El decálogo del disenso ortodoxo al día de hoy, repartido a partes iguales entre lo que constituyó motivo de separación en su día, y aquéllos dogmas proclamados en la Iglesia Católica desde que las iglesias orientales se separaran, es el siguiente:
Primero. La primacía romana, probablemente, como teníamos ocasión de ver cuando relatábamos su historia, única y verdadera razón del cisma.
Segundo. En perfecta consonancia con lo anterior, la infalibilidad papal, primero porque conociendo la historia del cisma oriental, se entiende que no es aceptable para los orotodoxos, pero segundo porque fue establecida en el Concilio Vaticano I, en el que naturalmente los ortodoxos no participaron.
Tercero. El filioque, esto es, la procedencia del Espíritu Santo del Padre “y” del Hijo en Roma, frente al per filio, esto es, la procedencia del Espíritu Santo del Padre “por” el Hijo en Constantinopla, por lo que se refiere a la naturaleza de la Santísima Trinidad.
Cuarto. La celebración eucarística con pan ácimo en Occidente, con pan fermentado en Oriente.
Quinto. La comunión bajo una única especie de acuerdo con la teoría de la concomitancia, que los griegos no aceptan.
Sexto. La existencia del purgatorio, en el que los ortodoxos no creen, lo cual no carece de lógica cuanto quer, sin entrar en los argumentos favorables o contrarios a su existencia, la “conceptuación” del mismo en el ámbito romano es posterior al cisma constantinopolitano.
Séptimo. El canon de escritos bíblicos registra una pequeña diferencia con poca importancia, pero que ha de reseñarse, cual es la inclusión en el ortodoxo por el Patriarca Focio, de un Libro III de los Macabeos que Roma no recoge.
Octavo. En lo relativo a los dogmas marianos, los ortodoxos, a pesar de su bien conocida devoción por María, no participan en la elaboración de los dogmas católicos modernos, a saber, la Inmaculada Concepción, convertida en dogma de la Iglesia católica en 1855, y la Asunción de la Virgen a los cielos, convertida en dogma católico en fecha tan cercana como 1950.
Noveno. Diferencias rituales. Así, mientras los católicos celebran el bautismo por infusión, esto es, mediante el derramamiento de agua sobre la cabeza, los griegos lo celebran por triple inmersión; música e imágenes llevan a cabo distinta misión en el culto; la señal de la cruz, al revés que los católicos, la hacen los griegos de derecha a izquierda, por entender que la derecha fue la primera mano que le fue clavada a Jesús en la cruz.
Décimo. En lo relativo al celibato sacerdotal, existe una pequeña diferencia: si bien los casados católicos no pueden llegar a sacerdotes, los casados ortodoxos sí. Ello no obsta para que el sacerdote ortodoxo, una vez que es tal, no pueda casarse. Diríamos que el orden sacerdotal en el mundo ortodoxo consolida el estado civil, ora soltero, ora casado.
En un artículo previo, tuvimos ocasión de analizar las principales diferencias entre catolicismo y una de las adscripciones protestantes más importantes, la anglicana. Observará el lector que salvo en lo relativo a la primacía romana, las similitudes entre el cisma oriental y el cisma septentrional, o en otras palabras, el cisma ortodoxo y el cisma protestante, son muy pocas.
Personalmente, si me permiten expresarles mi opinión, soy de los que cree que, más allá de las cuestiones meramente "políticas" relativas a la cuestión de la obediencia a Roma -probablemente, después de todo, la más importante-, las cuestiones de fondo revisten mayor enjundia en las iglesias protestantes, -dentro de las cuales por cierto, la anglicana sea la menos radical y en consecuencia la más cercana al ámbito católico-, que en las ortodoxas.
En un artículo previo, tuvimos ocasión de analizar las principales diferencias entre catolicismo y una de las adscripciones protestantes más importantes, la anglicana. Observará el lector que salvo en lo relativo a la primacía romana, las similitudes entre el cisma oriental y el cisma septentrional, o en otras palabras, el cisma ortodoxo y el cisma protestante, son muy pocas.
Personalmente, si me permiten expresarles mi opinión, soy de los que cree que, más allá de las cuestiones meramente "políticas" relativas a la cuestión de la obediencia a Roma -probablemente, después de todo, la más importante-, las cuestiones de fondo revisten mayor enjundia en las iglesias protestantes, -dentro de las cuales por cierto, la anglicana sea la menos radical y en consecuencia la más cercana al ámbito católico-, que en las ortodoxas.
Extraído y adaptado del libro: “El cristianismo desvelado. Respuestas a las 103 preguntas más frecuentes sobre el cristianismo” Luis Antequera. Editorial EDAF, 2007.