Apenas llegado a República Dominicana de nuevo, con el ajetreo del viaje e instalarme no he tenido tiempo de glosar una noticia que ha aparecido en prensa recientemente.
La noticia, como no, tiene que ver con la evangelización, y en concreto con la creación del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que ha sido anunciada apenas hace unos días por Benedicto XVI.
Viendo la Iglesia actual y el inmenso legado de Juan Pablo II, a veces uno no puede dejar de preguntarse dónde ha quedado la Nueva Evangelización a la que tan profusamente se nos ha llamado por medio del Magisterio (cfr. ¿Por qué parece inexistente la nueva evangelización?)
Por eso, que un Papa a quien se ha querido caricaturizar de inmovilista y rígido- entre otras muchas lindezas- tenga la clarividencia de instituir dentro de la Iglesia un “departamento” dedicado a la Nueva Evangelización, es una noticia de lo más esperanzadora de leer.
Si preguntáramos a cada parroquia y comunidad cuál es su “departamento” de evangelización, y cuántos recursos humanos y divinos (trabajo y oración) invierten en él, creo que la respuesta mayoritaria sería que este “departamento” es inexistente.
Se predica sí, pero a convencidos- que no siempre convertidos- y prácticamente sólo los domingos, y se trabaja, muchísimo, en actividades pastorales, asistenciales y sacramentales…pero no basta. Y no lo digo afirmando que todo esto sea malo, sino que el problema es que, siendo buenísimo, no es suficiente.
Con tanto trabajo una comunidad puede parecer que bulle en actividad, pero es obvio que muchas comunidades se están muriendo de viejas…no hay celo evangelizador, ni cura pastoral por los alejados. Y no por maldad, ni por negligencia, sino por costumbre, porque estamos habituados a una iglesia que lo tiene todo hecho y no necesita salir afuera.
Creo que toda parroquia y comunidad cristiana tendría que examinar qué hace por comunicar el Evangelio a los de fuera, y no permitirse el lujo de contentarse con alimentar a los que ya tiene dentro.
Y quien dice parroquia, dice vicaría, diócesis, orden religiosa, movimiento y así hasta llegar hasta el Papa mismo…y por eso me gusta tanto esta noticia, porque si el Papa lo tiene claro, es de esperar que los que le siguen por debajo lo tengan también.
Por supuesto hay gente que se plantea estas cosas, y de hecho, basta leerse cualquier plan pastoral diocesano para ver que esta preocupación por evangelizar está más que plasmada en la teoría.
Pero una cosa es saberse la teoría y otra ponerla en práctica, y aquí obras son amores y no buenas razones.
Un ejemplo de esto es la diócesis de Solsona, con la que he tenido el privilegio de tratar bastante este curso, que ha fundado un departamento de Pastoral de los Alejados, siendo pionera en la materia. Tiene gente empleada en el tema, y se ha puesto en marcha buscando iniciativas y métodos que les ayuden a llegar a donde no llegan, y el Señor los está bendiciendo.
Decía un sacerdote con el que trabajo que la Iglesia Católica tiene muy claro, excepto en una cosa, aquello de " id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (Mateo 28:19-20)
Somos buenísimos en eso de “Ir” (estamos en todos los países del mundo). También somos buenísimos bautizando (bautizamos a todo bicho viviente, y si no que se lo digan a San Francisco Javier, por ejemplo)
Somos también muy buenos en repartir sacramentos, y la enseñanza de la Iglesia sobre los mandamientos es excelente.
Pero para este sacerdote el problema es que cojeamos a la hora de “hacer discípulos” y la Nueva Evangelización tiene precisamente que ver con hacer discípulos de Jesús, no con llenar iglesias, ni tampoco con mantenerlas.
Por eso Benedicto XVI una vez más acierta, demostrando que ser un intelectual profundo no está reñido con tener los pies en la tierra y darse cuenta de que la Nueva Evangelización necesita aplicarse en la práctica y para eso hay que dedicar recursos y personas.