De entre las formas posibles de hacer un periodismo deficiente y cainita, TIME las abrazó todas de forma absoluta y ciega en su último número de finales de mayo de 2010.
 
Quizá solamente The New York Times podría asemejarse a la forma desmesuradamente tendenciosa de inventar mentiras y vomitar calumnias. Y desde luego, como es costumbre en esa publicación, el objeto de su ámago fue la Iglesia católica, concretamente el Papa.
 
Redundando en lo ya fastidiosamente y falazmente redundado, TIME se va a la caza del Papa a propósito del tema de los abusos. Si ya de por sí su “periodismo” es todo, menos eso (al menos el religioso), está también fuera de lugar ese aire que se dan de “teólogos” a la hora de ahondar, según ellos, en la naturaleza del papado y su muy particular hipótesis y concepción de la relación papado-penitencia.
 
En ese ejercicio firmado por Jeff Israely y Howard Eoan, y al que morbosamente se le da una portada, salen a relucir cuestiones tan inverosímiles y carentes de eso que en el periodismo de verdad se llama “confrontar fuentes”. Hubiera bastado usar Google para estar un poco mejor informados.
 
Impresionante que en el artículo central de una publicación de la “altura” de TIME se dé tal cabida a tantas citas y fuentes anónimas: “un alto funcionario del Vaticano prevé”, “funcionarios señalan”, “dice un veterano observador del Vaticano”, “varios bien situados funcionarios del Vaticano han planteado”, “fuentes del Vaticano”; significativo que la suposición se convierta en convicción y quede reflejado en la imposición de un “dogma” al que no se podría apelar; caóticas las definiciones y amañadas las palabras para hacer sentir rechazo y manipular el sentimiento y prejuicio de los lectores; sospechosas las fuentes utilizadas para redundar en lo que hace dos meses se ventiló masivamente en los medios (precisamente en esos que cita TIME: The New York Times y Associated Press), con serias consecuencias de desprestigio para los mismos por las quimeras vertidas en sus espacios (eso lo tratamos en otro ).
 
Jeff Israely y Howard Eoan pudieron haber tenido la delicadeza de leer la carta del Papa a los irlandeses para expresarse con conocimiento de causa sobre el Pontífice y sus declaraciones; o al menos considerar otras fuentes que las de medios ya desacreditados en este tema.
 
Ciertamente el lanzamiento del dardo ponzoñoso de sus diatribas pseudo periodísticas no apuntan a la búsqueda de la verdad sino otra vez a la caza de Joseph Ratzinger y al desprestigio tan ansiado y, curiosamente, no logrado de la Iglesia católica.
 
Lo dejan ver en sus afirmaciones, en sus deseos de una iglesia democrática, sin celibato, abierta a la bendición de la homosexualidad… Gracias a Dios, ésta es Su Iglesia y no la de TIME.