prueba. Me los puse y... ¡qué maravilla! ¡Funcionan estupendamente!
Por lo que he investigado, el grosor de un calcetín puede ser importante, pero mucho más es el tipo de tejido; que no sea sintético, sino de algodón.
Este hecho me ha llevado a recordar una homilía que escuché hace muchísimo tiempo. El sacerdote comentaba que los cristianos “muchas veces nos sentimos los más pequeños”.
Es verdad. Es muy posible que a tu alrededor encuentres personas mucho más fuertes, o mejor preparadas, o con mayor capacidad de liderazgo... Notamos nuestras debilidades, y tal vez haya quien se ría. A veces nos sentimos unos calcetines finitos, incapaces de competir contra esas gruesas medias.
¿A quién no le sale decir “Señor, yo no puedo ser tu testigo aquí”?
Pero, ¡espera! Lo importante no es tu grosor, sino de qué material estás hecho. Si eres cristiano, eres criatura nueva, eres parte del Cuerpo de Cristo. “Estos no han nacido de la carne, ni de la sangre, sino de Dios”, dice san Juan. Su Espíritu habita en ti. Seguirás teniendo un tejido fino... pero con una fuerza que viene de lo alto.
Somos débiles, sí, pero Cristo actúa en nosotros. Su Amor nos llena y nos mueve, y, este Amor, incondicional, eterno... es el único capaz de calentar el mundo.
Recuerdo cómo terminó aquella homilía: “Sí, somos pequeños y pobres, pero conocemos el final de la Historia. Y, con Cristo, al final, ganamos”.
Hoy el reto del amor es poner calor en donde estés. Busca crear un ambiente cálido con una sonrisa, con un gesto de cercanía... Déjate amar por Cristo y, rebosando de su Amor, ¡no te canses de amar! Y, si te ves pequeño y pobre, recuerda que el Señor no elige a los capaces, sino que capacita a los elegidos.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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