Llega el descanso, procurando encontrar ese "lugar tranquilo", al que Jesús invitaba a sus discípulos en el Evangelio. Tiempo de recuperar fuerzas, ensanchar horizontes, enriquecer criterios, iluminar caminos. Tiempo para la oración más prolongada, para los encuentros más hermosos.
A vuela pluma, dejamos aqui este Decálogo para vacaciones, que bien pudiera servirnos de pauta para aprovechar más y mejor nuestro tiempo de descanso. Porque el descanso será siempre una hermosa invitación a nuevos descubrimientos, cerca o lejos de nosotros. Pero eso sí, sin olvidarnos de lo que es esencial, de ese alimento que nos hace avanzar con vida cada jornada.
1. Saluda el nuevo día con un ofrecimiento de obras, que te haga emprender la jornada con ilusión y optimismo.
2. Busca enseguida un hueco para la oración, a ser posible, ante el Sagrario de cualquier iglesia recoleta. Una oración que lleve el sello de "encuentro con el Señor", escuchando el rumor de sus palabras, la cercanía de su presencia, las mociones que, a buen seguro, alentará en el alma.
3. Dedica unas horas a un trabajo que comporte servicio y entrega a los demás. Descansar nos alejarnos del prójimo sino, olvidándonos incluso de los más cercanos. Todo lo contrario: hay que buscarles más, atenderles mejor, escucharles, comprenderles, amarles.
4. No te olvides de esos libros que tienes pendientes de leer: ensayos, biografías, novelas, historia... Toma buena nota de lo que lees, de lo que descubres, de lo que te ha impresionado más, de lo que te gustaría incorporar a tu vida.
5. Pasea plácidamente por los paisajes que más te gusten: playas, veredas, descampados... Contempla y saborea la naturaleza.
6. Mira el firmamento a distintas horas del dia y de la noche... A veces, pasa mucho tiempo sin que hayamos visto una estrella o la belleza incomparable de la luna llena, o la salida del sol en el horizonte...
7. Disfruta más de la familia, porque el descanso ofrece nuevas oportunidades para conocernos todos mejor, para saber lo que necesitamos y hasta lo que nos sobra en ocasiones.
8. Descubre nuevas amistades, -el verdadero amigo siempre es un gran tesoro-, que nos ilusionen, nos hagan reír y pensar, nos acompañen, nos entusiasmen.
9. Siembra gestos hermosos, obras de caridad, ayudas anónimas, no sólo con un donativo sino también con una palabra amable, con una sonrisa, con una orientación para emprender rutas nuevas.
10. Vuelve mejor de todos los descansos, más sereno, más dispuesto a caminar, más alegre, más generoso. Porque el descanso no es cruzarse de brazos sino abrirlos de par en par a Dios, a su obra creada, a nuestros hermanos...