Es otro legado más. No el menor. Cuando los Papas llegan al Cielo me los imagino rodeado por la corona de los santos y beatos que han subido a los altares durante su pontificado. Solo el grupo de los mártires españoles no es pequeño ni mucho menos... 530 compatriotas estarán esperándole a la puerta de los Cielos... puro cortejo junto a la Santísima Virgen, San José, San Juan Pablo II, San Benito... y tantos amigos que todos tenemos en el Cielo... Es un argumento piadoso pero es la Comunión de los Santos...
[El 1 de mayo de 2011 en la beatificación de Juan Pablo II hice esta fotografía. Benedicto XVI era capaz de recogerse absolutamente en medio de una multitud. Abajo besando la reliquia de su antecesor].
Siguiendo la estela de san Juan Pablo II los primeros mártires beatificados de la persecución religiosa en España, del periodo 1934-1939, durante el pontificado de Benedicto XVI fueron el Beato Josep Tàpies Sirvant y seis sacerdotes diocesanos de la diócesis de Urgell junto a la religiosa mallorquina Beata María de los Ángeles Ginard Martí. La ceremonia tuvo lugar el 29 de octubre de 2005.
Dos años después, el 28 de octubre de 2007, llegó la magna beatificación de 498 mártires (2 Obispos -Cuenca y Ciudad Real-, 24 sacerdotes diocesanos, 462 religiosos, 1 diácono, 1 subdiácono, 1 seminarista y 7 laicos) que pertenecían a 23 Causas. Si no me equivoco fue la última beatificación en Roma (a excepción de aquellos cuyas causas instruya la diócesis de Roma). Nunca olvidaremos aquellas jornadas. Toledo se presentó en Roma con 800 peregrinos... sus palabras desde el balcón fueron inolvidables.
El 23 de enero de 2010 fue beatificado en la Basílica de Santa María de Mataró (Barcelona), el sacerdote diocesano Beato Josep Samsó i Elias, martirizado el 1 de septiembre de 1936.
El 17 de diciembre de 2011 en la Catedral de La Almudena de Madrid subieron a los altares el Beato Francisco Esteban Lacal, sacerdote profeso, y 21 compañeros de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Virgen Inmaculada. Los religiosos trabajaban en Pozuelo y casi todos fueron ejecutados en Paracuellos del Jarama (Madrid). Junto al grupo de Oblatos fue beatificado el seglar y padre de familia Cándido Castán San José, vecino del pueblo de Pozuelo, que fue detenido en su casa y llevado al convento para ser ejecutado “por su vivencia no disimulada de la fe católica”.
Así que el cómputo total de los mártires de la persecución religiosa española durante el pontificado de Benedicto XVI es de 530 mártires.
GRACIAS, Santo Padre. Gracias por todo... ¡también por nuestros mártires!