En la Iglesia, hay muchas voces honestas que ponen sobre la mesa puntos a considerar para mejorar en temas como la coherencia, el trabajo con los más necesitados, la pastoral o el desarrollo teológico, de modo que la apertura resulta importante para crecer y seguir madurando; sin embargo, a veces, el autor o conferencista invitado propone cosas que no han funcionado. Por ejemplo, cuando algunos teólogos alemanes quieren decir lo que debe hacerse y lo que no en el vasto territorio de la Amazonia. La Iglesia en Alemania pasa por una crisis inédita en el número de bautizados. Lo anterior, en gran medida, por seguir esas voces que pertenecen a 1968 y no al 2019. Recomiendan lo que no funciona. El sínodo de la Amazonia es un punto importante que refleja el cuidado pastoral del Papa Francisco hacia una región que lo necesita. De ahí la importancia de que no se importen ideas pastorales que, lejos de evangelizar, han vaciado parroquias. Por ejemplo, posturas como abolir el celibato o relativizar temas vinculados con la cultura de la vida. Si en casa no les ha funcionado, ¿por qué intentar aplicarlo en una región tan distinta?
Es cierto que la Iglesia en Alemania ha sido un punto de apoyo muy grande para muchas zonas de pobreza en América Latina, lo cual, es digno de agradecer, porque su aporte material es un respiro para miles de personas; sin embargo, dicha ayuda no significa que pueda ser llevada a un discurso teológico extraño al magisterio eclesial. Si, por el contrario, la Iglesia en Alemania estuviera repleta de jóvenes evangelizadores se aceptaría de muy buena gana que dieran ideas para la Amazonia y el resto de la Iglesia universal; sin embargo, la realidad es diametralmente distinta. Esto tampoco significa que todos los católicos alemanes piensen como los teólogos descritos en el primer párrafo. Sería un error afirmar semejante disparate. Basta recordar el buen ejemplo que ha dado el arzobispo de Colonia, Mons. Rainer Maria Woelki, al hacer un llamado para acatar la reciente carta que el Papa Francisco les hizo llegar a los obispos (de Alemania) y en la que expresó sus preocupaciones sobre el rumbo que ha ido tomando la Iglesia local.
Por lo tanto, escuchemos las voces pastorales que enriquecen la misión de la Iglesia, pero no aceptemos o copiemos aquellas que han demostrado una y otra vez que, lejos de llevar a las personas a encontrarse con Dios, más bien las han desanimado hasta generar una distancia considerable. No recomendemos lo que a todas luces ha fallado. En dado caso, ponerlo como ejemplo de lo que no se debe hacer. Vale la pena escuchar a los hombres y mujeres de la Iglesia que, con su ejemplo, han sabido responder a los retos actuales en la línea de Jesús y no de las ideologías.